Cuando el 112 salvó a Blancanieves
sanidad
Un centenar de niños asiste a un taller práctico de reanimación cardiopulmonar enmarcado en el Mes del Corazón para aprender nociones básicas sobre cómo actuar en caso de emergencia
Cuando Blancanieves se envenenó con una chuchería que le ofreció la malvada bruja hizo falta para que se salvara la llamada de un enanito al teléfono de emergencias 112, desde donde enviaron al príncipe ambulanciero. Y no fue con un beso, sino con sus manos mágicas con las que le hizo la reanimación cardiopulmonar (RCP). Así volvió a la vida la princesa según el cuento que ayer representó un grupo de médicos y enfermeros a niños de entre cuatro y seis años dentro de un taller práctico de RCP enmarcado en el segundo Mes del Corazón, organizado por el Colegio de Médicos y el Hospital de Cruz Roja.
Alrededor de un centenar de niños de entre cuatro y 12 años participaron en esta jornada en la que conocieron nociones básicas sobre cómo actuar en caso de emergencia. Divididos en tres grupos según su edad, los asistentes aprendieron a través de los cuentos y la magia los pasos que hay que seguir en caso de que se encuentren a alguien con pérdida de consciencia o parada cardiorespiratoria.
La intensivista Noelia Muñoz, directora del Mes del Corazón, se metió en la piel de Blancanieves para enseñar a los más pequeños a reconocer los signos de alarma en caso de emergencia. Junto a ella, varios monitores representaron el famoso cuento de los Hermanos Grimm pero con algunas variantes, como que los enanitos llaman al 112 para comunicar que la princesa no responde a ningún estímulo tras ser envenenada por una golosina y el príncipe llega en ambulancia para practicarle una RCP. Cuando consigue despertarla, Blancanieves recuerda a los niños que lo primero ante una situación como ésta es llamar fuerte a la persona que está inconsciente y si no contesta, telefonear al 112.
"¿Quién quiere que convierta sus manos en mágicas?", preguntó uno de los monitores a los participantes, que seguidamente practicaron con los muñecos que llevaron la posición que hay que adoptar para una RCP.
La magia también sirvió para que los niños de entre siete y nueve años sepan qué hacer en caso de emergencia. El ginecólogo Juan Adame, mago aficionado, condujo este taller en el que, a través de trucos, los asistentes conocieron la importancia de llamar a tiempo al 112 para que una ambulancia acuda al lugar donde se encuentra el enfermo. A su vez les explicó, junto con otros monitores, la forma de juntar las manos para realizar una compresión torácica.
Por último, los mayores, los niños de entre diez y 12 años, actuaron como si de médicos se tratase y vieron de cerca los fonendoscopios y los muñecos de reanimación. Los monitores les enumeraron los pasos a seguir en caso de encontrarse con alguien que se ha atragantado o ha perdido la consciencia y llevaron a la práctica esas indicaciones, colocándose tanto en el lugar del enfermo como del que lo auxilia.
El pediatra José Rumbao explicó a su grupo que lo primero de todo es intentar que la persona despierte, por ejemplo dando unos golpecitos en la cara, y comprobar si hay respiración. Si no la hay, el siguiente paso es pedir ayuda y, una vez hecho, dar el masaje en el pecho. En este punto, los monitores mostraron la postura de los brazos y la fuerza que hay que ejercer sobre la persona que se practica una RCP. También la posición en la que hay que poner al enfermo en caso de atragantamiento.
Otro de los puntos que se trataron fue la utilización de los desfibriladores. Cada vez hay más lugares cardioprotegidos y los niños conocieron de primera mano cómo son los desfibriladores externos semiautomáticos y su funcionamiento.
Para finalizar la jornada, los más pequeños realizaron unos dibujos sobre lo aprendido en el taller con los que participarán en un concurso cuyos premios serán entregados en la última jornada del Mes del Corazón, que se celebrará el próximo sábado 24.
El profesor de la Universidad de Córdoba y secretario de esta cita, Francisco Jesús Llorente, señaló que lo importante del taller es que los niños "vean una emergencia como algo no extraño, no pierdan los nervios, sepan explicar lo que pasa cuando llamen al 112 y aprendan cómo actuar". En la jornada participaron también los doctores María José Arroyo y Emilio del Campo y los enfermeros Sheila Pulgarín, Carolina Soldado, Raquel García, Lucía Navas y Manuel López.
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