El tribunal militar imputa a tres mandos por la muerte del soldado y el cabo en Cerro Muriano
Ejército de Tierra
Entre ellos se encuentra el capitán encargado de las maniobras
El capitán ordenó aligerar el equipo para la maniobra donde murieron dos militares en Cerro Muriano
Los padres del soldado muerto pedirán prisión para el capitán
El tribunal militar que investiga la muerte por ahogamiento de dos militares el pasado 21 diciembre en la base de Cerro Muriano ha acordado la imputación del capitán encargado de las maniobras, además de otros dos mandos, según han informado a EFE fuentes cercanas al caso.
Concretamente, el juez del Tribunal Togado Militar 21 de Sevilla, que investiga lo ocurrido tras la inhibición del Juzgado de Instrucción 4 de Córdoba, ha decidido imputar al capitán, retirado de inmediato de sus funciones por el Ministerio de Defensa tras el suceso, a un teniente y a un sargento presentes en el ejercicio acuático.
Los militares fallecidos fueron el soldado Carlos León, de 24 años, y el cabo Miguel Ángel Jiménez, de 34 años.
Según las fuentes, los imputados podrían haber incurrido en un delito contra la eficacia del servicio, que se produce cuando el militar incumple sus deberes fundamentales causando "grave daño en los medios o recursos de las Fuerzas Armadas o en las personas, o riesgo para el servicio o para la seguridad de una fuerza, unidad o establecimiento de las Fuerzas Armadas".
Exceso de peso en las mochilas
En el auto del juez del pasado miércoles y contra el que cabe recurso de apelación en un plazo de cinco días ante el Tribunal Militar Territorial Segundo, se indica que durante el ejercicio realizado el pasado 21 de diciembre en Cerro Muriano, consistente en el" cruce de un cauce de agua", las medidas de seguridad empleadas "en orden a la correcta realización del ejercicio programado, en principio, no cumplieron la función pretendida".
Según el escrito del juez, la cuerda utilizada para que los participantes en el ejercicio "pudieran asirse a la misma para el caso de que fuera necesario, no reunía los requisitos para ello", así como "tampoco lo hizo la mochila empleada" para "proporcionarles flotabilidad".
En este sentido, el magistrado expone que "muchas de las mismas no estaban convenientemente estanqueizadas y otras tenían un exceso de peso" debido a que contenían "lo que parece ser una mina de instrucción de 3,5 kilogramos" usadas en otros ejercicios anteriores y que no fueron retiradas en ese momento, lo que pudo motivar, por ambos casos, que las mochilas "como elemento de seguridad, no fueran aptas para tal fin".
Por ello, el escrito señala que, "en principio", puede existir una "relación de causalidad entre la posible falta de idoneidad de estas medidas de seguridad empleadas en el ejercicio realizado" con el "resultado producido", como fue la muerte de los dos militares.
De esta manera, el juez militar entiende que los hechos investigados pueden ser "constitutivos de un presunto delito Contra la eficacia en el servicio" establecido en el artículo del Código Penal Militar, del que pudieran resultar responsables un capitán, retirado por el Ministerio de Defensa el mismo día del suceso, así como "mandos que intervinieron y debían velar por el correcto desarrollo" del ejercicio, en concreto un teniente y un sargento.
Finalmente, en su escrito el juez también ha rechazado la petición de la Policía Judicial de acordar el "secreto de las actuaciones".
Sin embargo, según el abogado de los padres de Carlos León, el capitán responsable del ejercicio, ahora imputado, dio la orden de que los soldados no se agarraran a una cuerda que se había colocado como guía en el lago artificial en el que se practicaban las maniobras. Después, cuando ya había varios soldados agarrados a ella, dio la orden de soltarla. Así lo declararon a la Guardia Civil al menos cuatro soldados en el transcurso de la investigación del accidente.
El letrado, además, anunció que iba a pedir el ingreso en prisión provisional del capitán Zúñiga como presunto autor de dos delitos de homicidio con dolo eventual y por omisión. También ampliará la denuncia inicial y la elevará contra la cadena de mando, formada por el teniente coronel, el coronel y el general de brigada.
En esa intervención, Romero enumeró lo que considera una serie de negligencias que rodearon el ejercicio, que tuvo lugar a primera hora de la mañana del 21 de diciembre en la base de Cerro Muriano. Los soldados tenían que realizar un ejercicio llamado curso de paso de agua, en el que teóricamente tenían que cruzar el lago artificial con sus mochilas, cascos, fusiles y demás equipamiento, utilizando la mochila como elemento de flotación en la parte delantera del cuerpo y avanzar por el agua pateando con las piernas.
Sin embargo, las mochilas de varios de los militares habían sido lastradas con un peso extra, como castigo por no haber realizado bien un ejercicio anterior. El soldado Carlos León, entre otros, portaban dentro de sus mochilas una pesa que simulaba una mina. Esto añadía unos tres kilos y medio de peso extra al petate, que ya de por sí superaba los ocho kilos. En total, la mochila que cargaba el soldado muerto pesaba unos 12 kilos.
Romero, además, detalló que no había ninguna línea de vida, sino simplemente una cuerda que debía servir como guía para no perderse y a la que el capitán dio la orden de no agarrarse. "Era una cuerda como las que se pueden comprar en el Decathlon, amarrada a un árbol en cada extremo y con un mosquetón". No había arneses, anillas ni ningún elemento de seguridad. "Para que fuera una línea de vida tendría, además, que haber sido una cable de acero o una cuerda mucho más resistente", indicó.
Otra versión de los hechos
El capitán al mando de la compañía en la que fallecieron dos soldados el pasado 21 de diciembre en la base militar de Cerro Muriano, en Córdoba, había ordenado a sus soldados que aligeraran peso del equipo, según aseguran a El Día fuentes próximas al caso. Se trata de una versión diametralmente opuesta a la ofrecida por el abogado Luis Romero.
Las fuentes consultadas por El Día aseguran que aquel jueves el capitán, que fue retirado del mando de la compañía tras el suceso, había dispensado a sus subordinados de llevar los chalecos antifragmentos, los ceñidores y el armamento colectivo, por lo que el peso que soportarían los soldados al atravesar la llamada laguna de la Casa Mata era muy inferior al de otras ocasiones para así facilitarles el ejercicio. Y, debido a que se trataba de unas maniobras de flotabilidad, el capitán ordenó que transportaran la ropa de abrigo dentro de la mochila, previamente estanqueizada, para de esta manera facilitar las maniobras.
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