El símbolo de la belleza de la cordobesa

María Teresa López González La musa de Julio Romero de Torres, que ilustró el cuadro de 'La chiquita piconera', nació en Argentina, y se ganaba la vida como peluquera

El símbolo de la belleza de la cordobesa
Pilar Bartolomé

24 de septiembre 2017 - 02:31

Nació en Argentina el 11 de septiembre de 1913, hija de Inocencio y Teresa, familia cordobesa emigrada a hacer las américas e invertir una herencia familiar en un rancho a las afueras de Buenos Aires. Pero la Primera Guerra Mundial acabó con la prosperidad del país y la familia volvió a su tierra natal a bordo del transatlántico Reina Victoria Eugenia, cuya travesía hasta Cádiz duró tres semanas.

A los siete años se instaló con su familia en la casa de su abuela paterna, en el barrio cordobés de San Pedro, no muy lejos de la Plaza del Potro, donde Julio Romero de Torres, ya un pintor consagrado, tenía unidas su casa y su estudio. Era amigo de su familia, e incluso su hermano Enrique tenía negocios con el padre de Teresa. Ambos se conocen con la intermediación de la mandadera de la familia y ésta organizó el encuentro, ya que el artista había manifestado cierto interés por ella. Comenzó a posar como modelo la tarde siguiente a este encuentro, cobrando tres pesetas por sesión. Diez años permaneció como musa del genial artista.

El pintor se encontraba viviendo de manera permanente en Madrid, pero estas sesiones se producían cuando viajaba a Córdoba, con cierta periodicidad. Siempre existieron rumores acerca de que modelo y pintor pudieran tener una relación más allá de lo profesional. Aunque ella admitió que el pintor intentó seducirla cumplidos ya los 14 años, un día le propuso que se fuese a Madrid y que él le colocaría como modelo fija o de corista en algunas compañías de esas de variedades que tanto gustaban en la época. No dijo nada a su padre para evitar un escándalo y siguió acudiendo a posar, esperando que no la dejasen sola con él. Afortunadamente su mujer se dio cuenta de algo y siempre estaba al acecho, entrando al estudio con cualquier disculpa y poniendo al artista de mal humor. Aunque no ocurrió nada mas, los rumores marcaron su vida.

De hecho María Teresa estuvo casada, por lo civil, y de esa unión nació una niña, a la que llamó Paquita. La criatura sólo vivió tres días, puesto que murió de una pulmonía. Pero este matrimonio solo duró dos años, tras soportar toda serie de malos tratos. Su marido incluso la quiso prostituir, por lo que Teresa terminó huyendo y acabó ganándose la vida cortando pelos en peluquerías y de costurera. Tras estos sucesos no volvió a tener una relación estable ya que aseguraba que los hombres se le acercaban sólo por la fama que adquirió junto a Julio Romero.

En 1929, los médicos le diagnosticaron al pintor una grave dolencia hepática y decidió regresar a Córdoba para tratar de recuperar la salud al cuidado de su familia. Sus postreros cuadros, entre ellos el de La Chiquita piconera, los pintó prácticamente en su dormitorio. Considerado por los críticos como su testamento pictórico, lo concluyó en febrero, poco antes de morir, en mayo de 1930 a los 55 años.

Otro cuadro con su rostro, La Fuensanta, lo expuso el pintor para su venta en febrero de ese año, en Sevilla, en la Exposición Iberoamericana. Un coleccionista de arte lo compró. Y ahí se perdió el rastro.

En 1953 ilustraría el dorso de 981 millones de billetes de cien pesetas, que circularon hasta 1978. Para su edición se utilizó una fotografía en blanco y negro que Romero de Torres le hizo a la pintura antes de venderla.

Apareció en 2006 en poder de un coleccionista argentino en Buenos Aires, quien deseaba que la obra fuera autentificada para su venta posterior. Tras ser verificado por una de las mayores conocedoras de Romero de Torres, Mercedes Valverde, directora de los museos municipales de Córdoba, se subastó en Shoteby's el 14 de noviembre de 2007, siendo adquirido por un comparado privado anónimo que pagó 1.173.375 euros.

En 1965 se tomó un fragmento de La Chiquita Piconera para la emisión de sellos de 5 pesetas en honor de Romero de Torres.

Teresa volvió a posar, para el pintor cordobés Aurelio Sanchiz, que plasmará el paso del tiempo. En 1979, justo medio siglo después del original, se ve a Teresa haciendo la misma pose que en Fuensanta.

En 2007 el realizador cordobés Miguel Ángel Entrenas estrenó el corto La Chiquita Piconera, basado en la creación del mítico cuadro del pintor Romero de Torres.

El último tramo de su vida lo pasó en una residencia de ancianos después de que en 2000 recibiera el reconocimiento de su ciudad, Córdoba. Falleció a los 89 años, en 2003, y sus restos descansan en el cementerio de El Carpio.

Además de aquel emblemático cuadro, Ángeles, Carmen, Bendición, Niña de la jarra, La mujer Cordobesa de Bodegas Cruz Conde y La monjita (inacabado) son algunas de las obras donde Julio Romero expresa con genial maestría la serena belleza de esta singular mujer a la que la vida, al margen de su famosa belleza, le deparó un camino de espinas, incluso hicieron coplillas sobre su relación con el pintor, cantada por Estrellita Castro, entre otras.

¡Ay chiquita piconera, mi piconera chiquita!/ Esa carita de cera a mí el sentío me quita/ Te voy pintando y pintando/ al laíto del brasero/ y a la vez me voy quemando/ de lo mucho que te quiero/ Válgame San Rafael/ tener el agua tan cerca y no poderla beber....

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