El renacer tras el daño cerebral adquirido

Más de 2.000 nuevos casos de DCA se registran en Córdoba cada año

Un paciente puede llegar a gastar desde 300 hasta 7.000 euros en rehabilitación

El paciente Rafael Cerezo realiza ejercicios de rehabilitación en Acodace. / Lolo Agreda.

Cuando un paciente se salva tras sufrir de un daño cerebral, vuelve a nacer. Hace cuatro años Rafael Cerezo, que en ese momento tenía 45 años, salió a tomarse algo y repentinamente sintió un mareo y se desplomó, de ahí no recuerda nada más.

Había sufrido un ictus que lo dejó en coma dos semanas, comenta su mujer, Esther Caballero, quien lo ha acompañado durante todo el proceso. Al principio fue muy duro para ella y su hijo de 12 años (que en ese momento tenía solo ocho). A Rafael, los especialistas le dijeron que muy probablemente no podría levantarse de la cama. Lo operaron tres veces y ha conseguido lo inimaginable, levantarse e ir normalizando su vida.

Rafael Cerezo, su mujer Esther Caballero y Antonio Galindo, presidente de Acodace. / Lolo Agreda

Según los datos del Centro de Rehabilitación Neurológica (Avanza) y la Asociación Cordobesa de Daño Cerebral (Acodace), se registran entre 2.000 y 3.000 nuevos casos de DCA anualmente en Córdoba, de los cuales más del 60% necesita de rehabilitación puntual o continuada. Esto último es, precisamente, lo que no ofrecen en los centros de salud públicos de la provincia.

Actualmente la administración pública solo contempla la rehabilitación en caso de daño cerebral agudo, pacientes que necesitan de atención durante unos pocos meses (puntual), en cambio, para la rehabilitación continuada que requieren los pacientes crónicos, que puede ser por varios años o para toda la vida, no hay atención. Así lo explica el presidente de Acodace, Antonio Galindo, quien además añade que si la sanidad pública lo contemplara “sería la ruina para el país, es inviable e insoportable para una administración”.

En el año 2015, Galindo denunció la tardanza de dos meses en la concesión de los servicios de rehabilitación de estos pacientes en el Servicio Andaluz de Salud (SAS). “Hoy en día es peor”, comenta. La lista de espera para logopedia, por ejemplo, puede alcanzar los diez meses. La psicóloga general sanitaria del centro Avanza, Alba Díaz, comenta al respecto que “no existe una demanda de servicios tan numerosa como la que reflejan las cifras de afectados. Tenemos que tener en cuenta, que a estos 2.000 casos anuales, se le suman los pacientes que necesitan atención continua en el tiempo”.

Esta situación también puede ser la ruina para los pacientes. Atenderse por completo en centros privados puede suponer un pago mensual de 300 hasta 7.000 euros, dependiendo del caso.

La historia de César, paciente de Avanza también es común. Tuvo un accidente de tráfico del que no recuerda casi nada pues sufrió un grave golpe en la cabeza y perdió el conocimiento. Tras estar en observación y que le practicaran pruebas rutinarias, fue dado de alta sin que los especialistas vieran nada de qué preocuparse en su comportamiento. Poco después su familia comenzó a notar su dificultad para recordar las cosas. “Se me olvidaba casi todo, tenía que llevar un libro siempre conmigo y eso acabó haciendo daño a la familia porque no lo entendían y se agobiaban”.

César, paciente de Avanza en una de sus sesiones de rehabilitación. / El Día

La Federación Española de Daño Cerebral asegura que “lograr el máximo nivel posible de autonomía debe ser el objetivo final de la rehabilitación”. Así, la atención va desde la neuropsicología, la medicina y la enfermería hasta la fisioterapia, la logopedia (comunicación, respiración, postura y deglución) hasta terapia para la reinserción social y ocupacional tras su mejoría.

Causas y prevención

Aunque el Ictus es la primera causa de DCA, de hecho, la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias ha recibido, en lo que va de año, 1.259 solicitudes de asistencia de posibles ictus en Córdoba, unas 140 peticiones mensuales, no es la única.

El abanico es amplio y va desde accidentes domésticos, de tráfico, hasta los deportes de alto riesgo, muy comunes hoy en día, que tienen un alto grado de peligrosidad y accidentes. Para Acodace, el aumento de casos cada año se debe, principalmente, al alto nivel de estrés que experimentan las personas en su vida adulta. Desde Avanza coinciden y aseguran que, aunque los accidentes son imprevisibles, algunos tipos de DCA podrían prevenirse a través de hábitos saludables.

Vivir con daño cerebral es posible. Las vidas de Rafael y César cambiaron, pero gracias a la rehabilitación que han podido cumplir en estas organizaciones, se levantaron de la cama y aunque tienen dificultades físicas y cognitivas, ahora ven la vida diferente, han vuelto a nacer.

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