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Córdoba/No ha sido una jornada cualquiera la vuelta a la vida educativa tras el puente de la Inmaculada y de la Constitución en la escuela infantil de La Salle de Córdoba. Los alumnos del primer ciclo, que tiene entre cero y tres años, se han encontrado a primera hora de la mañana con que un torno eléctrico estaba instalado en el centro de una de las aulas más amplias. Y sentado frente a él, dispuesto a transmitirles a los más pequeños todo su conocimiento y experiencia, estaba Pedro Gómez (Villanueva de la Reina, Jaén, 1964), mejor conocido como El Alfarero.
Con la instalación de una moqueta en el suelo que evita que el aula acumule suciedad, un cubo con agua caliente que es desinfectado a diario para la limpieza de las manos de los niños y el torno eléctrico y silencioso puesto en funcionamiento, todos los alumnos han tomado asiento y, muy atentamente, han escuchado las indicaciones de Pedro Gómez. Una intervención previa antes de ir a lo más divertido: atreverse a moldear una cerámica.
Los 16 alumnos de tan solo dos años de la escuela infantil La Salle han ido pasando uno a uno por el torno, algunos con mucho interés, otros asustados y varios incluso demostrando que tienen experiencia en esto de ser alfareros, pues, el año pasado, ya conocieron a Pedro en un taller similar. Por ejemplo, a Lucía se le ha notado su maestría con la arcilla, es evidente que el año pasado fue una de las que tuvo la suerte de manejar el torno y ha demostrado con crecer tener aprendida la lección.
Antonio, que estrenaba este año la actividad, ha sido uno de los que más ha disfrutado con la arcilla, tanto que ha repetido varias veces con el permiso de la profesora, claro. A Carmen, sin embargo, eso de mancharse las manos por introducirlas en un recipiente que desconoce no le ha parecido buena idea y el llanto le ha ganado la partida al taller. Otro año será.
Pese a alguna que otra negativa, los alumnos han podido disfrutar de este taller que no solo enseña un oficio tan tradicional como la alfarería a los más pequeños. Como ha señalado una de las profesoras presentes en el taller, con esta actividad los niños también "desarrollan su motricidad fina, eso vincula la creatividad, su concentración, la expresividad y sus propias capacidades sensoriales y perceptivas".
De hecho, como ha destacado El Alfarero, "siempre los niños ponen una primera mano en el torno con timidez y acaban moldeando con las dos manos e incluso abren la boca porque desarrollan su capacidad sensorial, el cuerpo y la mente se conectan". Pero los alumnos de la escuela infantil de La Salle no solo se han llevado un importante aprendizaje. Como recuerdo del taller de alfarería, en unos días tendrán en sus manos las figuras que han creado con la ayuda de Pedro Gómez.
La arcilla elaborada por El Alfarero ha sido moldeada por los niños en el torno eléctrico en forma de cuencos que serán un ideal centro de mesa para estas navidades tan especiales. Una vez se sequen y las profesoras pinten cada pieza, los alumnos llegarán a su casa con un precioso regalo. Manuel, por ejemplo, ya ha decidido que el cuenco se lo va a regalar a su papá. Ana se lo dará a su abuela Paqui, mientras que Dani tiene ya pensado regalarle a sus padres la concha que ha hecho él mismo con su huella marcada en el centro.
Un recuerdo para toda la vida de una clase que puede marcarles el futuro. Y es que, como ha asegurado Pedro Gómez, "muchos dicen cuando terminan que quieren ser alfareros de mayor. El vínculo que se crea con el torno es único", ha asegurado El Alfarero, quien fue en 2010 cuando, tras una época de desempleo después de haber estado trabajando en la cerámica desde los 14 años, dedicó su vida a impartir sus llamados Talleres de Alfarería Recreativa.
Desde entonces, Pedro Gómez, junto a Adrián, su inseparable compañero y futuro heredero del negocio, no ha parado de recorrer colegios, ayuntamientos y fiestas de todo tipo por España transmitiendo la belleza de un oficio tan tradicional como es la alfarería. Su demanda llega principalmente desde Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía, siendo Córdoba una de sus principales visitas.
Como en La Salle, estos talleres también llegan a múltiples centros educativos de la capital y de la provincia y a todo tipo de alumnos, pues Pedro ha hecho hincapié en que la alfarería es una actividad especialmente favorable para personas con alguna discapacidad intelectual o trastorno. El Alfarero enseña su oficio incluso en comuniones, como las que tiene próximamente en Cañete de las Torres.
"Empezamos yendo a ferias medievales a repartir folletos y el boca a boca se ha expandido. Ahora tenemos muchísima demanda y la agenda nos llega ya hasta la Semana Santa del 2026", ha señalado Pedro Gómez. Conocido popularmente como El Alfarero, Pedro tiene la suerte de vivir de su hobby y de poder enseñarle de una manera divertida y formativa la profesión que aprendió gracias a su tío con tan solo 14 años, tanto a los más pequeños como también a personas mayores en residencias.
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