"El trasplante de corazón me ha sacado una sonrisa de oreja a oreja"
Semana del Donante del Reina Sofía
José Ramírez es un gaditano de 43 años que el pasado 24 de mayo recibió un trasplante cardíaco en el Reina Sofía del que se recupera a muy buen ritmo en planta de hospitalización
Testimonio: "Si no fuera por los donantes, cuántas personas hubiéramos muerto"
El corazón de José Ramírez Flores, un gaditano que acaba de ser trasplantado en el Hospital Reina Sofía, era más grande de lo normal. Tenía lo que se denomina cardiomegalia, lo que hacía que el órgano no se pudiera expandir bien, según explica.
La vida de José, que ahora tiene 43 años, había transcurrido con normalidad hasta que en diciembre de 2019 le diagnosticaron una pericarditis (inflamación de la membrana que rodea al corazón, llamada pericardio). Luego, los especialistas del Hospital de Puerto Real, su centro de referencia al vivir él en Conil, vieron que el corazón no respondía al tratamiento, así que lo derivaron a Córdoba.
Su historia familiar está llena de patologías cardíacas: su abuelo, su padre, unos primos… "pero murieron hace tiempo y no había los adelantos que hay hoy en día", señala. Se trata, por tanto, de una enfermedad hereditaria, según destaca este gaditano.
Hasta diciembre de 2019 no había notado nada referente a este problema ya que no se fatigaba ni se sentía más cansado de lo normal, pero a partir de la pericarditis su vida ha sido "complicada". "Llegaba a todos lados a lo justo, me cansaba hasta al hablar e ingresaba prácticamente cada mes y medio en el Hospital de Puerto Real", recuerda.
Le costaba hasta ir a tirar la basura a los contenedores que hay a 20 metros de su casa: "llegaba reventado, parecía que había corrido una maratón", apunta. Cada vez que tenía una crisis acudía al hospital y le ponían un tratamiento por vena que le "ponía las pilas hasta la próxima".
La "recaída gorda" fue en julio de 2020 y fue entonces cuando su médico se puso en contacto con Amador López Granados, cardiólogo del Reina Sofía, para derivarlo al hospital cordobés. Ya aquí le hicieron un estudio en el que apareció la cardiomegalia y comprendieron por qué el corazón no volvía a su tamaño. "Puedo agradecer a la pericarditis que descubriesen la cardiomegalia", indica José.
En principio no entró en lista de espera para trasplante porque "las pruebas habían salido bastante bien y todo el mundo estaba muy contento", pero al mes y medio de darle el alta "volví a las mismas, ya estaba otra vez ingresado en Puerto Real". Tuvo tres hospitalizaciones más hasta que lo derivaron de nuevo a Córdoba y en diciembre de 2020 entró en lista de espera para recibir un trasplante.
En año y medio, José ha ingresado nueve veces en el hospital, lo que refleja que su vida ha sido "un poco complicada". Aunque siempre ha intentado "buscarle el lado positivo porque cuando ingresaba y me inyectaban la medicina volvía para mi casa bastante mejorado, hay momentos en los que te pones en lo peor, te piensas que de esta no sales, y más teniendo los antecedentes familiares que tengo". "Pero bueno, aquí estoy súper contento ahora mismo", asegura desde su habitación del Reina Sofía, donde recibió un trasplante de corazón el pasado 24 de mayo.
Su familia ha vivido estos meses con mucha preocupación y además José tiene un niño con nueve años al que le ha afectado especialmente ver a su padre en tan mal estado de salud. También ha incidido en su trabajo, ya que él es autónomo, pero tuvo que darse de baja. "Es complicado lo mires por donde lo mires", recalca.
Y todo esto en plena pandemia del covid-19, por lo que tenía que cuidarse mas aún para no contagiarse. Ha recibido apoyo por parte de su familia y de sus amigos, que incluso iban a hacerle la compra porque a su cansancio extremo se sumaba que él era población de riesgo.
El pasado 24 de mayo estaba en su casa, en Conil, cuando lo llamaron desde el Reina Sofía: "eran las 11:00 más o menos, sonó el teléfono, vi un número más largo de la cuenta y no sé lo que me entró por el cuerpo", reconoce José. Había un posible donante y tenía que venirse al hospital cordobés porque el órgano también iba en camino. "Tuve suerte y el corazón era para mí", asegura con mucha felicidad. En ese momento sintió "una sensación que no puedo explicar entre alivio, tranquilidad y alegría".
Este gaditano solo ha pasado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) dos días y medio porque lleva "una recuperación bastante buena según me dicen los médicos", señala José desde su habitación del hospital. Ahora le están ajustando la medicación para que no se produzca rechazo, pero "va todo muy bien". "Estoy súper contento de ver que los resultados son buenos, de que hablo y no me fatigo; el trasplante me ha sacado una sonrisa de oreja a oreja", confiesa.
Aunque reconoce que la donación de órganos es "algo que no había tenido mucho en cuenta", después de su experiencia ha comprendido que va "a recuperar la vida gracias a un donante al que estaré infinitamente agradecido; me he dado cuenta de que el que dona órganos está dando vida a otra persona que realmente la necesita".
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