La antigua torre-alminar del convento de Santa Clara: un Tesoro Artístico Nacional desde 1931

Patromonio

Tras la conquista cristiana de la ciudad, la mezquita se transformó en iglesia bajo la advocación de Santa Catalina y su alminar, en torre-campanario

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Antigua torre-alminar del convento de Santa Clara.
Antigua torre-alminar del convento de Santa Clara. / Miguel Ángel Salas

El antiguo alminar del convento de Santa Clara fue declarado monumento histórico artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional por decreto de 1931. Es Bien de Interés Cultural (BIC) en base a la Ley de Patrimonio Histórico Español y está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) por la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía y cuenta con un entorno de protección de 50 metros. Además, el edificio forma parte del Conjunto Histórico de Córdoba, declarado también BIC. Está catalogado en el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Córdoba como Monumento de la Villa. Las dependencias municipales anexas que formaron parte del antiguo convento están incluidas en el entorno de protección del alminar.

La torre-alminar tiene una anchura de unos 4,25 metros y una altura de 18 metros. La piedra utilizada en su construcción tiene similares características a los sillarejos utilizados en la parte baja de la fachada de la antigua iglesia de Santa Clara, piedra calcarenita asentada con mortero de cal. La fábrica de sillarejos de los muros exteriores y del machón central, las ménsulas y peldaños de piedra en la formación de la escalera (peldaños), constituyen un completo sistema estructural resistente, en equilibrio y estable con más de X siglos de antigüedad (si bien parece que parte del alminar fue rehecho o era más bajo y la torre se amplíó en altura cuando se rehabilitó como campanario). Del alminar se conservan, en la parte inferior de la torre actual, los muros laterales, el machón central y algunos peldaños de la mitad inferior. Se desconoce su altura original y su remate superior.

La iglesia del antiguo convento de Santa Clara responde a un complejo proceso de estratificación arquitectónica. La primera fase detectada corresponde a estructuras identificadas por algunos investigadores con una basílica paleocristiana del siglo VI, si bien para otros serían de uso doméstico. En el siglo X se levantó una mezquita sobre un edificio islámico previo. Tras la conquista cristiana, la mezquita se transformó en iglesia bajo la advocación de Santa Catalina y la torre-alminar, en campanario. En 1265 se añadieron unas casas anejas para fundar el convento de Santa Isabel, Santa Clara y Santa Catalina. Durante la existencia del convento, hasta la exclaustración del siglo XIX, el edificio experimentó importantes reformas, afectando especialmente a la iglesia. Tras la desamortización, el edificio funcionó como cuartel y después nuevamente como convento hasta mediados del siglo XX.

"Todo ello supone que la historia del convento de Santa Clara se entreteje con la de la propia ciudad de Córdoba, dado que sus muros reflejan el paso de las diferentes culturas que han poblado la ciudad. El edificio, conocido por ser el primer convento femenino erigido en la ciudad tras la conquista cristiana, se construyó sobre una antigua mezquita que a su vez había sido construida sobre preexistencias tardorromanas. Así, los vestigios de los antiguos pobladores de la ciudad son visibles en elementos como la torre campanario, antiguo alminar de la mezquita, o el arco de herradura cegado que se aprecia en una de sus fachadas. Para combatir la degradación que trajo el abandono del edificio, diversas obras de restauración buscan en la actualidad devolver al convento un papel destacado en la ciudad", insisten desde la web del Ayuntamiento.

Llegó a ocupar toda la manzana definida por las calles Rey Heredia, Osio y Portería de Santa Clara, segregándose tras la desamortización en distintas propiedades. El Ayuntamiento de Córdoba adquirió en los años 60 del siglo pasado el edificio de la iglesia y dependencias anexas, redactándose por el arquitecto municipal Víctor Escribano Ucelay el proyecto de construcción del Grupo Escolar Julio Romero de Torres. Durante las obras se aisló mediante unos patios el edificio de la iglesia, antigua mezquita, implantándose el colegio en el resto de la parcela, con dependencias de nueva planta recayentes a calle Osio. De la zona conservada del convento se mantiene la mitad de un claustro barroco y crujías anexas, con fachada a calle Rey Heredia. Desaparecido el uso escolar, actualmente el edificio se ocupa con dependencias municipales.

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