Reto conseguido: Manel Flores recorre los 903 kilómetros que separan Hinojosa del Duque de Santiago por la ataxia
Enfermedad rara
Este cordobés llegó el 1 de junio a la capital de Galicia tras 12 días de camino en una bicicleta adaptada
De Hinojosa del Duque hasta Santiago de Compostela en bicicleta para visibilizar la ataxia
Todo gran esfuerzo merece una gran recompensa y la de José Manuel Flores -Manel para sus amigos y familia- ha sido el cariño que ha recibido a lo largo de todo el camino que ha realizado entre su pueblo, Hinojosa del Duque, y Santiago de Compostela para dar a conocer la enfermedad que padece, la ataxia.
El reto era duro: recorrer solo los 903 kilómetros que atraviesan España de Sur a Norte hasta llegar a la capital de Galicia en una bicicleta adaptada. Entre medias, 12 días de camino con etapas duras, algunas interminables, con la lluvia y el barro como hándicap.
Pero el sacrificio ha merecido la pena ya que su historia ha aparecido en varios medios de comunicación como el Faro de Vigo y en las redes sociales del Camino de Santiago, lo que ha dado visibilidad a la ataxia, la enfermedad rara que le fue diagnosticada hace siete años. Todo ello lo ha plasmado en el blog porlaataxianomerindo.com, donde ha contado día a día sus vicisitudes.
La historia ha tenido un afortunado final feliz, aunque los comienzos fueron muy duros para Manel. A pesar de que llevaba organizadas las etapas y reservados los albergues con la ayuda de la delegación de la Asociación del Camino Mozárabe de Hinojosa del Duque, sus dificultades de movilidad a causa de la ataxia hacían que el reto fuera doblemente duro, lo que preocupaba especialmente a su madre y a los suyos.
El domingo 21 de mayo Manel inició el recorrido en una primera etapa en la que estuvo acompañado por amigos del Club Ciclista de Hinojosa hasta Monterrubio de la Serena (Badajoz) y ya continuó solo. La segunda fue especialmente difícil ya que se perdió, se cayó y pinchó dos veces, por lo que se agobió un poco.
Al tercer día, su madre y miembros de la Asociación del Camino Mozárabe acudieron al Ayuntamiento de Hinojosa para ver de qué manera podían echar una mano a Manel. El Consistorio ofreció ayuda económica, pero había que buscar a alguien que fuera a su encuentro y lo acompañara. Al final, Carmen Ayuso, de la asociación, se ofreció a ir con él.
En esa tercera etapa, en Galisteo, ella se incorporó a este reto como apoyo logístico. "Él ha hecho todo el camino, yo solo me dedicaba a encontrar un sitio para desayunar y otro para comer que estuvieran adaptados para él y organizar la llegada a los albergues", cuenta Carmen. Esos detalles "han hecho mucho porque así él solo se dedicaba a pedalear".
Para ella, que ya ha hecho tres veces el Camino de Santiago, esta ha sido "toda una experiencia" que ha despertado una gran "admiración" por Manel, al que conocía, pero no de forma tan cercana.
"Todo el mundo se dirigía a él y nos preguntaba qué estábamos haciendo", indica Carmen, que además resalta la solidaridad de las personas con las que se han encontrado. Por ejemplo, un día, tuvieron que parar antes de tiempo, de forma que se alojaron en un albergue improvisado. Cuando llegaron todo el mundo estaba en sus camas, pero se levantaron para ofrecer la litera de abajo a Manel viendo que tenía dificultades de movimiento. "Al siguiente día, tuvo que hacer lo que le quedó pendiente más lo que había programado", recuerda Carmen.
Las últimas jornadas eran de menos kilómetros, pero se desarrollaban por puertos de montaña, así que tras estas dificultades, "la llegada a Santiago ha sido muy emocionante". Ese día Manel no se sentía bien y cuando quedaban 11 kilómetros para terminar, pararon en un albergue a descansar y luego retomó el camino.
Cuando llegó, había una sorpresa: su madre estaba en la plaza del Obradoiro junto con el amigo que iba a llevar de vuelta la bici en su remolque. Hubo abrazos, lágrimas y mucha alegría por ver cumplido este importante reto para Manel.
A lo largo del recorrido han conocido a muchos peregrinos, como una asociación que quería dar a conocer el insomnio familiar fatal, con cuyos miembros quedaron en Orense porque "tenían muchas ganas de conocernos". Luego "mucha gente se ha puesto en contacto con nosotros, desde asociaciones a gente allegada al Camino", explica Carmen.
Incluso "los dos últimos días hemos tenido visitas en los albergues en los que estábamos". "El cariño de la gente ha sido abrumador y él se ha sentido querido en todo el Camino", concluye.
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