El salto a América de Lagartijo por mantener vivo el sueño de ser torero
TOROS
El diestro cordobés terminará su temporada por tierras sudamericanas con 15 corridas y varios triunfos, tras tener que emigrar para buscarse un hueco en la fiesta
Lagartijo: "Me ilusiona torear de nuevo en Córdoba, me veo capaz"
Escasamente un año después de tomar la alternativa como matador de toros, Javier Moreno Lagartijo cogió un vuelo en la dirección contraria a la habitual que toman los que cruzan el charco para ganarse la vida. Las cosas son diferentes en el toreo: el que no se hace hueco entre las figuras ni en el escalafón inferior, lo tiene crudo aquí en España. "Todos los toreros saben que está esta posibilidad, pero es muy difícil abandonar el área de confort, salir de casa", explica a El Día el último cordobés que abrió la puerta grande de Los Califas tras cortarle dos orejas a Campanito, el toro de su debut, en la feria 2022.
El salto desde España hasta Perú hace que la realidad hasta entonces concebida salga disparada por los aires. "Al principio choca mucho, aquello es muy duro", insiste en varias ocasiones Lagartijo. "La seguridad en el día a día o si te hiere un toro allí..., es mejor no pensarlo porque en muchas plazas no hay enfermería y al hospital no llegas, pero una vez que te acostumbras todo eso te curte como torero y como persona", apunta el torero.
El punto de inflexión en la mente del diestro cordobés llega el día que se presentan los carteles de la feria taurina de Córdoba 2023 en el Gran Teatro, el pasado 20 de marzo, cuenta el matador: "Me pilló sacando los perros por el bulevar Gran Capitán y justo salía de allí todo el mundo. Vi el contraste mío con aquella gente en traje y pensé: o me hundo o salgo para arriba". Había pasado casi un año desde que tomara la alternativa y apenabas sumaba otra actuación en un festival celebrado en Bujalance, en febrero de 2023, donde cortó dos orejas y rabo. "Me fui con una mano delante y una detrás. Fue muy duro porque dejas atrás muchas personas, pero era el momento: ahora soy una esponja", relata.
Ahora, a punto de dar por finalizada la temporada sudamericana, Lagartijo acumula más de diez festejos entre Perú y Ecuador con varios triunfos entre los que destacan dos indultos -el primero de ellos en su segunda corrida como matador de toros- y una puerta grande en Tacabamba (región de Cajamarca, Perú). Acabará la gira en el mes de noviembre con 14 o 15 corridas de toros en 2023, con la vista puesta en el inicio de la campaña 2024, para la que ya tiene aseguradas tres tardes en enero, en Perú, y a la que se sumarán nuevos países como México y Venezuela.
"Allí hay que aguantar el tirón, eh", defiende Lagartijo. "Hay diez veces más corridas de toros y faltan toreros, se abre teóricamente más el abanico, pero es muy duro; el toro no está tan definido como aquí, que tenemos unos patrones más o menos de cada encaste..., hay unas dificultades que aquí no las hay", resume. "El triunfo numérico tampoco es tan fácil, aunque el público europeo pueda ser más profesional y menos sentimental que el sudamericano", responde el cordobés, que asegura que "todos los toreros de España con los que he hablado me han hecho saber que tiene mucho mérito lo que estoy haciendo, y eso te llena; la dificultad que hay allí la saben todos".
Del otro continente destaca el "respeto y la admiración" que sienten por los toreros: "son como héroes", subraya. También el público y la afición taurina: "Asiste de una forma desmesurada, es impresionante. Hay una costumbre muy arraigada, cualquier pueblito con 1.000 habitantes tiene su plaza".
Los pies en la tierra
Lagartijo regresó a Córdoba a principios de este mes de octubre para participar en un festival en Montalbán, en el que volvió a cortar dos orejas y un rabo. "Estoy evolucionando mucho desde que tomé la alternativa, me veo muy bien, pero es una evolución constante, en cada tentadero, y cuando uno se ve por encima de las circunstancias, se siente arrollador y eso se transmite en la plaza", afirma.
Sin embargo, el paso de meterse donde están las figuras del toreo, "incluso triunfando, cuesta mucho", reconoce el cordobés con conocimiento de causa después de haber salido a hombros junto a Roca Rey y Talavante: "Torean porque se lo han ganado en la plaza y, aunque triunfes, no quiere decir que estés a ese nivel 100%, hay que ser honesto y tener los pies en la tierra".
La aspiración de Lagartijo queda patente en varios momentos de la conversación, y es la que le da sentido a su aventura en Perú y lo que mantiene las ganas vivas de ser torero, aunque esa impulsividad que tanto caracteriza al descendiente de dos dinastías de Califas del Toreo (Lagartijo y Manolete) se va domesticando ahora con lances de humildad y paciencia, saber estar y saber esperar el momento.
"Más tarde o más temprano volveré a torear en mi tierra", asegura. Por eso, durante su punto de inflexión lo tuvo claro: "Fracasa el que busca excusas y triunfa el que busca soluciones, y mi solución fue salir y crecer como torero y ahondar como persona; y la próxima vez que me den la oportunidad de volver a Córdoba tengo que dar más motivos".
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