La realidad de las familias homoparentales en Córdoba: "Es el descubrimiento del amor verdadero"
Mes del Orgullo LGTBI
La adopción es el camino escogido por numerosas familias de personas del mismo sexo para tener hijos
En la provincia se han casado 693 personas homosexuales desde el año 2005
Córdoba/"Yo soy adoptado y tengo dos papás". Así responde Claudio, de cuatro años, si le preguntan por su familia. Es el hijo de David y Rubén, una de las 693 uniones que se han celebrado en Córdoba desde que en el año 2005 se aprobase el matrimonio igualitario en España. Como muchos otros niños adoptados, Claudio ahora tiene la oportunidad de crecer en el seno de una familia que lo deseaba, que esperó muchos años y pasó por muchas pruebas y entrevistas para conseguir que él ahora esté bajo sus cuidados y, sobre todo, crezca con amor y conociendo y abrazando su historia.
Lo importante son ellos, los niños, siempre. Sus derechos, que estén bien, que estén cuidados, que se sientan queridos, que crezcan en un entorno positivo, con apoyo familiar, que tengan referentes. Y por eso existe la adopción, un proceso largo y con muchas fases, con mucha evaluación de las familias interesadas para garantizar que los niños tutelados que dependen de la administración, en este caso de la Junta de Andalucía, van a estar en buenas manos por el resto de su vida.
Llegar a esa conclusión, a la idoneidad de las parejas, no es fácil y el tiempo entre que se entra en el proceso y que el niño ya tenga los apellidos de su familia adoptiva es largo, de años. Además de muchas entrevistas y visitas al hogar, hay una formación inicial de cinco sesiones, en la que se comparte con otras familias, y que además de conocer a profundidad el proceso y desmitificarlo, "ayuda a hacer terapia, a pensar, reflexionar y romper prejuicios, te enseña a abrazar el pasado de tu futuro hijo, que viene con una mochila y una historia", así lo cuenta José María, que también tiene un hijo adoptivo y está en el proceso para acoger otro con su pareja en Córdoba.
"Incluso antes de irnos a vivir juntos ya teníamos claro que queríamos ser familia adoptiva", expresa. Lo hicieron a los 25 años, la edad mínima legal para adoptar, y sabiendo que sería un proceso que se iba a tardar. Tras la formación, las parejas entran en una lista de espera para ser valorados como idóneos. Técnicos, psicólogos y trabajadoras sociales entrevistan a la familia y surge una pregunta importante: "¿Por qué quieres ser padre?", "¿Por qué estás solicitando a la administración que ponga en tus mano a un menor?". Para José María "esta es una de las cosas más interesantes que tiene ser familia adoptiva, que antes de que llegue tú hijo ya has reflexionado y preparado mucho el por qué".
"Para nosotros, en nuestro hogar hay espacio y amor suficiente para poder ampliar el número de miembros", pero "también dijimos que si no llegaba nunca a producirse, no nos hace falta un hijo para ser una familia, ya éramos una, solo queríamos ser una familia más grande". Y es que José María está convencido de que ser padres es un acto egoísta. "Un hijo nunca te pide venir a este mundo o que tú seas su padre. Tú eres el que quieras serlo, asumiendo que los hijos no nos pertenecen. El derecho es del menor a tener una familia y él te está regalando el ser padre", agrega. La adopción, de hecho, es concebida como una medida reparadora, es una medida de protección de menores.
Desmitificar la adopción
La adopción parte de un fracaso, de un abandono o de detectar que los derechos del menor no se están respetando en su entorno biológico. Por eso las familias adoptivas consideran importante romper con los mitos que giran en torno a la figura de la adopción. "Hay todavía una cultura popular que concibe la adopción como una obra caritativa, y la adopción no es una obra caritativa, ni te hace mejor persona, ni tiene que verse como el último recurso", explica José María y agrega que la finalidad de la adopción siempre es el menor, porque por encima de todo están sus intereses. De hecho, las familias homosexuales solo pueden adoptar a nivel nacional.
La sociedad "da muchísimo valor al vínculo biológico, el valor de la sangre, cuando es todo ficticio", considera y asegura que "lo que impera siempre es el cariño con el que tú has criado a tu hijo, el vínculo filial se hace con el día a día, porque la crianza consiste en eso". También tiene mucho valor la figura materna, que tiene un peso especial en la sociedad, y sobre todo en la política del cuidado, pero ver a dos padres "todavía choca y la gente pregunta", afirma. Para él, aunque se han conseguido grandes avances, falta aún "mucha pedagogía".
Para agilizar los trámites las familias adoptivas echan en falta que se inviertan más medios, porque la Junta "hace una labor extraordinaria, pero los técnicos están saturados" y, además, los padres también piden protocolos unificados entre las distintas consejerías para evitar problemas administrativos, con los apellidos, en el colegio o en los centros de salud, donde todavía ellos tienen que ir a pedir cita de manera presencial porque no pueden incluir al niño en la tarjeta sanitaria.
La importancia de abrazar la verdad
Claudio, el hijo de David y Rubén, tiene una madre biológica, sí, pero ahora su familia son dos papás. Más allá de alguna mirada por la calle, de eso habla con normalidad en casa, en clase con alumnos y maestras, en el barrio y en cualquier espacio. Esa figura, la femenina, la encuentra en otras partes de su entorno, en sus abuelas y sus tías, referentes importantes para su desarrollo integral.
La palabra adoptado, y adoptivo, para él ya forman parte de su realidad. "Tú le preguntas y él te dice: pues yo soy adoptado, y aunque ahora no sabe exactamente lo que es, cuando lo descubra ya no le va a dar una connotación negativa". También sabe que tiene dos padres, y lo supo mediante un cuento de dos pingüinos machos que no podían tener cría, ahora es su cuento favorito y lo ha llevado también a sus compañeros del cole.
Y es que los niños deben crecer sabiendo "que hay muchas realidades familiares", agrega David, y los niños adoptados, en particular, deben saber que tienen un origen, una familia biológica "para que él se construya a sí mismo sobre su propia realidad, porque hay un abandono y eso es algo que tienen que integrar en su forma de construirse, de entender la vida, de posicionarse en el mundo, porque es su realidad".
No se puede topar con esa realidad "de sopetón" porque toda la idea que tiene de sí mismo, de lo que ha sido su historia, se desmorona totalmente y de un momento a otro. "Probablemente va a querer saber qué ocurrió para que su familia biológica lo abandonase y va a tener todo nuestro apoyo para que él, cuando quiera buscar su origen, lo pueda hacer", expresa David, que informa de que este también es un protocolo que estipula la Junta, que además proporcionará la información de la familia biológica si lo necesitan.
En este caso Claudio, por sus circunstancias, ha acabado en una familia adoptiva con dos papás, y esa es su realidad. "Es una realidad que mientras el niño esté bien, esté cuidado, esté querido, ¿por qué no? ¿Qué impide que dos papás puedan criar y puedan ser una familia, o dos mamás, o un papá solo, o una madre y un padre? Es decir, el bienestar del menor está por encima de toda la realidad a la que se pueda enfrentar, y aunque él no entre dentro del prototipo de familia habitual, él tiene su familia, que es lo importante".
"No se está imponiendo nada -insiste David-, solo son realidades que existen, porque nadie te obliga a enamorarte o casarte con un hombre, o con una mujer, pero es un derecho que tú tienes que tener, tienes que poder tenerlo". Porque "justamente en democracia lo importante es que tú tengas la suficiente libertad como para que puedas construir tu vida en base a tus convicciones y sin dañar a nadie, la grandeza de la democracia es eso".
En días como el Día del Orgullo, más allá de celebrar lo que se ha conseguido en España, David Comet pide "no olvidarnos también que hay otros países donde todavía la realidad es muy distinta y hay que defender que nadie, por el hecho de ser homosexual, se vea limitado en sus derechos y en sus libertades". David y Rubén "vamos a luchar para que Claudio crezca en una sociedad donde él pueda hacer lo que quiera hacer, que pueda desarrollarse con libertad".
La vida en una familia homoparental es como cualquier otra. De redescubrir el mundo a través de los ojos de sus hijos. De conocer y redescubrir. "Tu hijo o tu hija te va narrando el mundo como lo está interpretando y en el fondo es una escuela de vida", expresa José María. "Es la experiencia más bonita que nosotros como personas estamos viviendo, el amor verdadero lo hemos descubierto siendo padres".
"Yo siempre pongo el ejemplo de que los padres somos un árbol y nuestros hijos son los pollitos que se crían en el nido. Tenemos que asumir que volarán y tenemos que enseñarles a volar, pero pueden volver cuando quieran. El árbol debe tener raíces fuertes, porque los hijos volverán, seguramente cuando tengan problemas o cuando lo necesiten", afirma.
El matrimonio de personas del mismo sexo en Córdoba
En Córdoba se han casado 693 personas del mismo sexo desde que en el año 2005 fue aprobado el proyecto de ley sobre el matrimonio homosexual y España se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual después de los Países Bajos y Bélgica. Según la estadística de Movimiento Natural de la Población: Matrimonios que publica el INE, las uniones han sido 340 entre hombres y 353 entre mujeres hasta el año 2022.
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