Una segunda vida para los residuos orgánicos
En el año 2019 el Complejo Medioambiental de Córdoba produjo más de 10.000 toneladas de compost
La calidad del compost final es definida por la cantidad de residuos contaminantes que se puedan evitar
El compost es un fertilizante natural elaborado a base de residuos orgánicos que provienen de los desechos domésticos, hierbas, tierra y cal, sometidos a un proceso netamente biológico a través de oxígeno, denominado compostaje y que sirve como abono para diferentes plantaciones.
El Complejo Medioambiental de Córdoba (CMC) cuenta con unas instalaciones de reciclaje y compostaje donde la empresa municipal Sadeco trata los residuos procedentes de la recogida separada en origen, por un lado la materia orgánica de los contenedores marrones o grises, y por otro los envases e inertes recogidos en los depósitos amarillos.
El proceso
La planta cuenta con una era de fermentación y otra de maduración para el compostaje de la materia orgánica, y asimismo tiene una línea de afino para la obtención del compost final.
El proceso va así. En la primera línea se tratan los residuos procedentes de los contenedores de materia orgánica, que una vez separada, se lleva a la zona de compostaje donde, tras unas fases de fermentación y maduración, se transforma en abono orgánico libre de contaminantes.
Una vez que se ha terminado el proceso de fermentación y maduración el producto bruto se trata en la planta de afino de compost para eliminar todas las posibles impurezas que pueda tener, mediante tres procesos de separación; uno granulométrico (trómel), un segundo densimétrico (mesa densimétrica) y un cribado final, (método de separación de elementos de diferente tamaño por medio de barreras con orificios o cribas, en este caso a través de una criba de malla elástica) “obteniéndose un producto idóneo para su uso en agricultura, selvicultura y jardinería”, según lo explican en la memoria anual de Sadeco.
De igual manera, directamente en la era de fermentación y compostaje, los biosólidos (que se definen como residuos orgánicos que resultan del tratamiento de las aguas residuales procesadas de Emacsa) se mezclan con poda y se procede a su compostaje. Tras el proceso de fermentación y compostaje, los residuos biosólidos son cribados en un equipo denominado criba de estrella, esto “con objeto de obtener un producto homogéneo, libre de impurezas y apto para su uso en agricultura, selvicultura y jardinería”.
Durante el año 2018 se puso en marcha una nueva planta de afino de compost que permitió “mejorar la eficiencia y calidad en la producción de compost” y aumentar la producción del material en un 18,28 % con respecto al año 2017. Pero, dependiendo de cómo se mire, una mayor cantidad de compostaje no necesariamente se traduce en algo positivo, más allá de mejorar las tecnologías. La técnico responsable del Complejo Medioambiental de Córdoba, Elena Aguirre, afirma que menos cantidad de residuos significa que la gente está haciendo las cosas mejor en sus hogares, y no se trata solo de menos consumo, sino de consumo más responsable.
Los últimos datos
Según los datos de Sadeco, en 2019, de 76.551 toneladas de materia orgánica que fue tratada por el centro, se generó 41.076 toneladas destinada al compostaje y 3.499 toneladas de lodos que provienen de los residuos de Emacsa, que fueron mezclados con 6.563 toneladas de poda para un total de 51.138 toneladas de compost, 4.740 toneladas menos que en 2018. Sin embargo, el compost que ha culminado todo el proceso y se presenta listo para su venta en 2019 alcanza las 10.830 toneladas.
“Nuestro objetivo no es generar mucho compost, queremos dar salida a los residuos que se producen en la ciudad y el objetivo es que esos residuos no sean un problema, buscamos darle nueva vida en forma de compost. Si entra menos basura a la planta es sinónimo de que generamos menos residuos en casa, por lo tanto eso es una buena noticia”, explica Aguirre al respecto.
Una vez acabado el proceso, que puede tardar unas ocho semanas pues depende de la humedad, que debe ser del 30 o 40%, y la temperatura, de 40 a 70 grados, el compost es vendido a empresas de jardinería y agricultores que lo requieren para las siembras.
“Nuestro compost es de altísima calidad”, defiende Aguirre, y explica que es obligatorio por ley que para que el compost sea destinado a agricultura venga de los contenedores de materia orgánica. Si alguien deja comida descompuesta en el contenedor de envases e inertes, no es posible que sea destinada a la realización del compost, por eso Aguirre insiste en la correcta separación de la basura desde casa para un mejor aprovechamiento de los residuos.
Además, no se pueden mezclar los dos tipos de compost (orgánico y de lodos), porque tienen usos distintos y están registrados como dos fertilizantes totalmente diferentes. De hecho, el compost de lodo tiene algunas limitaciones, alerta Aguirre. “No se puede usar en el olivo porque genera problemas en el cultivo, pero en algunas hortalizas funciona muy bien”, informa.
La calidad del compostaje es definida por la cantidad de residuos contaminantes que se pueden evitar. Las latas o vidrios, por su pequeño tamaño, en ocasiones pasan a través del proceso de trómel y cribado y llegan hasta la última etapa del compost, lo que es altamente contaminante. De hecho, según explica la también ingeniero agrónomo, cuatro personas deben estar vigilantes para remover los objetos grandes antes del trómel, luego un separador magnético atrae las latas, “porque si se oxidan hay mucha contaminación que hace mermar la calidad del compost”.
Y es que recoger la basura separada le cuesta más dinero a la empresa pública, sin embargo, además de ser obligatorio por ley “es lo mejor para el medio ambiente”. En este sentido, hay personas que no creen en el proceso porque aseguran haber visto camiones recoger y apilar las bolsas de varios contenedores juntas. Sin embargo, Aguirre defiende que eso, aunque admite que ha ocurrido, “no es el común denominador” del trabajo que realizan desde Sadeco, donde tienen el deber de recoger la basura por separado para poder cumplir debidamente con los procesos de reciclado y compostaje.
Los montones de compost que se apilan en los patios de la planta de Sadeco son removidos con una máquina volteadora para introducir aire y cumplir con el proceso aeróbico a través del oxígeno para que los microorganismos y bacterias comiencen a actuar, degraden la materia orgánica y generen Co2 y vapor de agua, un proceso que le da una nueva vida a los desechos urbanos.
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