Pablo Zarco: "La investigación tiene que basarse en la calidad y no en la cantidad"
Entrevista al investigador del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC de Córdoba
Ingeniero Agrónomo por la UCO e investigador del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC de Córdoba, Pablo Zarco forma parte de la lista de los investigadores más influyentes del mundo por sexto año consecutivo
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Córdoba/Irlanda, Canadá y Australia son solo algunos de los países en los que Pablo Zarco (Córdoba, 1971) ha trabajado como investigador. Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Córdoba (UCO), ha vuelto a ser incluido en la prestigiosa lista Highly Cited Researchers (Investigadores Altamente Citados), elaborada por la plataforma Web of Science Group, de Clarivate Analytics, que reúne a los 6.886 investigadores más influyentes a nivel mundial en sus campos de investigación. Es máster en Teledetección por la Universidad de Dundee (Gran Bretaña) y doctor en Ciencias de la Tierra y el Espacio por la Universidad de York (Canadá). Tras regresar al Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Córdoba en el mes de julio, el investigador atiende a El Día desde Australia, donde dirige varias tesis doctorales en la Universidad de Melbourne, en una entrevista en la que deja claro que la calidad de cualquier investigación es prioritaria a cualquier otro aspecto: "Calidad, no cantidad, es lo que de verdad importa".
Pregunta.¿Recuerda aún por qué se hizo investigador?
Respuesta.Cuando estaba haciendo la carrera de Ingeniero Agrónomo en Córdoba, tuve la grandísima suerte de que José Emilio Guerrero y Ana Garrido eran director y vicedirectora de la Escuela, y ellos consideraron que era muy importante abrir el centro a Europa. Fue el comienzo de la implementación del programa Erasmus que hoy día todo el mundo hace, pero que en ese momento era su inicio. Ellos confiaron en mí y en otros muchos alumnos que estábamos interesados en irnos, y el quinto de los seis años de la carrera lo hice en Irlanda dentro del programa Erasmus.
P.¿Cómo fue esa estancia?
R.Me sirvió para abrirme los ojos a lo que se hacía en otros sitios, no porque fuera mejor, sino porque era distinto. Cuando regresé después de aquella experiencia, pensé que quería seguir yéndome fuera. La experiencia que saqué fue que la investigación me gustaba, vi lo que se hacía en otros sitios y, desde entonces, fue una cosa saltando detrás de otra. Terminé la carrera, me fui a Escocia y luego a Canadá; he ido saltando de un sitio a otro y siempre me he sentido atraído por la investigación.
P.¿Cuál es la definición correcta de un investigador?
R. Un investigador, de manera natural, es una persona curiosa, una persona que quiere aprender o que quiere saber algo que no entiende e intentar comprenderlo. Eso es lo que me ha pasado a mí y me sigue pasando esa es la razón por la que me siento atraído a la investigación.
P.Y para usted, ¿qué es la investigación?
R.Para mí, la investigación es responder a problemas actuales que tenemos en nuestra sociedad. Trabajando yo en agricultura, siendo ingeniero agrónomo y habiendo pasado por instituciones como la Universidad de Córdoba, desde el principio, y luego por universidades de Canadá, Estados Unidos, la Comisión Europea o Australia, para mí es resolver y solucionar problemas que tenemos actualmente y que son necesarios en la agricultura. La investigación es la única forma que tenemos para avanzar en conocimiento y responder a esos problemas.
P.¿A qué problemas se refiere?
R.Bueno, a problemas simples que todo el mundo puede comprender. Por ejemplo, con la falta de agua no podemos regar todo lo que cultivamos. La producción agraria y la calidad del fruto en cultivos se reduce porque no tenemos agua suficiente. Hay que intentar evitar que se contamine el medio ambiente mediante la aplicación de nutrientes en exceso. En fin, se trata de responder a tomas de decisiones que son importantes y que necesitamos la ciencia detrás para poder rehacerlas de la mejor forma posible.
P.Ha vuelto a ser incluido en la prestigiosa lista Highly Cited Researchers (Investigadores Altamente Citados), ¿qué representa en su dilatada trayectoria?
R.La satisfacción, obviamente, es grande. Es el sexto año consecutivo que aparezco en la lista, y para el que no entienda un poco qué significa, la lista sale como consecuencia de evaluar, durante los diez años precedentes, el número de artículos altamente citados de los que he sido autor o coautor. Es decir, no mira un año concreto, porque, como en toda investigación y en producción científica, siempre hay altibajos. Esto mira la consistencia a lo largo de diez años. Entonces, obviamente, me da satisfacción estar en la lista; pero, sin embargo, también lo que quiero indicar es que estar en la lista no significa necesariamente ser el mejor investigador.
P.¿A qué se refiere?
R.Hay gente que no está en la lista y que son excelentes investigadores, y hay gente que está en la lista que a lo mejor tampoco debería estar. Es decir, hay que ponerlo en contexto e intentar comprender lo que significa. Lo que significa, en resumen, es que durante los diez años precedentes, el laboratorio que lidero ha producido artículos que han sido muy citados por la comunidad científica. Y, bueno, obviamente, eso es una satisfacción.
P.¿Cuesta mucho trabajo llegar a este punto, llegar a este nivel?
R. Lo más importante es que el trabajo de investigación que yo considero que debemos hacer tiene que basarse en la calidad y no en la cantidad. Por desgracia, actualmente con el tema de investigación hay muchos rankings, hay muchas evaluaciones de producción científica, etc., que desgraciadamente pienso que se enfocan más a la cantidad en lugar de a la calidad. Yo creo que eso es erróneo. Pienso que tenemos que centrarnos exclusivamente en la calidad; da igual si se publican tres artículos o veinte. Para mí eso no es relevante. Lo relevante es si lo que uno publica, aunque hayan sido dos artículos científicos al año, es que esos artículos tengan calidad y que respondan a necesidades que la sociedad tiene y que nosotros, mediante el método científico y la investigación, intentamos resolver.
P.Entonces, ¿considera que se está degradando este sistema de los rankings?
R.Ese es un problema gravísimo que está ocurriendo ahora y, de hecho, están en las noticias casos muy graves de investigadores que cambian su estrategia para conseguir el máximo número de citas. Creo que es un error cuando un investigador cambia su estrategia para intentar maximizar el número de citas o el número de artículos porque eso es mala praxis y, eso realmente es justo lo contrario de lo que debemos hacer. Yo creo que hay que olvidarse del tema de citas y del número de artículos. Lo que hay es que publicar lo que tiene calidad y lo que no tiene calidad, pues, seguir investigando hasta que se consiga. Y luego, si se hace un buen trabajo científico, ya vendrán las citas. Y luego, respecto a las citas también depende mucho del área en la que se investigue y de muchos otros factores. Lo que pienso yo, y también una gran parte de la comunidad científica es que lo que es inaceptable es cuando se modifica la estrategia para maximizar el número de citas.
"Es un error cuando un investigador cambia su estrategia para intentar maximizar el número de citas o el número de artículos porque eso es mala praxis"
P.¿Y qué propuestas llevaría a cabo usted para revertir esta situación?
R.Para revertir esa situación lo primero que hay que hacer es fijarse en la calidad de los trabajos, no en la cantidad. Por desgracia, muchas veces, en evaluaciones científicas vemos cómo se potencia a investigadores que tienen muchísimos artículos científicos, pero muchas veces ocurre que esos artículos se publican en revistas que son de una calidad baja, en que la evaluación no cumple los mínimos requisitos científicos. Entonces, pienso que cuando uno abre un currículum y evalúa la producción científica, sabe perfectamente, dependiendo del área en la que esté, cuantificar la calidad. Creo que la única solución que hay ante eso es basarnos en calidad y no en cantidad, simplemente para olvidarnos, como digo, del número, pero fijarnos en que el trabajo sea sólido y que tenga calidad científica.
P.El pasado mes de julio regresó a Córdoba tras su estancia en Australia. ¿Qué diferencias ha encontrado en la forma de investigar en los diferentes países en los que ha estado y España?
R.Bueno, hay una cosa muy buena que tenemos en Córdoba y en distintos países de Europa y es que los estudiantes de Agricultura somos ingenieros agrónomos, es decir, tenemos una base cuantitativa detrás que nos permite acometer y solucionar problemas de una gran dificultad utilizando algoritmos y metodologías que actualmente, incluyendo inteligencia artificial y otra serie de metodologías, que en otros sitios no se puede.
P.Pero habrá cosas diferentes, ¿no?
R.En cada sitio hay sus características diferentes. La agricultura obviamente es distinta porque en Europa la agricultura es diferente a cómo se hace en Australia o en Estados Unidos, por temas de subsidios y otra serie de características, pero la aplicación de la investigación y la transferencia de los resultados de investigación a la industria y a la agricultura son comunes y son necesarios en el mundo entero. O sea, que en ese aspecto no hay grandes diferencias.
P.¿Y en las universidades?
R.Hay un aspecto muy importante que sí me gustaría recalcar y es como en Europa y, fundamentalmente en países tipo, por ejemplo, España, la Universidad se considera un servicio público que le damos a nuevas generaciones para educarlos y para conseguir que salgan profesionales que luego su trabajo beneficie al propio país. En Australia y en otros países anglosajones, la Universidad tiene un componente mayor de tipo empresa, es decir, hay una mercantilización un poquito mayor de lo que ocurre, por ejemplo, en países como España y otros y creo que eso es un error. Creo que desde el punto de vista del servicio que ofrece y que genera la Universidad ese punto de vista de servicio público y de querer educar es un poquito distinto a lo que he vivido en otros países; no estoy hablando solo de Australia, porque mi formación también ha sido en otros sitios como Canadá o en Estados Unidos.
P.Ahora que ha vuelto a Córdoba, ¿hacia dónde se va a dirigir su línea de investigación?
R.En Córdoba fui durante cuatro años el director del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, al que ahora he retornado. Regreso tras doce años fuera porque han sido seis en la Comisión Europea y luego otros seis en Australia y, ahora retorno al instituto al cual me uní después de venir de Estados Unidos. Mi objetivo es seguir haciendo lo que he venido haciendo en cualquier sitio en el que he estado. Con el CSIC he mantenido una conexión directa desde que me fui en excedencia a la Comisión Europea y a Australia y la línea de investigación es la misma.
P.¿Y cuál es?
R.Voy a seguir trabajando en lo que se denomina teledetección y, en concreto, en teledetección hiperespectral mediante el uso de drones, satélites y aviones tripulados para su aplicación en lo que nosotros denominamos agricultura de precisión, que es intentar detectar el estado hídrico, nutricional o determinar si existen algún tipo de enfermedades en agricultura en cultivos tipo: en almendro, en olivo, en frutales en general para intentar maximizar y optimizar el uso del agua que tenemos disponible. Es un problema muy importante en la cuenca mediterránea debido a la falta de agua y al hecho de que trabajamos o que vivimos en zonas que son semiáridas y que tienen una alternancia muy alta en años en los que falta agua y otros años en los que sobra; entonces, es muy importante optimizar eso.
P.¿Qué consejo le daría a los jóvenes que quieren dedicarse a la investigación?
R.A los jóvenes investigadores y aquellos que se sienten atraídos por la ciencia les transmito la importancia de moverse, cambiar de instituciones universitarias o centro de investigación, no estar siempre en el mismo lugar pese a la dificultad y sacrificio que supone irse de donde uno está a gusto. Trabajar y formarse con los mejores, porque aprender de ellos les permitirá crecer y aprender como investigadores con una base sólida. Buscar la innovación, no la repetición de lo que otros hacen. Y finalmente, enfocarse siempre en la calidad de los trabajos científicos que produzcan, sin dejarse llevar por la tentación actual de publicar artículos en revistas rápidas con poca o nula revisión científica contrastada. Calidad, no cantidad, es lo que de verdad importa.
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