Un san Rafael en Córdoba bajo vigilancia policial
Restricciones
A la Guardia Civil se le encomendó la vigilancia de Los Villares para evitar la celebración de peroles
La jornada ha transcurrido "con normalidad"
El día de san Rafael, fiesta local en Córdoba, se ha visto truncado por las medidas adoptadas como consecuencia de la pandemia y el cierre de los lugares habituales de celebración de los tradicionales peroles, que se mantienen bajo vigilancia policial para hacer cumplir la prohibición de su uso.
La Policía Local, que tiene como patrón al santo, modificó esta misma semana el dispositivo que tenía previsto en principio para la festividad para ordenar los peroles, una suerte de reunión familiar o de amigos alrededor de un arroz cocinado al aire libre, acepción que no recoge como tal la Real Academia de la Lengua (RAE) pero asentada en el vocabulario cordobés.
La intención era centralizar los peroles en el parque periurbano de Los Villares, a unos siete kilómetros del casco urbano y que cuenta con una zona recreativa dotada con barbacoas, uno de los sitios tradicionales de esta celebración, que echa multitudinariamente a la población a la calle, casi en coincidencia con el inicio del otoño.
Pero el pasado martes la Delegación del Gobierno andaluz en Córdoba anunció que entre las "medidas específicas de contención y prevención" tomadas "para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus" que había adoptado el Consejo de Gobierno ese día para la capital se ha había acordado el cierre temporal de los parques periurbanos que existen de la provincia de Córdoba, entre ellos, lógicamente, el de Los Villares.
Así, que aparte del operativo con unidades estáticas para impedir los peroles en el recinto ferial del Arenal, la zona del Patriarca y de la Carrera del Caballo y mantener una vigilancia en otros lugares que se utilizan para este tipo de celebración colectiva y desviar a los perolistas hacia Los Villares, que era la primera intención, se dispuso también la vigilancia del parque periurbano, con unidades en el exterior y del servicio de medio ambiente en su interior, ahora con el ánimo de impedirlos, señalaron fuentes de la Policía Local.
Sólo a "algún despistado" hubo que recordarle este sábado la prohibición de utilizar los espacios públicos para el consumo a lo largo de una jornada que transcurre con normalidad, precisaron las mismas fuentes.
A la Guardia Civil, por su parte, también se le encomendó la vigilancia de Los Villares, con casi quinientas hectáreas de extensión, pero con el objetivo de que su presencia fuese disuasiva, sin controles, informó un portavoz de la Subdelegación del Gobierno.
Hasta la Iglesia del Juramento, donde se venera la principal imagen del arcángel de las decenas que se reparten por la ciudad en fachadas, calles y plazas en todo tipo de soporte y en los llamados "triunfos", ha padecido las limitaciones en la lucha contra el covid-19 y ha limitado su aforo a 110 personas en la misa votiva, para cumplir con la distancia interpersonal de metro y medio, aseguró el Obispado de Córdoba.
Las habituales visitas al Juramento, la otra gran tradición cordobesa del día junto a los peroles, se han visto reguladas por un circuito de entrada y salida y cuando la misa oficiada por el obispo, Demetrio Fernández, estaba en sus últimos cantos se formaron las primeras colas en la plaza que acoge el templo, en pleno Casco Histórico entre las barriadas de San Lorenzo y San Agustín, momento en que los controladores de acceso comenzaron a regular el paso.
San Rafael se celebra 24 de octubre en Córdoba y no el 29 de septiembre, como en el resto del mundo católico, junto a otros dos arcángeles, Miguel y Gabriel, porque la Iglesia privilegió a la ciudad conservando la fecha establecida en 1921 en el Calendario General Romano cuando hizo la revisión en 1969 por su gran devoción al santo.
También te puede interesar
Lo último