De ruta por las iglesias fernandinas de Córdoba
Patrimonio
Fernando III El Santo mandó construir entre mediados del siglo XIII y principios del XIV una serie de templos repartidos por distintos barrios de la ciudad que no solo destacan por su arquitectura medieval
Las puertas de la Mezquita-Catedral de Córdoba
Las capillas de la Mezquita-Catedral de Córdoba
El Cabildo Catedral de Córdoba puso en marcha hace unos años la que dio en llamar Ruta de las Iglesias Fernandinas para así complementar la oferta de las visitas a la Mezquita-Catedral y con el objetivo de que los turistas también conocieran los barrios en los que estos estos templos están enclavados. Se trata de iglesias que mandó construir Fernando III el Santo entre mediados del siglo XIII y principios del XIV, motivo por el que se les conoce como iglesias fernandinas. La relevancia de estos templos no sólo reside en la singularidad de su arquitectura medieval, sino también en su función como núcleos de repoblación de la trama urbana, a través de la organización en collaciones.
Los que se pueden visitar en la ruta diseñada por el Cabildo Catedral de Córdoba están ubicados en la Axerquía y declarados Bien de Interés Cultural: San Pablo, San Francisco, San Pedro, Santiago Apóstol, San Lorenzo, San Agustín, Santa Marina y San Andrés. A ellas se suma la parroquia del Carmen de Puerta Nueva que, al contar con el retablo de Valdés Leal, constituye otra relevante manifestación patrimonial de la ciudad. También, por su interés patrimonial, se ha incluido en esta ruta la Basílica del Juramento de San Rafael. Se da la particularidad de que los diez templos de la ruta del Cabildo Catedral permanecen abiertos al culto y que no sólo han sabido conservar su legado medieval, sino también las aportaciones artísticas que se desarrollaron posteriormente.
La Magdalena
Cerca del barrio de San Lorenzo y ubicada en la plaza a la que da nombre, se encuentra un edificio de gran valor histórico, la iglesia de la Magdalena, una de las primeras fernandinas en edificarse y modelo para otras parroquias cordobesas. En su estilo artístico se mezclan el románico, el gótico y el mudéjar. La portada principal es la situada a los pies y luce un bello rosetón. De las entradas laterales sobresale la de la derecha, decorada con punta de diamantes, fechada como la más antigua puerta de las iglesias de Córdoba. La torre, del siglo XVII, se desarrolla en cuerpos decrecientes.
San Agustín
Situada cerca de San Lorenzo, la construcción original de la iglesia de San Agustín, ubicada también en la plaza a la que da nombre, se fecha en 1328 y, al igual que muchas de ellas, las intervenciones barrocas cubren el trabajo medieval. San Agustín es una de las joyas cordobesas del barroco. La fachada principal es fruto de las aportaciones realizadas en los siglos XVI y XVII, dando como resultado una interesante sucesión de arcos y columnas corintias con frontón partido, que albergan la famosísima imagen de Nuestra Señora de las Angustias, realizada por Juan de Mesa en el siglo XVII. En el interior, de tres plantas y crucero, se produjo el descubrimiento de interesantes murales y frescos durante la restauración a la que fue sometida el edificio entre los años 2007 y 2009 por parte de la Junta de Andalucía, con una inversión de más de 3,5 millones de euros.
San Andrés
Cercana a la iglesia de San Pablo, en la plaza de San Andrés, se puede visitar la iglesia del mismo nombre. Fundada en el siglo XIII, pudo ser construida sobre una basílica visigoda, aunque las intervenciones de los siglos XVII y XVIII enmascararon todo vestigio anterior. La torre conserva su parte baja del siglo XVI, siendo la superior del siglo siguiente. La portada principal, del siglo XVII, ostenta el escudo del obispo Siuri. Destaca en el interior un hermoso retablo barroco de estilo churrigueresco trazado por Pedro Duque Cornejo, así como numerosos lienzos de gran valor artístico, como los realizados por Antonio del Castillo o Palomino.
San Francisco
Ubicada en la calle San Fernando, los restos, en parte restaurados, del claustro de la iglesia conventual de San Francisco envuelven esta parte de Córdoba en un ambiente casi romántico. Fundada en el siglo XIII, las remodelaciones barrocas inundan su convento y su templo, destrozado tras las desamortizaciones del XIX. La portada de acceso, realizada en mármol y de estética barroca, acoge una hornacina con la imagen de Fernando III el Santo. La iglesia, de una sola nave y crucero, alberga un precioso retablo dieciochesco.
San Lorenzo
Situada en el barrio del mismo nombre, la iglesia de San Lorenzo es una de las más exquisitas joyas de la arquitectura medieval cordobesa. A pesar de las remodelaciones, las restauraciones de principios de siglo le han devuelto parte de su estética primigenia. Su originalidad radica en el pórtico de tres arcos que antecede a la entrada principal, situándose en el lado izquierdo la torre, y en el centro, el imponente rosetón. La torre fue construida sobre el alminar de una antigua mezquita, cuyos restos pueden verse en el cuerpo principal, siendo lo tres últimos añadidos del XVI por Hernán Ruiz II. El movimiento de los prismas superiores precede en estética a la Giralda sevillana. En su interior destacan la cabecera, cubierta con pinturas italogóticas, y el retablo mayor barroco, alojado hoy en día a los pies de la iglesia, cerca de la imponente pila bautismal.
San Miguel
Ubicada en el centro de la ciudad, cercana a la calle Cruz Conde, la iglesia de San Miguel es una construcción gótica medieval con remodelaciones barrocas. De la portada llama la atención el hermoso rosetón de columnillas entrelazadas. El interior, dividido en tres naves por pilares, desemboca en el presbiterio, decorado con un retablo marmóreo del siglo XVIII. Los diversos lienzos y tallas barrocas conviven con obras del XIX. Posee una interesante capilla bautismal cubierta con una hermosa cúpula mudéjar.
San Nicolás de la Villa
En pleno centro de Córdoba, en el bulevar del Gran Capitán, se eleva esta grandiosa construcción fundada en el siglo XIII y reedificada en el siglo XV siguiendo una estética gótico-mudéjar. Posee una de las torres más bellas de las iglesias fernandinas, de forma poligonal y realizada sobre un alminar. También es de gran belleza su portada norte, construida en 1555 por Hernán Ruiz II. Destacan en su interior varios elementos de gran valor artístico como la Capilla del Bautismo del siglo XVI, el retablo mayor, de estilo barroco, la urna eucarística del orfebre Damián de Castro y el artesonado de la nave principal.
San Pablo
Frente al Ayuntamiento se sitúa la imponente iglesia de San Pablo. Construida entre los siglos XIII y XIV acusa, sin embargo, importantes reformas del siglo XVIII. La fachada exterior se abre a la calle Capitulares con una portada de movidas columnas salomónicas. La torre conserva uno de los tres carillones mejor conservados de toda España. Tras el compás se vislumbra la portada de corte manierista que da acceso al templo de tres naves. En el interior sobresalen el artesonado con decoración mudéjar, el retablo mayor y la qubba o edificio abovedado (posiblemente restos de un palacio almohade sobre los que se construyó la iglesia).
San Pedro
Situada cerca de la Corredera, las sucesivas reformas a la que se ha visto sometida la basílica de San Pedro han ocultado sus características arquitectónicas originales. Se han conservado dos portadas medievales, así como el primer cuerpo de la torre. Las intervenciones más notables son las de Hernán Ruiz II en el siglo XVI, elaborando la fachada principal, y la de Juan de Ochoa, que construye la sacristía en el XVII. En el XVIII se le añaden a las techumbres yeserías. En el interior destacan el retablo mayor, obra del siglo XVIII realizado por Negrete, y el retablo de la Capilla de los Mártires, obra de Alonso Gómez de Sandoval.
Santa Marina
Ubicada en la plaza del Conde de Priego, su construcción se inició en los últimos decenios del siglo XIII y se prolongó durante el XIV. Reúne los estilos tardorrománico, gótico y mudéjar, aunque también posee elementos de siglos posteriores, como la torre renacentista y el sagrario, reformado a lo largo del siglo XVIII. Interesante es su rosetón, así como la portada lateral izquierda, única por sus características en Córdoba. El edificio, con cierto aire de fortaleza, distribuye su interior en tres naves de estilo barroco. Cabe destacar la capilla bautismal mudéjar del siglo XV y la capilla funeraria de los Orozco.
Santiago
Como la mayoría de las iglesias fernandinas, la de Santiago se construyó sobre el solar de una antigua mezquita omeya de la que conserva el alminar, convertido en torre cristiana. Sus características arquitectónicas originales le han sido devueltas gracias a las obras de restauración que se han practicado en el edificio. El cuerpo la iglesia, de planta rectangular, se estructura en tres naves. Contiene numerosas obras de interés artístico, como la imagen del Cristo de las Penas, talla anónima del siglo XV.
Santo Domingo de Silos
La desaparecida iglesia fernandina de Santo Domingo de Silos constituía, en el medievo, una de las siete collaciones en las que dividió San Fernando la Villa. Posteriormente se fundió con la del Salvador. Los restos de este antiguo templo se encuentran hoy en día integrados en el majestuoso Archivo Provincial.
Basílica del Juramento de San Rafael
La basílica menor del Juramento de San Rafael está ubicada en el barrio de San Lorenzo y no es una iglesia fernandina. Se levanta en el lugar donde se cree que el arcángel San Rafael se apareció al padre Roelas en 1578, jurándole custodiar la ciudad. A fines del siglo XVIII se abrió una suscripción popular para financiar las obras del templo proyectado por Vicente López Cardera para finalmente consagrarse en 1806. Ejemplo de gran originalidad por combinar un espacio longitudinal y circular, presenta la última fachada de estilo neoclasicista que se erige en Córdoba. Alberga a su vez, obras de gran calidad como la imagen del arcángel realizada en 1735 por Alonso Gómez de Sandoval y lienzos del pintor y biógrafo cordobés Acisclo Antonio Palomino del siglo XVIII.
El Carmen de Puerta Nueva
La iglesia de Nuestra Señora del Carmen, del siglo XVI, tampoco es un templo fernandino. Formó parte del desaparecido convento del Carmen Calzado, que fue desamortizado en el siglo XIX. Su retablo mayor fue trazado por Sebastián Vidal en 1639, aunque la ejecución corrió a cargo de Pedro Freila de Guevara, y las pinturas que lo cubren casi por entero fueron ejecutadas por el célebre pintor sevillano Juan de Valdés Leal, con quien la comunidad de carmelitas calzados las contrató en 1655. El púlpito de la iglesia, que es de madera y está decorado con medallones que muestran a la Virgen del Carmen, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y al profeta Elías, está en el lado izquierdo de la nave, donde también se encuentran dos retablos neobarrocos que albergan, respectivamente, sendas imágenes devocionales del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen de la Cabeza, siendo esta última una imagen de vestir del siglo XVII que fue restaurada a finales del siglo XX por el escultor Miguel Arjona.
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