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Hace muchísimos años que la plaza de la Corredera de Córdoba perdió su carácter comercial para pasar a ser un punto de encuentro entre amigos o turistas que se reúnen a chocar sus copas en alguno de los bares que hacen vida en el enclave. Pero también ha pasado mucho desde que no se le hace un debido mantenimiento, el deterioro se nota a simple vista y quienes más lo sufren son los vecinos.
Cuando se llega a la plaza por uno de sus arcos principales, en la calle Rodríguez Marín, es inevitable no recordar la Playa Mayor de Madrid. La Corredera es considerada como una de las plazas más grandes y pintorescas de Andalucía y fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1981. Sin embargo, apenas se miran los detalles, se puede apreciar el desgaste en sus arcos y soportales debido al tiempo, las pintadas de grafitis que nunca han sido removidas, pintura y pedazos de pared que se caen, suciedad y humedad.
Hicham el Fassi Ghailan, vecino de uno de los bloques de la plaza, no recuerda que se haya hecho alguna actuación que mejore las condiciones de vida de las familias de la zona en los últimos 15 años, "ni siquiera de mantenimiento". Si rebuscamos en las hemerotecas, el 8 de mayo del año 2003 se aprobó, en Pleno municipal, el plan de usos de la plaza de la Corredera. Con este plan, que fue recuperado en el año 2015 pero nunca fue ejecutado, se pretendía limitar las actividades que se realizan en la zona, prohibir la publicidad en bares y veladores, respetar un espacio de 1,5 metros para el peatón y delimitar también el espacio para las terrazas, que hoy ocupan casi todo el espacio, sobre todo por las tardes.
Ya han pasado casi dos décadas y la realidad a día de hoy es que el plan se ha quedado en meras buenas intenciones. Ninguno de los gobiernos municipales que han pasado por el Consistorio lo han puesto en marcha debidamente y a día de hoy, los vecinos, a través de la Asociación San Lorenzo Existe, La Medina y Nodo Corduba, han pedido al Ayuntamiento que actúe en el lugar, a lo que el Consistorio ha respondido que pasará la petición a Urbanismo y la delegación del Casco Histórico para ser evaluada.
Según los archivos de la Junta, la última gran actuación en el enclave ocurrió en el año 2001 y tras 15 años de obras. En ese momento se cambió la fachada, el pavimento con losas de granito, el alumbrado y el mobiliario urbano, la primera crujía de los edificios que la enmarcan y se construyó un grupo de 27 viviendas de protección oficial. En la misma actuación se restauró la fachada de la Ermita del Socorro.
A menudo la gente olvida que aún quedan personas que viven en alguno de los pisos de los bloques que se levantan alrededor de la plaza. Muchos, eso sí, están dedicados a fines turísticos y otros, en su mayoría los que se ubican al lado del mercado, parecen estar abandonados, así como muchos de los locales.
Quedan pocos vestigios de aquella plaza comercial. El más importante sigue siendo el mercado municipal Sánchez Peña, cuyos muros están también cayendo de a poco a pedazos pero en su interior perduran variedad de comercios dedicados, sobre todo, a la alimentación y que son bastante concurridos.
Los negocios de artesanía abiertos son apenas cuatro por la mañana, cuyos dueños, en su mayoría personas mayores, esperan la visita de turistas para retomar el ritmo de sus ventas, mientras que los bares son más de una decena, muy variados y conocidos entre los cordobeses.
Los vecinos que aún quedan en las viviendas sociales dedicadas al alquiler expresan lo difícil que es descansar en un entorno como ese, siendo la saturación acústica una de las quejas habituales de los que viven en el enclave. El Fassi Ghailan, natural de Marruecos, lleva 15 años viviendo en uno de esos pisos pero no hay día que no piense en la posibilidad de mudarse a un barrio más tranquilo y familiar, fuera del centro.
El Fassi Ghailan lo compara con la Judería, imagen del despoblamiento del Casco Histórico de Córdoba, que poco a poco se ha ido quedando sin vecinos, sucumbiendo por el escandaloso mundo del turismo y, en este caso, de los bares, realidad que los ha llevado a unirse para tratar de que los cordobeses vuelvan a visitar esas zonas turísticas.
Aún así, los hosteleros que tienen sus bares en la plaza, y que ocupan con sus terrazas gran parte de ella (incluyendo algunos soportales), han pedido ya a Urbanismo poder ampliar la instalación de veladores de cara a la primavera, temporada alta en Córdoba. La petición se evaluará en la mesa de veladores para intentar buscar un equilibrio entre evitar que más negocios se cierren pero "siendo muy considerados con los vecinos".
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