Cómo prepararte para los exámenes: las técnicas para un aprendizaje de éxito

Educación

La Unidad de Atención Psicológica de la UCO ofrece una serie de consejos ahora que empieza la temporada de las pruebas finales

Alumnos de la UCO estudian en la Facultad de Filosofía y Letras. / Miguel Ángel Salas

La temporada de exámenes finales ha llegado a colegios, institutos y también a la Universidad de Córdoba (UCO). Es el momento de demostrar todos los conocimientos adquiridos desde que comenzó el curso y resolver las preguntas de las pruebas. Una etapa en la que algunos estudiantes sufren estrés, mientras que otros lo asumen con algo más de normalidad.

Para saber cómo enfrentarse a la temida o esperada prueba final académica, el Día ha consultado las técnicas más adecuadas para afrontar la situación con calma a la Unidad de Atención Psicológica de la UCO, que ha ofrecido también una serie de consejos al alumnado.

Uno de los integrantes de esta unidad es el psicólogo de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba Miguel Ángel Maldonado, quien reconoce que “el hecho de enfrentarse a un examen supone una situación que puede provocar estrés y ansiedad en el alumnado”. Sostiene que es “totalmente normal y, como muchos otros elementos o situaciones que provocan ansiedad, debemos tratar de manejar la situación utilizando todas nuestras habilidades de gestión y control emocional”.

En esta línea, detalla que “la ansiedad ante determinadas situaciones sigue una curva normal, es decir, partimos de cero, pero esta ansiedad va aumentando hasta llegar a un pico. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y estamos inmersos en la situación se produce un efecto de habituación que hace que dicha ansiedad vaya disminuyendo hasta llegar a sus niveles normales de nuevo”.

Técnicas de estudio

En este caso, desde la Unidad de Atención Psicológica de la UCO aclaran que el alumnado debe tener en cuenta dos aspectos. El primero es conocerse a sí mismo, en el sentido de saber cuáles son sus habilidades y sus limitaciones de modo que sea capaz de seleccionar las técnicas de estudios que mejor se adapten a cada uno. Y lo segundo es conocer precisamente las distintas técnicas y estrategias que existen. Para el primer elemento proponen hacer una reflexión o valoración personal en la que se ponga de manifiesto, por ejemplo, ¿qué se me da mejor?, ¿memorizar conceptos y luego desarrollarlos?, ¿leer y subrayar o leer y realizar una redacción de lo que sé?, entre otras.

Para el segundo aspecto, se puede buscar o pedir información sobre las distintas técnicas de estudio: motivación y automotivación, atención y concentración, activar los conocimientos previos, estrategias de recogida y selección de la información, estrategias de síntesis y comprensión, técnicas memorísticas y transferencia de conocimientos.

Una joven estudia en la sala del centro universitario de la plaza del Cardenal Salazar. / Miguel Ángel Salas

El tercer paso sería integrar ambas cuestiones, es decir, seleccionar la estrategia que mejor se adapte al alumnado en base a sus capacidades y habilidades. Todo ello acompañado de una buena planificación, como organizar el tiempo de manera adecuada, ser sistemático, procurar en la medida de lo posible tener un sitio fijo y adecuado para estudiar porque “nos garantizará una buena jornada de estudio. El objetivo final será que el alumnado sepa autorregularse y ser autónomo en su aprendizaje”, subrayan.

Para el segundo aspecto, se puede buscar o pedir información sobre las distintas técnicas de estudio: motivación y automotivación, atención y concentración, activar los conocimientos previos, estrategias de recogida y selección de la información, estrategias de síntesis y comprensión, técnicas memorísticas y transferencia de conocimientos.

El tercer paso sería integrar ambas cuestiones, es decir, seleccionar la estrategia que mejor se adapte a nosotros en base a nuestras capacidades y habilidades. Todo ello acompañado de una buena planificación, como organizar el tiempo de manera adecuada, ser sistemático, procurar en la medida de lo posible tener un sitio fijo y adecuado para estudiar, "nos garantizará una buena jornada de estudio. El objetivo final será que el alumnado sepa autorregularse y ser autónomo en su aprendizaje", subrayan.

¿En la biblioteca o en casa?

Hay quien prefiere acudir a una biblioteca o sala de estudio para prepararse las convocatorias, mientras que hay alumnado que se decanta por quedarse en su habitación. En cualquier lugar, el sitio donde cada persona estudie debe adaptarse a sus necesidades, reconoce. Ante esta disyuntiva, desde la Unidad de Atención Psicológica de la UCO exponen una serie de pautas a seguir a la hora de elegir el sitio de estudio. En primer lugar, el lugar debe ser siempre el mismo, preferentemente con luz natural porque “de este modo disminuimos el cansancio en los ojos por pasar de zonas muy oscuras a otras muy iluminadas”, indican.

También destacan que es preferible que haya el menor número de cosas que puedan distrae la atención, como objetos personales, móviles, radio, televisión o, conversaciones de otras personas. “El sitio en cuestión debería ser agradable y donde nos encontremos cómodos mientras estudiamos, con temperatura agradable, suficientemente amplio para tener todo el material de estudio y una silla cómoda en la que no nos duela la espalda pasado un tiempo, entre otros”, anotan.

Elegido el sitio de estudio y con todas recomendaciones anteriores llevadas a la práctica, queda otro aspecto a tener en cuenta, el tiempo de estudio y de descanso, que van en función de la capacidad de atención que cada uno pueda mantener, aunque según recuerdan desde la UCO “esto es posible entrenarlo y, por lo tanto, aumentarlo”.

Estudiantes de la UCO en la Biblioteca del Campus de Rabanales. / El Día

Por lo general, la concentración sigue un proceso, curiosamente parecido al de la ansiedad, es decir, una curva normal. Se parte de cero y a medida que pasa el tiempo realizando la actividad, en este caso el estudio, la concentración va aumentando hasta llegar a su máximo, para finalmente empezar a disminuir de nuevo.

Por ello, siguiendo esta lógica, “una buena estrategia sería seguir esta secuencia: establecer una hora de estudio y cinco minutos de descanso, posteriormente 45 minutos de estudio y 10 minutos de descanso y así progresivamente. Es decir, que a medida que pase el tiempo iremos disminuyendo el estudio y aumentando el descanso”, señalan.

Eso sí, también aclaran que esto se debe adaptar a las necesidades y capacidad de concentración de cada persona. También recomiendan realizar ejercicio físico –moderado– durante estos días y seguir una buena alimentación porque “puede ayudarnos a sentirnos mejor tanto a nivel psicológico como físico, por lo que es altamente recomendable”.

El último repaso

Desde la citada unidad indican también que el día antes de un examen es aconsejable repasar los contenidos utilizando recursos como esquemas, mapas conceptuales, resúmenes o preguntas con respuestas cortas, todo ello para activar y recordar los conocimientos que ya sabemos.

“De poco sirve pegarnos un atracón de estudiar el día antes de un examen. Al contrario, esto puede suponer que mezclemos contenidos, surjan dudas y empecemos a experimentar una mayor ansiedad”, aclaran y añaden que, por eso, “es aconsejable que el estudio esté organizado y distribuido en el tiempo con una antelación adecuada, así el día antes al examen, podremos dedicarnos a repasar los conocimientos que hemos ido afianzando”.

Además, todo esto se puede combinar durante el día realizando alguna actividad que gusten al estudiante y que sea relajante, como escuchar música, ver una película, charlar con alguien sobre temas de interés o hacer un poco de deporte.

El mismo día, sea el examen por la mañana o por la tarde, el consejo que lanzan es salir de casa con tiempo “para poder ir relajados y concentrados en hacer el examen lo mejor posible”. Y es que, “ir con prisas o tarde a un examen no es aconsejable ya que esto hará que nos pongamos más nerviosos y nuestro nivel de concentración disminuya”, advierten. Repasar mentalmente los esquemas, resúmenes o mapas del día anterior son otros de las recomendaciones que lanzan mientras se llega al aula.

Dos jóvenes revisan apuntes. / Miguel Ángel Salas

Desde la UCO también citan varias estrategias que se pueden poner en práctica una vez involucrados en el contexto del examen. “En primer lugar, no es aconsejable llegar al examen con un margen excesivo de tiempo para quedarnos dando vueltas mientras miramos los apuntes a última hora. Esto puede provocar más tensión ya que con los propios nervios del momento, mientras repasamos los contenidos, pueden surgir dudas y retroalimentar una mayor ansiedad”, indican.

Por ello, recuerdan que una buena opción es llegar unos minutos antes de la hora fijada, meternos en el aula y tomar asiento tranquilamente. “Esto hará que el cuerpo se vaya habituando al contexto que nos ocupa y poco a poco disminuya la ansiedad”, aclaran. Otra estrategia, una vez tenemos el examen delante, es hacer una lectura general de todo lo que nos preguntan antes de empezar a contestar. De esta forma, “estaremos ganando un poco más de tiempo mientras la ansiedad sigue disminuyendo y evitaremos cometer los típicos errores por los nervios. Una vez hecho esto, podemos empezar a concentrarnos y a contestar a las preguntas que tenemos delante”, subrayan.

Y, ¿qué pasa si durante el examen nos bloqueamos en alguna pregunta concreta? Pues, los responsables de la unidad lo tienen claro: “No hay problema, podemos pasar a las siguientes y volver más tarde. De hecho, el contestar al resto de preguntas puede evocar o ayudarnos a recordar cuestiones que estén relacionadas”.

No obstante, hacen hincapié en que la actitud también es un factor importante. “Está demostrado que personas con una actitud positiva previa a la realización de ciertas pruebas de ejecución, obtienen mejores resultados que personas con una actitud negativa”, defienden. Para ello, continúan, “se puede utilizar reglas verbales del tipo puedo con esto, ya lo he hecho otras veces, he estudiado o no hay motivos para pensar que lo voy a hacer mal”.

Todo para intentar alcanzar la mejor nota si es que se ha estudiado. Así, que ¡suerte!

La Selectividad: visualizar un objetivo final por día

Las pruebas de acceso a la Universidad, la antigua Selectividad, comienzan en un par de semanas. Para ello, desde la Unidad de Atención Psicológica de la Universidad de Córdoba también ofrecen una serie de consejos, si bien, reconocen que en este caso "se requiere un mayor esfuerzo". Así, exponen que para desarrollar toda esta jornada de la manera más positiva posible y mantener la motivación "una buena estrategia es visualizar el objetivo final por día". Es decir, se trata de establecer metas del tipo "cuando acabe este examen solo me quedan dos y podré descansar" o "en cuanto termine los exámenes de hoy, me iré a cenar a mi sitio favorito". También recuerdan que es importante que durante esos días el alumnado intente descansar bien, alimentarse de forma adecuada y que minimice situaciones conflictivas en estos momentos.

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