Temporada alta en los Sotos de la Albolafia de Córdoba, un hábitat de lujo para las aves

Biodiversidad

El entorno natural del Guadalquivir recibe cormoranes, gaviotas sombrías y reidoras, gallinetas, garcetas, golondrinas o ruiseñores, que se pueden ver con facilidad en invierno

Las aves que habitan en Los Sotos de la Albolafia de Córdoba, en fotografías

Aves sobrevuelan y habitan en los Sotos de la Albolafia de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

El histórico y cultural entono natural de los Sotos de la Albolafia, en pleno paso del río Guadalquivir por la ciudad sultana, es todo un privilegiado paisaje para cordobeses, visitantes y, sobre todo, para la amplia y variada biodiversidad que habita entre su extensa vegetación, ya sea durante gran parte del año, en su periodo de cría o en su fase de migración en busca de alimento y estaciones con temperaturas más agradables como las que encuentran en el sur de España.

Al pasear por la ribera es inevitable no asomarse hacia el río para observar el fluir de su caudal entre los puentes de San Rafael y Miraflores, con el Puente Romano haciendo de espectacular nexo. Entre las más de 120 especies que han sido detectadas en este declarado monumento natural desde el 2 de octubre de 2001, muchos afinan sus cinco sentidos para ver a las poco detectables nutrias jugar en el agua o imaginar que increíbles bestias submarinas nadan bajo el subsuelo de Córdoba. Pero más allá de la originalidad de cada uno y de la suerte de estar en el momento indicado para presenciar algún animal que pueda causar sorpresa, es la gran diversidad de aves que se pueden encontrar en los Sotos de la Albolafia la que acapara el protagonismo del extraordinario paisaje.

En bandadas, tiñen el cielo de sincronizadas ráfagas negras y blancas que, en contraste con la luz del sol o la luna, embellecen todavía más si cabe un paisaje que forma parte del Patrimonio de la Humanidad que atesora a la histórica Córdoba. Un precioso impacto visual que es más fácil de ver en estos meses de invierno que coinciden con la época migratoria de muchas aves. Y es que, lo más habitual de presenciar conviviendo en el Guadalquivir son aves acuáticas como los cormoranes, que suelen estar en esta zona durante todo el año, menos en su tiempo de reproducción.

Como explica Diego Peinazo, miembro de Ecologistas en Acción y portavoz de la plataforma Por un Río Vivo, también es muy común observar en los alrededores de los Sotos de la Albolafia gaviotas sombrías, que vienen desde el norte de Europa, incluso algunas del círculo polar; al igual que las gaviotas reidoras, que también se crían en el norte del viejo continente y en algunas zonas de España. "Es muy habitual encontrarse por estas fechas en el Guadalquivir a la garceta común, al martín pescador, la gallineta común o el ánade azulón, que es el clásico pato", señala Peinazo.

Banda de pájaros sobrevuelan los Sotos de la Albolafia al anochecer. / Miguel Ángel Salas

Las aves que paran en Córdoba llegan mayoritariamente desde el norte de Europa a causa de los cambios estacionales que modifican la disponibilidad de recursos tróficos a escala local, aunque también hay muchas estivales que proceden del sur del Sáhara africano. En el entorno del Guadalquivir, estos pájaros encuentran esa abundancia de alimento que lo convierte en un hábitat ideal también para la reproducción y cría. En este invierno, el experto ecologista destaca varias aves que son comunes tenerlas sobrevolando la ciudad: la garza real, propia de Eurasia y África; la particular garceta grande o garza blanca; el cormorán grande europeo y la sedentaria grajilla occidental, que cada vez es más difícil de ver porque su población está disminuyendo.

"Comienza la época de que lleguen especias estivales como la golondrina común y el avión común, que parten de su migración transahariana desde el sur de esta región africana. Son aves insectívoras que a Córdoba llegan en busca de todo tipo de insectos de los que alimentarse entre la primavera y el verano, por lo que en zonas como la Albolafia lo que hacen es criar y aprovechar los insectos", comenta.

Otras muchas aves que se pueden observar por la capital son de paso, como el milano negro, que, como explica el ecologista, es un ave rapaz de las denominadas como oportunistas, es decir, que se alimenta de carroña, bichos muertos y de la basura y alimentos que encuentran en los vertederos. "En la planta de tratamiento de residuos urbanos de Sadeco ubicada en la carretera de Granada es bastante común encontrar esta especie buscando alimento entre los desechos en su fase de migración hacia el norte de Europa desde el continente africano", destaca.

Ave reposa sobre el río Guadalquivir a su paso por Córdoba. / Miguel Ángel Salas

También se dejan ver por los aledaños de los Sotos de la Albolafia algunas especies más extrañas como el ruiseñor pechiazul, que se cría en zonas de montaña y viene de países del norte del viejo continente como Noruega y migra hacia zonas más cálidas como la del sur de España. El colirrojo tizón también cumple características similares, pues habita en zonas montañosas y en esta época se puede ver en Córdoba en busca de zonas más bajas con temperaturas menos frías.

Son muchas más las aves que se pueden avistar desde los diferentes puentes que sirven como perfectos miradores para los más curiosos o para aquellos entendidos que son capaces de diferenciar los distintos tipos de especies que se pueden encontrar entre la vegetación de esta histórica zona de la ciudad. Eso sí, desde el pasado mes de diciembre, con la puesta en marcha del proyecto de adaptación de los márgenes del río para la zona de los Sotos de la Albolafia por parte de Sadeco a lo largo de 12 kilómetros del Guadalquivir a su paso por Córdoba, este acomodado hábitat para aves puede verse manipulado.

"La mejor época para proceder con la limpieza del río a su paso por la ciudad es en otoño y en invierno porque las aves no están nidificando e interferir en su hábitat provocará que se desplacen, pero dentro del mismo río en zonas limítrofes, sin perder biodiversidad", explica Diego Peinazo, que asegura que, "dependiendo de la intervención que se lleve a cabo, favorecerá más a un tipo de especie u a otra".

Varias aves reposan sobre la vegetación de los Sotos de la Albolafia. / Miguel Ángel Salas

Así, durante estos meses invernales y la próxima primavera, pasear a las orillas del Guadalquivir conlleva también la oportunidad de maravillarse con las diferentes aves que en los Sotos de la Albolafia habitan. Un espacio idóneo para la migración de todo tipo de pájaros que nutren a Córdoba de un patrimonio medioambiental envidiable.

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