Un estudio respalda la dieta mediterránea para prevenir el síndrome metabólico

Expertos revelan que las grasas monoinsaturadas reducen la inflamación y el estrés oxidativo

Grupo de investigadores que ha realizado el estudio. / El Día
El Día

20 de septiembre 2018 - 02:32

Investigadores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), el Hospital Reina Sofía y la Universidad de Córdoba (UCO) han demostrado en un estudio que el consumo de una dieta rica en grasas monoinsaturadas, como es la dieta mediterránea, reduce la inflamación y el estrés oxidativo que causa el síndrome metabólico. Este trabajo de investigación ha sido publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research y está liderado por el subdirector científico de Investigación Clínica en el Imibic y director de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Interna del Reina Sofía, José López Miranda, y la doctora Elena M. Yubero Serrano.

El estudio incide en que la ingesta de una dieta inadecuada debido a la composición de su contenido graso -como es el caso de las ricas en grasa saturada- contribuye al desarrollo de sobrepeso, obesidad y síndrome metabólico, preludio de la diabetes, la hipertensión y la enfermedad cardiovascular. Así, las conclusiones respaldan el consumo de una dieta rica en grasa monoinsaturada, como es la dieta mediterránea (rica en aceite de oliva), en la mejora de los factores de riesgo del síndrome metabólico, disminuyendo los niveles de ciertos compuestos tóxicos y oxidantes que se generan en los alimentos que consumimos y en el interior de nuestro organismo. En este sentido, la ingesta de este tipo de grasa reduce los niveles de los productos finales de glicación avanzada (AGEs, por sus siglas en inglés), compuestos altamente tóxicos y oxidantes que se generan en el interior del organismo como parte del metabolismo normal, y que aumentan progresivamente durante el envejecimiento y en condiciones patológicas como en la diabetes y la obesidad.

Los AGEs, además, se ingieren a través de la dieta, ya que se forman en los alimentos que comemos dependiendo del método de cocinado, aumentando así la cantidad total de estos productos en nuestro organismo.

Diversas pruebas indican que, además, los AGEs están implicados en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer o la demencia, o incluso en el proceso de envejecimiento. Estos hallazgos respaldarían el uso de nuevas terapias dietéticas específicas y personalizadas para mejorar los factores de riesgo del síndrome metabólico.

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