La restauración del Convento de Santa Clara de Córdoba comenzará por su torre-alminar y su iglesia
Patrimonio
El Ayuntamiento, propietario del histórico monumento, encargó en 1996 un proyecto de reforma que nunca se llegó a ejecutar, al igual que nunca llegó a ser el Museo de la Ciudad proyectado
Regina: el convento olvidado de Córdoba
En noviembre de 2021, el alcalde de Córdoba, José María Bellido, anunciaba que Córdoba dispondría de tres millones de euros de ayudas directas de fondos europeos para invertir en cuatro actuaciones en tres espacios emblemáticos del patrimonio de la ciudad: el Alcázar de los Reyes Cristianos, el Templo Romano y el Convento de Santa Clara.
Concretamente, a este último se destinarían 550.000 euros para el Proyecto de restauración de la Torre-Alminar, Iglesia Santa Clara y rehabilitación de edificaciones anexas. Pasado un año de aquello, ahora este proyecto está más cerca ya que el próximo lunes la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento tiene previsto aprobar la autorización y disposición de un crédito a favor de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) para su ejecución. Las otras partidas, hasta los tres millones de euros, se las repartían entre dos actuaciones en el Alcázar de los Reyes Cristianos, que suman 1,8 millones de euros; y el proyecto de terminación de puesta en valor del Templo Romano, dotado con 650.000 euros.
En cuanto al convento de Santa Clara, el objetivo del Ayuntamiento pasaba por que las obras se desarrollaran hasta finales de 2023. En estado ruinoso, El de Santa Clara fue el primer convento femenino fundado en Córdoba tras la conquista cristiana de la ciudad en 1236. La cronología del edificio habla de que, en el siglo VII, en el solar que ahora ocupa el antiguo Convento de Santa Clara se edificó una iglesia paleocristiana, mientras que a finales del siglo X y después de que el edificio original permaneciese sin uso religioso dos siglos se construyó una mezquita.
Posteriormente, en 1241 Fernando III El Santo consagró el edificio islámico para el uso cristiano; en 1265 el arcediano Miguel Díaz fundó el Monasterio de Santa Clara en este inmueble; y en 1381 concluyeron unas obras de reforma con las que la arquitectura musulmana original queda encubierta. Después, en1856, el edificio dejó de tener uso como monasterio y fue dedicado durante años a usos diversos.
Ya en el siglo XX, en 1935 se realizó en el edificio una primera excavación que permitió el descubrimiento de la antigua mezquita; en 1950, el Ayuntamiento adquirió el inmueble con la finalidad de preservarlo de la ruina; en 1985, el Consistorio apuntaló parte de las techumbres y una comunidad islámica se interesó por el proyecto; y en 1996, la Junta financió las excavaciones que permitieron descubrir la iglesia paleocristina y el Ayuntamiento encargó un proyecto de reforma al arquitecto Arturo Rodríguez Laguna.
Ya en los años 80 el entonces alcalde de la ciudad, Julio Anguita, mantuvo por el edificio un enfrentamiento con el obispo de la ciudad, José Antonio Infantes Florido. El exprimer edil negociaba entonces con una comunidad musulmana para que este edificio volviese a convertirse en mezquita, hecho que no gustó a Infantes Florido. Aquel desencuentro culminó con la frase de Anguita: Usted no es mi obispo pero yo sí soy su alcalde; zapatero a tus zapatos. Tras truncarse la posibilidad de que el edificio volviese a tener uso religioso, a mediados de los 90 la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento decidieron actuar de forma conjunta en el inmueble y rescatarlo del olvido. La Administración autonómica pagó los diez millones de pesetas que costaron las excavaciones en la zona, pero el Ayuntamiento, que era el encargado de pagar la restauración del inmueble, no cumplió con su parte.
Después, el edificio iba a ser restaurado, merced al patrocinio de la Fundación Caja Madrid, tras un convenio firmado con el Ayuntamiento de Córdoba el 18 de febrero de 2006, fecha en que también se anunció su futuro uso como Museo de la Ciudad. Finalmente este proyecto quedó abandonado. Posteriormente, en 2014 se realizaron unas muy leves intervenciones en el inmueble por parte el Ayuntamiento; y en 2016 se volvieron a licitar unas obras de restauración de la fachada sur del convento, a la espera de que en un futuro pudiera ser abierto, aunque continúa en un estado grave de deterioro con caída de tejas y filtraciones de lluvias que están dañando su estructura.
El convento de Santa Clara, debido a los muchos años que lleva cerrado al público, es un edificio casi desconocido para los cordobeses. Su valor artístico, sin embargo, resulta incuestionable. De enorme valor son, por ejemplo, los mosaicos paleocristianos aparecidos en las prospecciones realizadas en 1996 y que aún requieren de una puesta en valor.
En los mismos aparecen representados peces, copas con agua, pájaros y otros símbolos de contenido religioso. De la época árabe también se conservan varias piezas de interés. Entre ellas, resaltan el alminar y la puerta lateral, que era por la que se accedía a la mezquita y que da a la calle Osio. El alminar –que
es el más tardío de cuantos se conservan en la ciudad y que fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931– tiene en su parte superior un añadido de obra cristiana realizada durante la Baja Edad Media–.
Por último, de las obras cristianas realizadas en la Edad Media apenas se han conservado restos de interés, salvo algunos fragmentos de restos de azulejería y la portada adintelada.
También te puede interesar