El trabajo en el cine y el teatro: La vida detrás de las cámaras y del escenario
Encuentros culturales
El montador Javi Frutos y el dramaturgo y director teatral Juan Carlos Rubio conversan sobre sus profesiones en un diálogo organizado por 'El Día de Córdoba'
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Aunque lleva una trayectoria de dos décadas a sus espaldas, el nombre de Javi Frutos apenas era conocido para el público hace un año. Sí lo era para la industria del cine, donde trabaja como montador en películas, series y cortometrajes. El pasado mes de febrero, la carrera de este cordobés dio un vuelvo con un merecido Goya al Mejor Montaje por Segundo Premio, la película homenaje a Los Planetas. Poco antes había logrado la Biznaga de Plata del Festival de Málaga y un Premio Carmen.
Con una carrera más dilatada, el montillano Juan Carlos Rubio es, desde hace tiempo, un nombre habitual en las carteleras de los teatros, aunque ahondando en su pasado también lo fue en los créditos de proyectos audiovisuales como actor y guionista.
Su pasión por el trabajo, la situación del sector y la necesidad de orientar a las nuevas generaciones son algunos de los temas que han tratado en el tercer encuentro cultural organizado por El Día de Córdoba con motivo de su 25 aniversario.
Los inicios en el mundo audiovisual
Juan Carlos Rubio nació en Montilla, pero cuando era pequeño su familia se mudó a Madrid. Allí tuvo la vocación de ser actor y estudió en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Su carrera comenzó como intérprete de teatro y presentador de televisión, aunque también hizo algunas series.
Hasta que, gracias a su amistad con Juan Luis Galiardo, en 1991 conoció a Antonio Mercero, que en esos momentos rodaba la famosa serie Farmacia de Guardia y buscaba guionistas jóvenes. "Entonces, me encontré escribiendo audiovisual por primera vez en la serie más exitosa de la televisión y empecé a encadenar series, como Manos a la obra, A las once en casa, Pepa y Pepe, Colegio Mayor...", recuerda.

Y también comenzó a escribir guiones de cine para Morena Films, "pero el teatro estaba ahí latente, y poco a poco fui dejando de actuar y me apeteció probar a escribir teatro", explica. En 1997 escribió su primera obra y la estrenó Esperanza Rodríguez. Ahí comenzó a alternar audiovisual y teatro, hasta que finalmente se lanzó a la dirección teatral, aunque de forma ocasional ha escrito para cine.
Rubio señala que la parte más positiva del teatro es que "tenemos más tiempo y más margen de error, incluso una vez que has estrenado puedes seguir corrigiendo una obra de teatro; es un arte más vivo en ese sentido". Mientras, el cine es "un puzle mágico": "Hay que tener en mente muchas cuestiones antes de ir a un rodaje, pero en el teatro podemos descubrir más cosas según estamos trabajando".
Los inicios en el cine de Javi Frutos están vinculados a su familia y las "cuatro paredes en las que estamos ahora mismo", señala en referencia a la Filmoteca de Andalucía, donde se ha celebrado este encuentro cultural. "Yo vengo de una familia muy cinéfila, no de profesión, pero sí de afición", apunta, y para ellos juntarse "a ver películas era muy bonito".
El teatro es "un arte más vivo" mientras que el cine es "un puzle mágico"
Es el pequeño de cuatro hermanos y en su niñez vio "películas que no debía haber visto con mi edad porque mi hermano, en vez de cuidarme y jugar conmigo, me ponía La naranja mecánica, y luego combinábamos con Sonrisas y lágrimas". Después, estudió en el instituto Ángel de Saavedra, donde se formó como realizador de televisión y pudo "jugar a ser director de cine" y actor en dos cortos.
Pero se dio cuenta de que su "pasión estaba más detrás de las cámaras que adelante". Así que siguió los pasos de su hermano, Antonio Frutos, que también es montador de cine. Se fue a la Escuela de Cine de Madrid y cursó tres años en la especialidad de montaje.
Comenzó a trabajar en las cadenas de televisión que en esos momentos aparecieron, como Cuatro y La Sexta, en programas como 21 días o Planeta Calleja, "cosas muy para sobrevivir". Luego, entró como ayudante de montaje en varios proyectos de su hermano, fue creciendo y en 2017 le dieron "la oportunidad" con la película Taxi a Gibraltar, que fue su debut en la ficción. "Desde entonces no paro, por suerte", apunta.
El "regalo" de trabajar en lo que amas
A pesar de las horas dedicadas al trabajo y los esfuerzos, ni Juan Carlos Rubio ni Javi Frutos ven sus profesiones como un sacrificio, sino que creen que son "un regalo". "Tener una pasión que te hace caminar en una dirección es impagable porque hay mucha gente que no la tiene", señala el dramaturgo.
"Es verdad que empleamos muchas horas y esa conciliación, de la que ahora se habla, es mucho más compleja", añade, pero "eso no me pesa". "Lo nuestro, porque creo que compartimos este punto de vista, es un regalo. Y cuando algo te apasiona tanto, aunque estés cansado, a mí de luego me compensa mil por mil", confiesa.

"Yo me despierto y pienso: voy a hacer una película, voy a trabajar en lo que siempre he soñado. Soy un privilegiado y me pagan por ello", puntualiza Javi Frutos. En su caso, cuando estudiaba en la Escuela de Cine trabajaba por las noches para poder mantenerse en Madrid, pero "no lo veía como un sacrificio, sino que era lo que había que hacer por conseguir una meta, que para mí era hacer cine".
Rubio destaca que incluso cuando está de vacaciones mucha gente le dice que desconecte del trabajo, pero "es que yo no quiero desconectar, es que yo estoy muy bien sentado en la playa o viendo una ciudad, y de repente tu cabeza dice, ¡ostras! ¿Y esta escultura que hay aquí?", como le ocurrió en un viaje a El Puerto de la Cruz con una de Agatha Christie. De ahí surgió su obra Querida Agatha Christie, una de las que tiene actualmente en cartel. "Otras personas se dedican a otro tipo de hobbies y el mío es crear, y eso me da mucho gusto", indica.
En el caso de Javi Frutos, su hobby "es ver películas, y viendo películas sigo aprendiendo, porque cada día veo una narrativa, una forma nueva de contar las cosas, y no lo veo como un puro entretenimiento, ojalá".
En este punto, ambos se refieren a la pérdida de la inocencia del espectador: "Yo voy al teatro y según me siento estoy... ¡Ay! ¿Esta luz? ¡Ah, mira, este actor! Y te sales de la historia", explica Rubio.
Al respecto, Frutos recuerda exactamente el momento en el que le ocurrió esto por primera vez: Viendo Vértigo, de Hitchcock, en el Gran Teatro de Córdoba a mediados de los 90 con su hermano Antonio. "Me dijo: mira, fíjate en ese plano como está. Y ahí hice un clic", apunta. "No lo puedes evitar. Eres espectador, pero la mitad de tu ser sigue siendo oficio", coinciden ambos. "Lo que tenemos es un veneno en la sangre", señala Rubio, "y no paramos de hablar de eso", agrega Frutos.
Córdoba, una ciudad "con potencial"
Internet y las nuevas tecnologías han llevado a una democratización de la cultura, de forma que cualquier ciudadano que esté conectado puede acceder a una película o un libro desde cualquier rincón del mundo. Por otro lado, hace "que no sea necesario tener que irte o emigrar a otro punto del país o del planeta para encontrar lo que quieres hacer", puntualiza el montador.
Al respecto, Rubio explica que está trabajando mucho con un cineasta de Montilla, Dany Ruz, que ha rodado varios cortos basados en unas piezas de teatro que él tenía escritas. El último que ha hecho, All You Need This Love, ha ganado el segundo premio en el festival de Medina del Campo. "Es un cineasta de primera que ha apostado por hacer su carrera desde Córdoba", resalta, añadiendo que "ahora es mucho más compatible que cuando yo me fui".
Por eso, cree que "todo ha cambiado muchísimo para bien, para bien. "El teléfono móvil es un elemento que es una maravilla en el sentido de que nos ha abierto la biblioteca de Alejandría a todos los niveles", sin embargo, "también tiene un peligro, que muchas veces nos está encapsulando y alejándonos de conversar con alguien cara a cara durante horas".

Entonces, ¿podrían realizar sus trabajos desde Córdoba gracias a las nuevas tecnologías? Al respecto, Javi Frutos explica que en la posproducción del cine, tanto de montaje como efectos, sonido inclusive, ya se puede hacer de forma telemática. Y pone como ejemplo al director de fotografía Álvaro Medina, que hizo La Estrella Azul, que "tiene aquí a su familia, vive aquí y desarrolla su profesión aquí". En su caso, podría hacerlo, pero su vida "está ya en otro lugar" y "yo soy también de trabajar codo con codo con el director".
Sobre ello, Rubio agrega que "Córdoba es una ciudad con muchísimo que ofrecer y con mucho potencial históricamente a todos los niveles". "Es verdad que hay ciertos momentos que también requieren tu presencia fuera, pero coges el AVE y estás en Madrid en una hora y 45 minutos", puntualiza.
El dramaturgo y director teatral aclara que él no ha tenido "la suerte de vivir de continuo en Córdoba capital", aunque viene "muchísimo al Gran Teatro y al Teatro Góngora. He estado aquí muchísimos bloques de tiempo, pero me encantaría también trabajar desde aquí; quizás no estar todo el tiempo, pero ir, venir y conectarme".
"Madrid está ahí, evidentemente, pero es importante que una ciudad tan potente como Córdoba tenga capacidad de generar trabajo en este sector y que la gente que se quiera quedar también pueda hacerlo. Que no tenga la obligación de irse porque aquí no pueda hacer nada", asevera Rubio, y que "irse sea una decisión propia", añade Frutos.
En los 20 años de carrera de este montador, el primer proyecto andaluz que ha hecho es precisamente Segundo Premio "y siempre mi sueño era poder trabajar en Andalucía". "Invito a que todo el mundo invierta en Andalucía y pueda venir porque hay profesionales de sobra, hay arte a espuertas, y gente con ganas de trabajar". Para que esto ocurra es fundamental "el apoyo de las instituciones" y "la formación", añade Rubio.
Vivir del cine y del teatro
Para dedicarse al cine y al teatro hay que tener "un punto de insensatez", comenta el dramaturgo. En su caso, cuando comenzó a querer ser actor, con unos 14 años, le preguntaban "¿pero de qué vas a vivir? ¿El trabajo de verdad cual es?". Al respecto, incide en que "un actor, una actriz, son profesiones como tales, pero es que hace 40 años era como... ¡Anda, la farándula! ¡Todo el día por ahí de fiesta en fiesta!".
Y ahora, siempre que alguien le pregunta cómo puede empezar en esta profesión, les dice que "con pasión, con esfuerzo y con tesón porque esto es una carrera de fondo. De hecho, ya que tengo una edad, he visto carreras de subir y bajar rápidamente". Y es "normal porque es un mundo que te puede acabar quemando y cansando", apostilla Javi Frutos. De hecho, "hay gente que lo deja, gente que ha tenido mala suerte, gente que no ha sabido llevar bien el éxito, que es otro tema, porque el éxito puede aplastarte".
En ese sentido, explican que "hay cosas que te descolocan de la tierra, te llevan a un lugar y en esa subida te puedes creer que eso es algo, y eso no es nada", pero en esas circunstacias vuelve a ser muy importante la familia y los amigos para "recordarte la realidad de lo que tienes y la conexión con la tierra", indica Rubio.
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