Un paseo por la antigua ciudad de Iponuba
El itinerario es bastante accesible, al no tener una longitud superior a los tres kilómetros y un trazado bastante llano
En los alrededores de Baena se extiende un paisaje de olivos y unas manchas de arboleda que convierten a su término municipal en un auténtico paraíso. La ruta discurre junto a la Ermita de Nuestra Señora de Los Ángeles, fechada en el siglo XVII, y tiene una longitud de 3,5 kilómetros, por lo que se puede hacer fácilmente a pie.
Casi todo el trayecto está flanqueado por el río Marbella, que nace de las aguas del manantial que lleva su mismo nombre y su unión con el río Bailón. El río discurre por el término municipal de Baena de una forma suave, refrescando y regando unas tierras muy necesitadas de su abundancia y en ocasiones maltratadas por su escasez.
A pesar de que existen formaciones riparias muy interesantes en el curso del río Marbella, a lo largo del recorrido la vegetación es escasa. Se pueden encontrar algunos sauces y álamos blancos, además de cañas y carrizos. Al llegar al paraje de la Ermita de los Ángeles, la erosión y la degradación de sus márgenes es alarmante, apenas existe vegetación como consecuencia de la tala indiscriminada de sus riberas y el sobrepastoreo al que han sido sometidas estas tierras durante los últimos años.
En este lugar se levanta un cerro de elevada pendiente y no mucha extensión llamado Cerro del Minguillar, cuya cúspide parece allanada de una forma artificial. Las ruinas del lugar denuncian la existencia de una importante ciudad de origen romano, Iponuba. Al fondo de este cerro, el paisaje se cierra con una vista sobrecogedora del parque natural de las Sierras Subbéticas y del bello pueblo de Zuheros. Por esta zona, a las faldas del cerro y junto al río Marbella se conservan los restos de un antiguo molino movido por la fuerza del agua desde hace varios siglos.
La salida de esta ruta puede comenzar desde la gasolinera del Saladillo para a unos 380 metros girar en dirección a Zuheros por la antigua carretera. A 1,5 kilómetros se encuentra la Fuente Vieja, un abrevadero al que le hace sombra un frondoso almez. Poco más adelante se levanta la ermita, donde de vez en cuando se celebra alguna misa y algún acto religioso.
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