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12 de octubre | Día del Pilar
"La Guardia Civil es mucho más que los que solo vestimos con orgullo este uniforme", comenzaba entonando su discurso el coronel jefe de la Comandancia de Córdoba, Ramón María Clemente Castrejón. El patio principal de la casa cuartel estaba abarrotado de militares y civiles para conmemorar el Día de la Patrona del Cuerpo, la Virgen del Pilar.
Y seguía, ahora consiguiendo arrancar las primera lágrimas que se desprendían por debajo de las gafas de sol carey: "La Guardia Civil se compone de nuestras familias, que sufren nuestras continuas ausencias por razones del servicio y numerosos cambios de destinos; de los guardias civiles que nos precedieron, que están ahora en situaciones de reserva o retiro y que nos han dejado una de las instituciones del Estado más valoradas y eficaz en la lucha contra el crimen; y también se compone de los amigos, que nos apoyan de forma incondicional consiguiendo solventar problemas a los que no podríamos hacer frente por nosotros mismo. Por ello, vosotros sois también, sin duda alguna, la Guardia Civil".
Este jueves 12 de octubre, Día de la Hispanidad y de la Virgen del Pilar, se han impuesto siete cruces al mérito militar, 33 al mérito de la Guardia Civil, y cuatro placas de distinción a los servicios de seguridad ciudadana, servicio humanitario, conservación del medioambiente y y seguridad vial.
El sargento José Javier García Ramos -casi dos décadas en el cuerpo- ha sido uno de los condecorados por participar en la desarticulación de un grupo criminal especializado en robos con violencia en establecimientos de hostelería, naves industriales y salas de juego. Una banda con más de 60 hechos delictivos, que ha requerido de una estrecha colaboración con la Europol para ser desmantelada. "Es una satisfacción muy grande", reconocía el sargento, orgulloso de pertenecer a la Guardia Civil. Con la medalla clavada al traje y conteniendo las lágrimas compartía su dedicatoria delante de los medios: "a mi mujer y a mi hija Alejandra que está en camino, porque son mis fortalezas y las personas a las que en mitad de la noche abandona uno para cubrir esas necesidades de servicio".
El sargento Román Fernández Ruz también colgaba la medalla por su implicación en la operación Troleo contra un grupo organizado de tráfico ilícito de vehículos (10 detenidos, tres de ellos en la provincia de Córdoba por delitos de robo, blanqueo de capitales y contra la Hacienda pública). Ocho años después de ingresar en el cuerpo recibía su primera condecoración mostrándose "muy orgulloso".
El doctor José Sáez recibía la Cruz de la Orden al Mérito Civil con distintivo blanco de manos del consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública, José Antonio Nieto, concedida por la Guardia Civil por su labor como director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (Imlcf) de Córdoba.
Nieto ha puesto en valor la dilatada experiencia del doctor Sáez como forense y la "importante ayuda que prestan los Institutos de Medicina Legal en la investigación de actos delictivos, así como en la identificación de los responsables para enjuiciarlos con pruebas suficientes para lograr una sentencia condenatoria".
El patronazgo de la Virgen del Pilar no se remonta a su fecha de creación en 1844, sino 20 años más tarde, cuando un capellán destinado en el colegio de huérfanos de Valdemoro (Madrid), colocó una imagen de la Pilarica en la capilla e introdujo a los jóvenes alumnos en la devoción a la virgen. De los guardias de Valdemoro se fue extendiendo la devoción por toda la geografía española, hasta que en 1913 el rey Alfonso XIII firmó la orden para proclamar a la Virgen del Pilar como Patrona de la Guardia Civil.
En dicha orden contenía los principios de lo que debería ser la Festividad del Pilar en adelante: "Cuando os congreguéis para este día en cada puesto, dedicad una oración a vuestros compañeros que sacrificaron la vida en el cumplimiento del deber y al inolvidable duque de Ahumada, organizador del cuerpo, y antes de separaros terminad vuestra fiesta diciendo: Viva España y Viva el Rey".
Este jueves, 110 años más tarde, en la casa cuartel de la Comandancia de Córdoba se seguían uno a uno cada uno de los principios. Cantando La Muerte no es el final se ha guardado un emocionado recuerdo a los guardias civiles que dieron su vida en el cumplimiento del deber y acto seguido sonaron el Himno de la Benemérita y el Himno de España, gritando sus vivas correspondientes.
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