Un nuevo espacio cultural con vistas privilegiadas

Los colectivos y las instituciones podrán utilizar la terraza del monumento para conciertos o presentaciones de libros

Un turista contempla el Puente Romano y la Mezquita.
Un turista contempla el Puente Romano y la Mezquita.
Á. R.

07 de octubre 2008 - 01:00

De cárcel a cuartel, de colegio a museo. Y ahora también espacio cultural con vistas privilegiadas. La torre de La Calahorra ha estado sujeta a continuas transformaciones a lo largo de su historia y, de ser en sus orígenes una puerta de un solo cuerpo para acceder al Puente Romano, llegó a convertirse en fortaleza defensiva en el siglo XIV y, a mediados del XX, en pieza monumental.

Pero el paso de los siglos jugó en contra de la torre que, atenazada por el tráfico, tomó un color negruzco del que por fin se ha liberado. Ahora, además, La Calahorra ha abierto su terraza para convertirse en un nuevo espacio cultural, donde los colectivos particulares y las instituciones podrán organizar desde pequeños conciertos a presentaciones de libros. Algunos privilegiados pudieron ayer subir por las escaleras de caracol enmoquetadas y asomarse a este mirador, en el que los responsables políticos -el consejero de Vivienda, Juan Espadas; la alcaldesa, Rosa Aguilar, o la delegada del Gobierno, Isabel Ambrosio- no quisieron perderse la foto.

Desde las almenas, la vista se abre hacia el Guadalquivir con la silueta de la Mezquita de fondo: "Es una estampa preciosa. Hay muy pocos lugares que ofrezcan esta mezcla de monumentalidad y naturaleza", destacó Manuel Abal, un gallego que ayer estuvo de visita en la ciudad.

Atrás quedó ya la polémica sobre el granito rosa utilizado como pavimento en el Puente Romano, o por la estética de las papeleras, los bancos y las farolas: "No creo que desentone ningún elemento. Todo está en su medida", razonó Pilar Morales, una visitante de Madrid a quien le costó imaginarse el tráfico junto al monumento.

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