Tres esculturas inéditas de Mateo Inurria en la exposición por el centenario de su muerte
Córdoba
La muestra 'Mateo Inurria. Retratos y Dibujos' se puede visitar en el Museo de Bellas Artes
La muestra está compuesta de 29 esculturas y 29 dibujos, además de 28 fotografías, algunas de las cuales enseñan una serie de obras cuyo paradero es desconocido
Un paseo por la Córdoba del escultor Mateo Inurria
Córdoba/Tres obras del escultor Mateo Inurria Lainosa (Córdoba, 1867-Madrid, 1924) se muestran por primera vez en la exposición Mateo Inurria. Retratos y Dibujos, abierta en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, con la que se recuerda el centenario de la muerte del artista. El comisario de la exposición y probablemente el mayor especialista en la obra de Inurria, Ramón Montes (Córdoba, 1951), cree que pese a esta conmemoración su ciudad natal mantiene una deuda con el artista. Montes, que fue profesor de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba, lleva décadas dedicado a la investigación de la figura del escultor y a la localización de sus obras, la última de ellas, que se exhibe en la exposición, hallada apenas unas semanas antes de su apertura.
De hecho, aparte de 29 esculturas y 27 dibujos, el Bellas Artes presenta 28 fotografías que, aparte de monumentos conmemorativos como los que Inurria tiene en los cementerios de la Almudena, en Madrid, o la Recoleta, en Buenos Aires, enseñan una serie de obras cuyo paradero es desconocido o, incluso, no se conoce si se conservan. Las tres que se muestran por primera vez son un busto del militar Enrique Quintela Cantellary (1902), de la Colección Roca de Torres; dos relieves de yeso del escritor Pío Baroja (hacia 1901), encontrados por Ramón Montes en la Escuela de Arte Dionisio Ortiz; y un barro sin cocer, también en relieve, de una cabeza de mujer (1887), de la Colección Arrebola, que fue adquirido en un mercado de baratijas en la cordobesa plaza de la Corredera. La muestra se compone, además de cesiones de particulares y del Ayuntamiento de Córdoba, de las obras que salen de los almacenes del propio Bellas Artes de Córdoba, la mayoría por depósito municipal tras su adquisición a la viuda de Inurria en los años 40 del siglo XX.
Ni revolucionario ni vanguardista
El comisario de la exposición afirma que Inurria "no fue un revolucionario en su arte. Podría haberlo sido por las últimas obras que se le conocen, pero no era especialmente vanguardista. Era un escultor de bastante calidad". Gran parte de la producción del escultor fue realizada por encargo durante su larga etapa en Madrid, donde se instaló en 1911 al ser nombrado profesor de su Escuela de Artes y Oficios. Formado fundamentalmente en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, "empieza a cultivar el realismo, una tendencia estética y técnica muy propia de finales de la segunda mitad del siglo XIX, pero pronto también evoluciona".
La sala que se dedica a la escultura se divide en secciones para los retratos en monumentos conmemorativos, los retratos personales, la idealización y el tipismo y en ellas se identifican "algunas muestras de un clarísimo realismo, pero pronto se da cuenta de que hay otras formas. Hay una simplificación de superficies y un reforzamiento de la expresión, de los rasgos, donde hay incluso alguna obra, como El lobo de mar, que realmente es un precubismo". "De ahí evoluciona a lo que es la idealización de la imagen, tanto de los rostros como de la imagen general, donde se produce una simplificación de los rasgos y de las formas. Lo que busca ir más al espíritu que a los detalles. El realismo era más de detallismo, mientras que la idealización es un sentido holístico global de la forma expresiva, eludiendo siempre el detallismo", subraya Ramón Montes.
A su juicio, "entre medias hay un periodo que practica un poco el modernismo. Hay alguna obra muy interesante modernista. Y ya en los últimos años empezó a recuperar lo que había practicado con El lobo de mar, que era la geometrización de los rostros, de las facciones, para por ahí, por esa geometrización, buscar una fuerza expresiva que dan los planos, pero, desgraciadamente, le llegó la la muerte".
Testamento artístico
Para el comisario de Mateo Inurria. Retratos y Dibujos, el "verdadero testamento artístico" del escultor tiene "tres referencias".
Uno es "el cultivo de la figura femenina dentro de un idealismo", con Las tres edades de la mujer, que "acabó, justo poco antes de fallecer, para el Casino de Madrid", de la que hay una versión en escayola en el Museo de Bellas Artes de Córdoba y que "responde a ese idealismo que trata de simplificar la figura humana buscando una expresión, un atractivo, una belleza y una estética". Otro es Cristo atado a la columna, "la única escultura en imaginería, es decir, talla en madera y policromada", que está en la iglesia de la Asunción de María, en Guernica, donde salió indemne del bombardeo de 1937. En la localidad guipuzcoana se mantiene el apellido vasco para referirse al escultor, Iñurria, que su padre castellanizó cuando se trasladó a Sevilla tras las guerras carlistas.
Por último, Montes cita las obras que hizo para el pórtico del cementerio de la Almudena, dos esculturas, el Cristo del Perdón, donde están "esas formas geométricas donde él ya estaba trabajando y que representaban una nueva vía estética", cuyo dibujo se conserva en la propia pinacoteca cordobesa, y 'San Miguel pesando las almas', que consta "sin terminar por fallecimiento del escultor. La verdad es que ves la escultura y está terminada. Supongo que le faltaría a lo mejor el pulido de determinadas zonas, pero, vamos, que la miras y está acabada completamente. Una obra impresionante".
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