“Ser de una peña es pertenecer y luchar por la ciudad, es lo más grande”
Alfonso Morales | Presidente de la Federación de Peñas Cordobesas
Hace seis años que está el frente del movimiento peñístico, del que confiesa arrepentirse no haber conocido antes
Sostiene que sus integrantes son gente sencilla, noble, humilde y amiga
Confiesa sin tapujos que se arrepiente de no haber conocido antes el mundo de las peñas porque de ellas forman parte “personas maravillosas, personas sencillas, pero con un corazón más grande que un caballo”. El presidente de la Federación de Peñas Cordobesas, Alfonso Morales (Córdoba, 1955), vive estos días el ajetreo propio de la organización de actos con motivo de la celebración del día de San Rafael y el inicio de la actividad perdida durante la pandemia del coronavirus, una actividad que es constante a lo largo de todo el año en la capital y que parece no acabar nunca.
–¿Un peñista nace o se hace?
–Puedo hablar por mí: en mi caso particular, se hace. Conozco las peñas desde hace poco tiempo, bueno hace veinte años, cuando entré en este mundo afortunadamente. Por mi profesión no estaba en Córdoba y, cuando me asenté de una forma definitiva, formé parte de la peña flamenca de Las Ovejas Negras.
–¿Y cómo llegó a ser integrante de la peña de Las Ovejas Negras si no las conocía?
–Desconocía el mundo de las peñas porque soy militar y no estaba en la ciudad frecuentemente por los distintos destinos que he tenido después de cuarenta años; ahora estoy en situación de retiro. Fue a raíz de que mi a esposa, Aurora Varona, la hicieron madrina de una peña y es una artistaza –sonríe–. Entonces, me dijo el presidente, Manolo Guijarro, que mi hiciera peñista y desde el año 2001 pertenezco al mundo peñístico cordobés afortunadamente porque son un tejido social de lo mejor que tiene Córdoba.
–¿Podría convencerme para que yo me hiciera de una peña?
–Mira, es gente sencilla, gente noble, humilde y amiga. Con estos cuatro calificativos que tenga una persona puede ir donde sea: a una peña, a un club, a una asociación, a un partido de fútbol o a una corrida de toros con gente de ese carácter y talante. Lógicamente, otro de los garantes que tenemos las peñas de la ciudad es exaltar las tradiciones, las costumbres, las raíces de los barrios y de la ciudad. Todo esto redunda en sumar por Córdoba, que es lo que tenemos que hacer todos los cordobeses estemos donde estemos.
–Entonces lo pensaré. ¿Qué le diría a quien critica las peñas?
–Que no las critique porque no las conoce y no vive ese mundo. Cuando conocí las peñas me arrepentí de no haberlas conocido antes porque las forman los cordobeses, personas maravillosas, personas sencillas, pero con un corazón más grande que un caballo.
–El relevo generacional es un problema que afecta al sector, pero aún así sigue habiendo personas en Córdoba que deciden formar parte de una peña.
–La juventud de una peña no es de personas de veinte años, sino de entre treinta y cuarenta años. El poder de atracción es exaltar la amistad, que es lo mejor que te puedes encontrar, y después todas las actividades que hacemos con respecto a fomentar las tradiciones y cuidarlas. Después de cien años no estamos los mismos en las peñas, nos vamos relevando.
–Ha pasado un siglo desde que nacieron las primeras peñas en Córdoba, ¿han evolucionado desde entonces?
–Sí han ido evolucionando. No podemos coger las peñas de 1920 o de los años 30. Fue a partir de los años 40 y 50 del pasado siglo cuando tuvieron muchas actividades siendo alcalde Antonio Cruz Conde. Resurgieron y en 1955 empezaron a tener contacto con la Alcaldía para hacer una asociación; entonces, las peñas trabajaban por ellas mismas y por barriadas. El presidente de la peña Los 33 candiles, Enrique Timoteo, fue uno de los precursores y quien más luchó para que las peñas se asociasen. Ya bajo la Alcaldía de Antonio Guzmán Reina fue cuando se fundó la peña de Federación de Peñas Cordobesas.
–¿Cómo eran aquellas primeras peñas, a qué se dedicaban?
–En un principio y, está escrito, eran peñas tipo carnavalescas y taurinas. Una vez pasada la Guerra Civil y ya en los años 40 y 50 fueron entrando peñas de otro tipo: flamencas, deportivas –no cordobesistas–, y de romerías cuando empezaron las carrozas… y ahora hay peñas gastronómicas, del Córdoba Club de Fútbol, y algunas asociadas en la provincia, sobre todo en la zona de la Campiña y de la Vega del Guadalquivir. Una peña de cualquier tipo de actividad es bienvenida en la Federación. El fin de una peña es exaltar las tradiciones y las costumbres de nuestra ciudad para que no se pierdan. ¿Te parece poco? La Batalla de las Flores empezó en 1915, se perdió, luego a principios de los 30 se volvió a perder hasta que la Federación de Peñas en los años 80 la cogió y, de manera interrumpida se ha ido celebrando.
–¿Qué diferencias hay entre una peña de Córdoba y otra del resto de España?
–Nosotros estamos federados con Málaga y, prácticamente tienen el mismo objetivo que nosotros, que las tradiciones no se rompan y no se pierdan. No hay mucha actividad peñística como tal en el resto de España, pero es diferente, porque por ejemplo en el País Vasco son más gastronómicas y son de más comer.
–Afronta ahora la segunda parte del que es su segundo mandato al frente de las peñas, ¿ha cumplido todo lo que se propuso hace seis años cuando llegó al cargo?
–El 23 de julio de 2023 termino mi segunda legislatura y no puedo continuar. Fue algo a lo que me comprometí cuando hace seis años me nombraron presidente de las peñas y me comprometí a modificar los estatutos. Una de las cosas era que el presidente no podía estar con carácter indefinido; un par de legislaturas y luego otra persona. Esto al final es en beneficio de las peñas; con tantos años luego nos anquilosamos, o se nos quitan las ideas o tienes menos ganas. Sin embargo, cuatros años a tope y luego los otros cuatro al 90%, aunque yo estoy al cien por cien. Así que dentro de cuatro años vendrá otra persona que me relevará y traerá una nueva gente y una nueva junta directiva con nuevas ideas.
–¿Cómo se encontró hace seis años la Federación de Peñas?
–Hace seis años las peñas no estaban abiertas a toda la ciudad y no había una relación con los otros colectivos. Una de las cosas que pienso es que con la junta directiva que tengo nos hemos abierto más a la ciudad, a los colectivos e incluso con la prensa. La federación vivía un poco de puertas para dentro, es lo que noté y yo formé parte de esa junta directiva y, por eso puedo hablar con conocimiento de causa. Vi que era necesario un cambio, era lógico. Era la federación del siglo XXI, habíamos cambiado de siglo ya y teníamos que reciclarnos. Pienso que las personas que estaban conmigo así lo entendieron.
–Y ahora, ¿qué le queda por hacer entonces?
–He cumplido con la ampliación a la ciudad y todavía quedan cosas. Por ejemplo, que entre la juventud, aunque ha habido peñas que se han dado de alta y eso es nuestra alegría, aunque también hay gente de 80 y 85 años que también nos da alegría, que viene a actividades de senderismo y que andan 18 kilómetros con nosotros con esa edad. El sentimiento de pertenecer a una peña es lo más grande y, más para estas personas. Ser de una peña es pertenecer y luchar por la ciudad. Ese cordobesismo lo llevamos un poquito arraigado dentro y también los que no son de aquí porque también hay peñas y casas de otros sitios.
–Esa apertura a la ciudad a la que se refiere, ¿ha servido para afianzar las relaciones con las instituciones públicas en este tiempo?
–Si, yo también me vanaglorio de tener una buena relación con las instituciones y cuentan con las peñas. El pasado domingo estuvimos en nuestra convivencia en el Real Jardín Botánico regalando productos a todas las peñas que estuvieron –luego en sus sedes celebraron el día de convivencia en honor a San Rafael– y estuvo el alcalde de Córdoba, José María Bellido. También tenemos buenas relaciones con las Fuerzas de Seguridad, como con la Comandancia de la Guardia Civil y la Policía Local. Eso es algo fundamental y lo tengo claro. Soy una persona de consenso, me gusta hacer las cosas por convencimiento mío y de los que están conmigo y la sonrisa siempre en los labios porque para cabrearse siempre hay tiempo.
–En muchas ocasiones se ha criticado la escasa presencia de la mujer en las peñas, ¿ha cambiado esa situación ya?
–Hace ya 20 o 30 años que la mujer está en las peñas y, además, ¿qué vamos a hacer los hombres sin las mujeres que nos asesoran? Hay peñas femeninas formadas solo por mujeres. El peñista ya no es el hombre, es ya el matrimonio, la familia, que forma parte de ella también.
–Entonces, ¿el perfil del peñista también ha cambiado en todos estos años, no?
–En los años 60, 70 u 80 podía ser el hombre, pero ahora es la familia, porque también vas con tus hijos a echar un rato a la peña o a participar en alguna actividad de convivencia y, ahora que estamos en San Rafael, ¿qué mejor que reivindicar el perol cordobés? Córdoba es perol y el perol es Córdoba. Pero es que el perol no es irse a comer un arroz al campo, es reunirse una serie de amigos alrededor de un arroz para hablar de todo lo que se tenga que hablar. El perol es convivir, es una escuela de convivencia.
–¿Ha pasado factura también a las peñas la pandemia?
–Lo han pasado mal, como toda la ciudad y los cordobeses. Las peñas han tenido muchos problemas económicos porque tienen unos gastos y los afrontan con las cuotas de los socios y la pequeña barra que tienen para juntarse los amigos y los socios y tomarse algo. Las peñas se cerraron desde el 14 de marzo del año pasado hasta septiembre u octubre de 2020, que se abrieron aunque con poca gente, con horarios limitados y con el susto que teníamos todos; la gente de mayor edad tenía miedo de salir a la calle. Aún lo estamos pasando mal, aunque vamos resurgiendo. Por eso, la Federación de Peñas Cordobesas ha luchado y ha ayudado todo lo que hemos podido y, por ejemplo, ya me han preguntado si vamos a preparar y confeccionar este año las carrozas porque no se hacen en un mes.
–¿Han empezado ya a preparar la Cabalgata de Reyes de Magos?
–Las carrozas se hacen en seis meses y llevan mucho trabajo. Ya he tenido una reunión con la delegada de Promoción de la Ciudad, Marián Aguilar, para superarnos.
–La Cabalgata de Reyes bien merece una mejora, ¿no cree?
–Siempre se mejora y en 2020 salieron más carrozas bíblicas.
–No me refiero a que haya más carrozas bíblicas, que también, sino que sean de mayor calidad porque todos los años llueven las críticas.
–Siempre se le intenta dar más calidad y en la última de 2020 iban más trabajadas y mejoras. En la de este año habrá sorpresas porque vendrá mejor y más trabajadas.
–¿Cuál es esa sorpresa?
–No la puedo adelantar, pero vamos a mejorarlo porque es la ilusión de cada año, mejorar el anterior. Las peñas hacen las carrozas de las romerías diferentes todos los años y son espectaculares.
–¿Cómo vive usted el Día de San Rafael que hoy se celebra?
–Como otro cordobés igual. Asistiré a la misa en la iglesia del Juramento de San Rafael y luego me iré con mi familia al chalet de un amigo. Ese día sí hay que comer arroz. Es un día festivo.
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