La milagrosa tradición del pan bendito de San Antonio
Más de un millar de cordobeses acuden al convento de las Hermanas de la Cruz para participar en esta centenaria tradición
Los solteros rezan al santo para pedirle pareja
¿Causas perdidas o encontrar pareja? Cada 13 de junio –día de San Antonio de Padua– las madres capuchinas del convento de las Hermanas de la Cruz, entregan miles de panes a los vecinos que se acercan hasta su sede y también entre las personas con menos recursos.
Una tradición centenaria que ayer se volvió a cumplir –se repartieron unos 5.000 bollos de pan–, en la que además, las personas sin pareja se acercan para pedir al santo un novio o una novia, aunque también hay quien reza por otras causas y encienden una vela roja.
En el convento viven 18 hermanas y una de ellas es sor Gema, quien explica que la tradicional entrega del pan se realiza “desde antes de la guerra”. Aunque durante unas décadas se dejó de repartir en la capital cordobesa, las Capuchinas lo recuperaron hace 25 años.
“Cada año vienen más, se está recuperando la tradición”, ha asegurado, al tiempo que ha añadido que más de un millar de cordobeses vienen a recoger el también conocido como el pan de los pobres¿Y por qué San Antonio? “Era el que repartía el pan y el llamado santo de los pobres. Además, dicen que ha cumplido muchos milagros y todo el mundo le tiene mucha admiración”, anota sor Gema.
La hermana recuerda que durante la guerra civil “quemaron muchos conventos, pero éste se salvó”. “Los soldados llegaron al convento y uno dijo: aquí está San Antonio, ¿qué van a hacer las mozas sin su novio?”, subraya.
Antonia y Carmen son dos vecinas que acuden hasta el convento desde la zona de San Agustín. Esta tradición “la hacemos de toda la vida, venimos todos los años”, explican. No obstante “le rezamos –a San Antonio– siempre” y “cuando perdemos algo, se lo pedimos y nos aparece”, añaden. Antonia, a quien llaman Toñi, cuenta también que “con el pan celebramos mi santo”, y que ha heredado la tradición de su madre, aunque ella ya no le acompaña porque “está mayor, pero yo vengo por ella”. Y, ¿qué se hace con el pan?, pues ambas lo tienen claro: “Tomarlo con embutidos o preparar salmorejo”.
A las 11:00 la cola alcanza las 50 personas para recoger el pan y tres hermanas se encargaban de entregar los bollos, por el que algunos hacen donativos y se lo entregan a las hermanas.
Lourdes espera su turno para recoger el pan de los pobres. Hace tres años que visita el convento por el día de San Antonio. Cuando se mudó a la zona, asegura, “conocí esta tradición y ahora la realizo todos los años”, y sostiene que “es algo bonito e importante, y no se debe perder”.
“Es una celebración para ponernos al día”, cuenta Rafi, que llega acompañada de sus antiguas vecinas: Manoli, Josefa y Paqui. Asegura que no se pierde la cita desde los 14 años, y “ya tengo 70, ¡imagínate!”, confiesa. Además, estas vecinas acuden juntas al templo todos los martes para rezarle porque “es su día de visita”.
Manoli, por su parte, guarda el pan de un año para otro. El 13 de junio “saco el pan del año pasado y guardo el nuevo durante un año”. Josefa le pregunta a su amiga: “¿Qué haces con el pan? ¿Tirarlo?”, a lo que Manoli responde: “No. Se descongela y se da de comer a los pajarillos ¡No se puede tirar, está bendecido!”.
“Es un pan bendito del Señor”, por este motivo, Rafi aconseja que si “un día estás más chunguillo” la solución es “comer un trocito del pan bendito” y eso “te consuela” y, como “es el santo de las causas perdidas”, cuando algo desaparece se reza la oración que dice: “San Antonio bendito, la lengua te ato, si no lo encuentro, no te la desato”.
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