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La relación de personas fallecidas en la capital cordobesa se ha incrementado en casi un 10% en el último año. Este es uno de los datos incluidos en el informe de gestión anual de la empresa municipal de cementerios de Córdoba (Cecosam), que recoge que a lo largo del pasado ejercicio de 2022 en la ciudad murieron un total de 3.245 personas. Se trata de una cifra, según añade el mismo documento, que alcanza el máximo de la serie histórica desde 2011.
De hecho, continúa el informe, desde que hay registro de datos la evolución ha sido del 25,2%, al pasar de los 2.564 fallecidos en 2011 hasta los citados 3.245 del año pasado. Es decir, que en términos de crecimiento de fallecidos porcentuales es el segundo máximo incremento de la serie.
Pese a estos datos, Cecosam pierde cuota de mercado y apenas gestionó el año pasado el 43% del total de defunciones, frente al 79% de las de 1999. Hubo 1.050 inhumaciones (enterramientos clásicos) y 355 cremaciones.
La memoria de Cecosam hace referencia al incremento del número de cremaciones registradas durante el año pasado, que se acercaron a su máximo histórico de las 365 del año 2012. En este punto, el informe subraya que este tipo de enterramiento en la ciudad se acerca ya al 70% sobre la inhumación clásica de cadáver. Y es que el coste de una cremación es más barato que el de un entierro, por eso se ha registrado este notable aumento.
Desde la empresa municipal de cementerios también destacan que en el primer cuatrimestre del año se registró una caída del 24,3% en el número de cremaciones realizadas hasta abril. Del mismo modo, han subrayado los diferenciales en los meses de mayo y octubre, al incrementarse la actividad un 80% y un 60%, respectivamente.
Por su parte, las incineraciones en Cecosam han registrado una tendencia a la baja y reconoce que se trata de una práctica que está en "desuso". No en vano, la media de incineraciones es de 2,25 al mes, muy lejos de las 30 de media mensuales que se practicaron en 2015. A lo largo del año pasado se llevaron a cabo un total de 27, lo que representa una caída del 23% respecto a 2021, con lo que se situaron en números por debajo del mínimo histórico registrado en 2018.
Entre los procesos de incineración y cremacióni hay diferencias. Y es que la incineración, según fuentes funerarias, es el proceso de eliminación total por combustión, usado en diversos contextos, incluyendo la disposición de desechos orgánicos, mientras que la cremación es "el proceso específico de reducción del cuerpo humano a cenizas tras la muerte, realizado en un crematorio". El resultado final es el mismo, ya que son cenizas humanas que se entregan a la familia del fallecido.
Por otra parte, las inhumaciones realizadas durante el pasado año fueron 1.046, un 1,5% superior a las del ejercicio anterior, "siguiendo la leve tendencia alcista desde 2019, donde tocaron mínimo histórico con 1.009 inhumaciones de cadáver", relata el documento. Sin embargo, la media histórica sigue cayendo, estableciéndose en las 1.192 inhumaciones por año. Los meses con mayor punta de actividad en este servicio fueron enero (133), mayo (94), junio (92) y julio (90), con valores muy similares.
"La tendencia sigue hacia la baja de la elección de este tipo de servicio, el de la inhumación (32,35%), contra el servicio de cremación (67,64%). Esto nos da a entender hacia donde está evolucionando el sector y cómo deben tratarse los nuevos modelos de enterramiento", explica la memoria.
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