Las redes sociales, una nueva causa de depresión en niños y jóvenes

Córdoba/Cuerpos de modelos, caras guapas, vidas perfectas, felicidad extrema... Las redes sociales han creado un mundo paralelo en el que muchos niños y jóvenes se introducen a temprana edad, sintiendo frustración al no cumplirse las altas expectativas que crean los perfiles a los que siguen. Esto está provocando que cada vez sean más los casos de depresión en esta población causados por las redes sociales.

La psiquiatra del Hospital Reina Sofía Ana Benito destaca que el incremento de diagnósticos de depresión en población infanto-juvenil es "muy preocupante porque está muy al alza". Era una franja de edad en la que existían casos de esta enfermedad desde hace tiempo, pero "no eran tan frecuentes y tan graves como los que se están viendo últimamente".

Los factores son varios y "se están estudiando". Benito señala que hay cambios sociales que están influyendo, por ejemplo "no se permite el desarrollo de una infancia saludable, hay demasiada exigencia, demasiada perspectiva o expectativa de los padres y de la sociedad puestas en el comportamiento de los niños, se les niega expresarse como son, teniendo en cuenta que son etapas de desarrollo donde el comportamiento puede ir variando".

Por otra parte, resalta que "hay un factor que está cada vez más claro en los estudios": "la influencia de las redes sociales, sobre todo en niños preadolescentes y adolescentes, está teniendo un impacto en la salud mental que ya se empieza a cuantificar y que está siendo muy preocupante", destaca Benito, que es coordinadora de una Unidad Terapéutica.

Además, el uso del móvil y las redes sociales comienza cada vez a menor edad. Según un estudio de la Universidad de Córdoba (UCO), los niños cordobeses tienen su primer móvil a los ocho años. Hay que tener en cuenta que las redes sociales, "tal y como están concebidas ahora, provocan daño a todas las edades: adicciones, sentimiento de insatisfacción, sentimiento de frustración...".

La psiquiatra del Reina Sofía asevera que "son algo pernicioso y eso se sabe porque son los mismos trabajadores de las redes sociales los que han denunciado que eso es un efecto que se conocía desde el inicio". Aunque pueden "hacer daño" a cualquier edad, "en edades de crecimiento, cuando se está formando la personalidad, somos mucho más vulnerables a ese daño". De hecho, lo compara con el alcohol: "hace daño a todas las edades, pero obviamente va a hacer más daño en una etapa de desarrollo que a una persona adulta más formada, pues las redes sociales vienen a hacer lo mismo".

Las niñas, las más afectadas

La doctora también destaca que "es llamativo" que en el tema de las redes sociales se está viendo una diferencia de género ya que "empeora más la salud mental de las niñas y de las adolescentes que la de los niños y los adolescentes". Hay "bastantes datos que lo refrendan, y es también preocupante", asevera.

"Parece que las redes sociales ahora mismo las estamos demonizando, pero la verdad es que, aunque tienen sus ventajas, los perjuicios parece que están ganando y hay que estar más alerta y proteger a la infancia más de lo que la estamos protegiendo", sentencia.

Aún no hay una teoría clara sobre por qué se produce esta diferencia entre géneros, "ahora toca elaborar las hipótesis y contrastarlas", apunta Benito, pero una de las posibilidades es que esté relacionado con "cómo se ve el cuerpo de la mujer en esta sociedad, no solamente las niñas, también las mujeres adultas. Vivimos en una sociedad con un machismo que nos atraviesa en todas las etapas, y esta es una muestra más de cómo quizás el machismo está influyendo".

¿Qué es la depresión?

La depresión -cuyo día mundial se celebra cada 13 de enero- es un trastorno mental que tiene una causa multifactorial, es decir, es una combinación de una predisposición biológica que podemos tener heredada con elementos externos como acontecimientos de la vida o sociales que precipitan la aparición de esta enfermedad. "En cada persona tendrá diferente peso la parte biológica o la parte social, la parte ambiental o la parte de historia vital y los traumas que uno pueda tener a lo largo de la vida", indica Ana Benito.

Normalmente, hay ciertas diferencias a la hora de detectar la depresión entre los niños y los adultos. Según explica la doctora, en los adultos y algunos jóvenes puede darse tristeza, tendencia al llanto y al aislamiento y pérdida de funcionalidad (uno deja de ser eficaz en las cosas que antes lo era como el trabajo o los estudios). Mientras, en niños y adolescentes se produce "un cambio de comportamiento, una tendencia a la irritabilidad y a las alteraciones de conducta en las que no hay detrás ni un deseo de desafiar, ni un deseo de hacer daño, sino un malestar que expresan de esa manera". Esos serían los dos síntomas que podrían reflejar que un niño o un adolescente está teniendo depresión.

Un diagnóstico tardío implica que la depresión necesitará más tiempo para revertirse. Es decir, hará falta "más trabajo para quitar esos síntomas y para recuperar el estado previo cuanto más tiempo se ha estado con ellos". Al respecto, Benito señala que "el cerebro es muy plástico y, cuanto más tiempo pase con esa enfermedad o con esos síntomas, más difícil es que vuelva a su estado previo".

Tratamiento

La doctora indica que no hay ninguna terapia que por sí sola vaya a acabar con la depresión, por lo que "no hay que tener la expectativa de que un tratamiento farmacológico va a terminar por completo con los síntomas". Todas las terapias "ayudan entre sí y normalmente hace falta una combinación" de las farmacológicas con antidepresivos y de la psicoterapia.

Por otro lado, la persona tiene que implementar en su estilo de vida cosas que favorezcan la salud mental porque "el tratamiento con fármacos y con psicoterapia, si no va acompañado de un cambio en el estilo de vida y un cambio en la manera de afrontar, tampoco tiene muchas expectativas de éxito".