¿Qué le pasa a La Normal?
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La obra de la Normal de Magisterio empezó gafada en 2013 y tras ser recepcionada por el Ayuntamiento en 2019 un reciente informe de Seguridad y Salud alertaba de desperfectos
Hace pocas fechas se anunció la apertura de la biblioteca de La Normal con la asistencia del alcalde, José María Bellido, un edificio, el de la antigua Escuela de Magisterio, mal acabado que incluso no fue apto, en ese momento, para tal apertura. El mismo Ayuntamiento destacó el día en el que iba a procederse a su frustrada inauguración que hay un informe del departamento de Salud Laboral del Consistorio que lo desaconsejaba hasta que se subsanarán deficiencias en el inmueble en materia de seguridad. Eso significaba que no estaba disponible para el esperado uso ciudadano, dado que el inmueble sí era utilizado por la institución, donde dispone de servicios informáticos.
Entre otros problemas que han surgido con la mala finalización de las obras y la recepción del emblemático edificio de la zona Sur de la ciudad por parte del Ayuntamiento –quizás antes de tiempo– es que al mismo se le cayó el techo de la última planta, tal y como detalla a este periódico la presidenta del Consejo de Distrito Sur, Mariló Damián.
A finales del pasado mes de junio cerró la biblioteca del centro cívico de aquella zona para el traslado a La Normal, “y se nos prometió que se iba a abrir en julio y resulta que al final nada de nada". "Habría que reforzarlo todo, todos los techos que están laminados con madera, porque si se han caído con el traslado de la biblioteca, imagínese cuando comience el trasiego de gente”, sentencia. Otro problema es que reventaron las tuberías del aire acondicionado porque la potencia que tenían que soportar no era suficiente para ese edificio tan grande. “E insisto, la biblioteca, aunque digan que lleva un año cerrada, ha sido a raíz de la mudanza, con el movimiento nada más de colocar libros en las estanterías, cuando las lamas se han caído todas”, apunta.
La actuación en La Normal ha contado con un presupuesto total de 5,2 millones de euros, de los que los 1,5 millones primeros disponían de una financiación europea del 80%. El resto del presupuesto era dinero del Ayuntamiento. Esas obras desde que empezaron se convirtieron en un problema. Se adjudicaron en noviembre de 2013. Después se advirtieron desviaciones significativas sobre el cronograma, se detectó la necesidad de elaborar un proyecto modificado y la empresa –Vías y Construcciones– solicitó la suspensión de las mismas y la interrupción del plazo de ejecución. No obstante, la Justicia obligó a la empresa a que continuara con las actuaciones.
Urbanismo había rescindido el contrato de la Normal en diciembre de 2018. La obra de este proyecto arrastraba problemas desde 2014, de la época en la que era alcalde José Antonio Nieto (PP). Sin embargo, en el mandato como regidora de Isabel Ambrosio (PSOE) y con Pedro García (IU) como responsable de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) se impulsó la obra y, de hecho, se planteó que estaría terminada en abril de 2017. En diciembre de 2018, con la obra al 90% de su ejecución, García ya había anunciado que era muy complicado que esas actuaciones de la Normal pudieran estar acabadas durante ese mandato municipal, que concluyó a mediados de 2019, por el tiempo que iban a llevar los trámites de resolución del contrato de la misma.
Luego, en noviembre de 2019, el Ayuntamiento recepcionó las obras ya con Bellido al frente de la Alcaldía. Y después de que en septiembre de ese año, con Salvador Fuentes al frente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, este organismo dependiente del Ayuntamiento –en el primer consejo rector celebrado– le diera de plazo 45 días a Vías y Construcciones para que concluyera las actuaciones con la subsanación de sus deficiencias. Ese anuncio llegó después de que el Consistorio recibiera un informe remitido por el Consejo Consultivo, que tumbaba la decisión de la Gerencia –tomada en el anterior mandato municipal– de rescindir el contrato de obras de la reforma de la Normal de Magisterio. La GMU entendía que Vías y Construcciones no había terminado esas obras de reforma adjudicadas en 2013 y la constructora aseguraba todo lo contrario.
La nueva Normal se diseñó en principio con un sótano, convertido en un salón de actos polifuncional en forma de caja negra equipado con aseos y camerinos; una planta baja, con dos accesos al vestíbulo de recepción (los mismos que había antes, que se han conservado), un acceso al espacio y mediateca (que también está en la planta superior); una primera, con ludoteca infantil y aula taller; una segunda, con un espacio abierto con una terraza para todo tipo actividades al aire libre; una tercera y una cuarta (relacionadas entre sí con doble altura), con un centro TIC y laboratorio multimedia; una quinta y una sexta, diseñadas como vivero de empresas (sobre todo a las que se dediquen a las nuevas tecnologías y a la cultura) y espacio coworking; y una séptima, con espacios diáfanos.
Tras la recepción de las obras, en julio de 2020 el edificio de la Normal abría sus puertas tras décadas de espera. El inmueble, convertido en uno de los principales proyectos del Ayuntamiento para la rehabilitación del barrio, comenzó a ser ocupado por los trabajadores del área de Transformación Digital. Desde el 6 de ese mes se inició la mudanza de esos empleados municipales desde el edificio de Gran Capitán a las nuevas dependendencias del Sector Sur. Tras ser inaugurada por el alcalde se anunció que el edificio de la antigua Escuela de Magisterio albargaría en su séptima planta el proyecto Digital Innovation Hub (DIH). A través de él se pretende ofrecer formación en innovación digital a la par que ofrecer un espacio de desarrollo al talento cordobés.
Para ello, la citada planta se divide en tres partes: un área de formación “para hacer que el talento emerja”, según la edil de Transformación Digital, Lourdes Morales; otra de innovación y finalmente un show room en el que se podrán probar tecnologías como la realidad virtual “y los ciudadanos podremos visualizarla”. Las plantas cinco y seis estarían ocupadas por el equipo informático del Ayuntamiento de Córdoba. Morales destacó que se trataba de “una necesidad urgente”, ya que anteriormente trabajaban “en unas condiciones muy mejorables”, en las que había “falta de seguridad, humedades y goteras”.
En la tercera y cuarta planta se ubicaría el equipo de administración electrónica. Morales matizó que “hasta ahora no tenían ubicación física porque es un grupo de reciente creación”. Serán los trabajadores a cargo de la transformación digital del Consistorio y durante la pandemia han hecho posible el teletrabajo. Mientras que las primeras plantas del edificio se destinarían a la atención y participación ciudadana, a los trabajadores del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo de Córdoba (Imdeec) y a los trabajadores del área de Cultura. En lo referente al edificio, especificaron que “tiene una superficie similar al de Capitulares”, con un coste anual en mantenimiento de 85.000 euros. Además, en limpieza el gasto sería de 25.000 euros .
Casi medio año ha pasado de aquello y los vecinos del Distrito Sur aún no han podido hacer uso de ese edificio que desde el Ayuntamiento siempre se ha insistido –haya gobernado quien haya gobernado– que se pondría al servicio de la ciudadanía y que serviría además para la revitalización de una zona de la ciudad que aparece desde hace unos años en las estadísticas como una de las más pobres de España. De momento, la biblioteca ya se ha abierto. “Cada vez que paso por la Normal siento rabia porque fue un edificio muy emblemático para el distrito y cuando se cerró como Escuela de Magisterio muchos colectivos tuvieron ahí su sede”, iniste Mariló Damián.
La presidenta del Consejo de Distrito Sur destacó que “se dijo que con el programa Urban Sur se iba a arreglar y que el barrio podría disponer de ella rápidamente, y de aquello han pasado ya 16 años. Ahora va a hacer dos años desde que se recepcionó la obra, que no se tenía que haber recepcionado, porque los técnicos que tenían que firmar decían que esa obra no estaba en condiciones. Se contrató a una empresa mediadora para que viera si era verdad que la obra no estaba finalizada para recepcionarla y ahora se ven los problemas”, matiza.
El Consejo del Distrito Sur pidió, tras el anuncio de la no apertura de la biblioteca por parte del Ayuntamiento, saber la situación actual en la que se encuentra el edificio, los plazos para la apertura real de estas instalaciones y los espacios a utilizar por el propio Consejo de Distrito y las organizaciones que lo componen. Al respecto, han solicitado el informe del departamento de Salud Laboral del Ayuntamiento, que digan “quién es el responsable del edificio, porque después de lo que está pasando no se sabe quién es”, y que les digan “quién es el responsable de la subsanación de los defectos”. Cuestiones sin resolver que lleva a preguntarse qué le pasa a La Normal.
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