Un serval recuperado por el Zoo de Córdoba ya puede verse en sus instalaciones y está a la espera de una hembra rescatada en Huelva

Medio ambiente

El felino apareció en septiembre, también en Huelva, y permanecerá en la capital cordobesa de forma temporal

El centro de conservación cordobés advierte del peligro que el comercio de animales exóticos tiene para las especies y el medio ambiente

Fotogalería : Así es el serval recuperado por el Zoo de Córdoba

El Zoo de Córdoba se prepara para la llegada de una pareja de rinocerontes asiáticos

El serval recuperado por el Zoo de Córdoba. / Juan Ayala

Hace cinco meses que al Centro de Conservación Zoo de Córdoba llegó un serval procedente de Huelva. El animal -un felino de tamaño mediano originario de África con un pelaje parecido al del guepardo- había aparecido en un comercio de la capital onubense, probablemente tras escaparse del lugar en el que estaba cautivo, y presentaba un comportamiento dócil.

En este tiempo, los profesionales del Zoo han trabajado en la recuperación del serval, que ya puede verse en sus instalaciones. Sin embargo, quienes estén interesados en conocer a este animal no deben tardar mucho en ir, ya que aquí permanecerá de forma temporal hasta que sea trasladado a su ubicación definitiva, que en principio será el centro de rescate Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad, en Casarrubios del Monte (Toledo).

Cuando llegó a Córdoba, este mamífero fue acomodado en una zona interior, fuera de la vista de los visitantes. Hace una semana se trasladó a una parte de la instalación de los leones donde, ahora sí, puede ser visto por todos, "intentando que los visitantes tomen conciencia de lo que implica el tráfico de estas especies y el daño" que provoca en ellas y en el medio ambiente.

De hecho, los indicios apuntan a que este serval estaba destinado a la cría ilegal, ya que hace unos días ha aparecido, también en Huelva, una hembra de esta especie. Al igual que ocurrió con su compañero, su destino más probable será el Zoo de Córdoba, donde los profesionales trabajarán con ella para recuperarla y juntarla con el macho antes de ser trasladada al que será su hogar definitivo.

El director del Centro de Conservación Zoo de Córdoba, Antonio Torrecilla, denuncia que estas son las consecuencias de las "modas con la fauna exótica que existe en esta sociedad y que son las que provocan un porcentaje muy alto de la pérdida de las especies autóctonas y de las propias salvajes".

Una familia observa al serval, en sus instalaciones. / Juan Ayala

A falta de los resultados de las pruebas genéticas, se pensaba que el serval del Zoo de Córdoba podría ser un híbrido (cruce entre un gato doméstico y un serval) llamado gato savannah, aunque los expertos del centro cordobés apuestan más por que sea un serval puro usado para la cría.

En España, el gato savannah se considera una especie exótica y necesita obligatoriamente la licencia Cites (documento que autoriza el comercio de exportación e importación de especímenes animales o plantas protegidos) para su introducción en el país. Su precio en el mercado depende del porcentaje de serval en su ADN, variando entre los 1.600 y 15.000 euros.

A veces, estas especies salvajes se escapan del lugar donde las tienen cautivas o el propietario tiene problemas con el animal, por lo que lo abandona. Entonces, si llegan al medio natural, se convierten en "una especie invasora que desplaza a las especies autóctonas del territorio donde se encuentran".

El serval que se puede ver en Córdoba estaba "improntado", es decir, acostumbrado a estar con humanos, y "le habían modificado y amputado los colmillos superiores". Los profesionales del centro de conservación le hicieron un chequeo veterinario, analizaron el comportamiento del animal y han hecho "distintos enriquecimientos ambientales para que, de alguna manera, se fortalezcan sus instintos olfativos, acústicos, de búsqueda...", indica Torrecilla.

Por su parte, la hembra llegará "en breve" y el proceso con ella será el mismo que con el macho, comenzará un periodo de adaptación para finalmente juntarlos a los dos (periodo de junta). "Tanto la conservadora como los cuidadores hacen ese trabajo con el animal", apunta el director del centro, porque "necesitan estar juntos, pero no todos se llevan bien, por lo que hay que tener ciertas precauciones".

"Los centros de conservación, antiguos zoológicos, tenemos las capacidades y las instalaciones para poder acoger cualquier tipo de animal. Si están improntados y no pueden volver a la naturaleza, aquí tienen una segunda oportunidad de vida", concluye Torrecilla.

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