Las ocupaciones ilegales se extienden a Encinares de Alcolea y Encinarejo
Seguridad
Los vecinos denuncian que están desesperados ante una situación que genera miedo e inseguridad. La Policía incrementa la vigilancia y anima a los afectados a denunciar.
El intento de ocupación de vivienda que vivieron el martes -y relató ayer este periódico- los vecinos de la urbanización Azahara no es el único. El asalto de inmuebles vacíos en algunos bloques -la mayoría propiedades de entidades financieras- es un problema que se extiende a otras zonas, al menos a la urbanización Encinares de Alcolea y la Entidad Local Autónoma Encinarejo, según han denunciado sus vecinos y ha comprobado este periódico. Lo significativo de estas prácticas, según relatan los afectados, es que no se trata de ocupaciones protagonizadas por una familia en una situación social desesperada propia de la crisis económica, sino que son grupos organizados, de alrededor de medio centenar de personas, con fines distintos a la consecución de una vivienda digna. Se puede comprobar, además, en las imágenes y el vídeo.
Los residentes de Encinares de Alcolea viven en un continuo estado de "miedo y nerviosismo". El presidente de la asociación de vecinos, Ignacio Espino, mostró ayer su "impotencia" ante lo que consideró "una avalancha" de ocupas que viven desde el pasado lunes. La urbanización Encinares de Alcolea cuenta con aproximadamente 445 viviendas de las que alrededor de 25 están ocupadas. La mayoría se concentran en las calle Chatarrera y Quejigo y los episodios se suceden prácticamente todas las semanas. "Llegan entre 40 y 50 personas sin ningún tipo de reparos, con la patada en la puerta, ocupan la vivienda". Espino insistió en que "no es una familia que esté en una situación desesperada, porque en ese caso los vecinos incluso le echarían una mano, esto es cuestión de delincuencia", afirmó. El presidente de los vecinos recordó que en Semana Santa vivieron un episodio "muy complicado" cuando llegó un grupo de personas y lo mismo se volvió a repetir el pasado lunes. "Estamos desesperados porque se ha creado un efecto llamada y los vecinos no están tranquilos", insistió Espino, quien alertó de los problemas de "seguridad y salubridad" que se pueden generar, así como el miedo que tienen los vecinos y que no se les va del cuerpo.
El relato de los vecinos es demoledor. Algunos cuentan el modo de proceder de estas personas. "Llegan en grupos de tres o cuatro, revientan la cerradura y la cambian por otra. Ya al día siguiente vienen otra vez para ir metiendo sus enseres, porque tienen la llave", apuntaron. Los vecinos viven con miedo y así lo aseguraron ayer a este periódico. "Llegan en coches y amenazando a niños y a quien esté por delante, vivimos atemorizados". Los propietarios insistieron en que "no se trata de casos de emergencia social, sino que tienen otros objetivos. Roban puerta y ventanas y desvalijan la vivienda entera", relataron. Además, "tiran piedras y hacen candelas en el patio", lo que puede suponer un riesgo ya que el estado de abandono de los inmuebles ha provocado el crecimiento de rastrojos y las candelas pueden derivar en incendios cuando llegue la temporada de verano.
Algunos, añadieron, "vienen y hacen uso de las casas los fines de semana y después se van". "No recogen la basura y, aunque les hemos cortado la luz, ahora tienen grupos electrógenos. La entidad de conservación de la urbanización ha hablado tanto con la delegada de Alcaldía de Alcolea como con la Gerencia Municipal de Urbanismo, a quienes exigen una solución. Los vecinos además, han decidido denunciar a la entidad financiera que es propietaria de todas las casas ocupadas para poder poner fin a este problema. "Es penoso que esté pasando esto", lamentaron.
La Subdelegación del Gobierno y la Policía Nacional tienen conocimiento de esta situación. De hecho, varios vecinos han presentado ya denuncias por estos hechos. Desde la Subdelegación aseguraron que se ha incrementado la presencia policial en esta urbanización y, además, hicieron un llamamiento a los residentes para que trasladen los hechos a las fuerzas de seguridad puesto que, de lo contrario, los casos no se pueden derivar a la Fiscalía.
Encinarejo también está inmerso en una situación de inseguridad desde hace varios meses. El alcalde de la entidad local autónoma, Miguel Ruiz Madruga, mostró ayer su "indignación" ante un fenómeno que tiene también muy preocupados a sus vecinos. En estos momentos en la zona hay dos viviendas ocupadas que son propiedad de entidades financieras. Ruiz Madruga explicó que también se produjo un intento en una tercer inmueble, este ya de propiedad privada, aunque los asaltantes fueron detenidos por la Guardia Civil. Esto ha despertado el miedo entre la población. Algunos vecinos reconocieron que ya no se fían de permanecer mucho tiempo fuera de casa y, los que sólo usan su vivienda durante la temporada veraniega van y vienen los fines de semana "para darle vuelta y que parezca habitada".
Ruiz Madruga habló directamente de "mafias" que no son los que acuden a los Servicios Sociales y lamentó que desde la administración "se aliente e, incluso, se generen manuales de ocupación". "Esto genera mucha alarma social entre la población", lamentó.
Mientras tanto, en la urbanización Azahara se vivió ayer una situación de calma tensa tras lo vivido el martes, cuando cinco personas lograron entrar por la fuerza y causar destrozos en uno de los pisos, lo que obligó a actuar a la Policía. La promotora de las viviendas que aún quedan sin vender ha contratado seguridad privada para evitar más incidentes.
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