José María Ledo: "Los valores de un costalero son la humildad, obediencia y respeto al compañero"

PREGÓN DEL COSTALERO DE CÓRDOBA

Tras dos años de parón, leerá su pregón en la Iglesia de la Trinidad el 26 de marzo, con el que pretende transmitir "lo que se vive debajo de un paso"

El pregonero José María Ledo. / Juan Ayala

José María Ledo López (Sevilla 1973) será el encargado de dar el Pregón del Costalero Ciudad de Córdoba 2022. Y lo hará por fin, después de esperar dos años para pregonar sus vivencias dentro del mundo del costal. La comisión organizadora lo nombró pregonero para el año 2020, pero, días antes de poder anunciarlo, la cita se suspendió ante la irrupción de la pandemia. Ledo es cofrade de cuna, lleva la devoción en su ADN, pues al segundo día de nacer se convirtió en hermano de la Hermandad de San Bernardo de Sevilla por tradición familiar. Siendo aún pequeño se traslada a vivir a Córdoba y comenzó su andadura cofrade en la ciudad. Se hizo hermano de la Hermandad de la Estrella en 1987 y con 18 años comenzó a salir de costalero en la Hermandad de la Merced. También es hermano de la Hermandad de la Soledad. Los más de 30 años dentro del mundo de las cofradías, especialmente debajo del paso, las retratará el 26 de marzo a las 20:30 en la Iglesia de la Trinidad.

-Parece que por fin podrá leer su pregón, ¿cómo se sintió cuando se canceló y cómo ha sido el retomarlo dos años después?

-Desde que te dicen que vas a ser pregonero empiezas a darle forma a las ideas, a echar a andar la maquinaria y poco a poco va cogiendo fuerza y claro, se paró en seco a falta de dos días. Ya lo tenía escrito y lo estaba practicando, el mismo día que me dijeron que se suspendía lo metí en el cajón y lo he tenido guardado hasta ahora. El año pasado vimos la posibilidad, pero no tenía sentido hacer el Pregón del Costalero cuando no iba a haber pasos en la calles. Entonces vimos que habría que retomarlo cuando la Semana Santa fuese parecida a la que conocemos, que es lo que esperamos para este año. Ya estoy en el punto en el que me quedé en el año 2020, ya lo veo cerca.

-¿Ha retocado algo?

–Sí, he tenido que retocar cosas. La verdad que me ha costado trabajo volver a ponerme sobre el texto. Yo no quería cambiar mucho, simplemente quería hacer una referencia a la situación actual y a lo que había pasado en estos dos años, pero luego te das cuenta al leer que en dos años hay cosas que se ha desactualizado.

-¿Qué va a contener su pregón?

-Lo que he intentado es trasmitir lo que se vive debajo de un paso, las vivencias que me ha dado el mundo del costal.

-¿Cómo empezó su relación con las cofradías?

-Yo nací en el seno de una familia cofrade y siempre he tenido curiosidad por el mundo del costal. Yo de chico decía que quería ser musiquero y costalero. Músico fui en su momento y costalero empecé con 18 años, fue la primera vez. El primer paso que saqué fue la Merced con Pepe Fernández de capataz y para mí fue la mejor escuela que podía tener.

-¿Ha cambiado desde entonces el mundo del costal?

-Han pasado más de 30 años desde que empecé y todo ha cambiado mucho, se ha profesionalizado todo más. Antes había menos costaleros y la meta era salir y llegar dignamente. Desde el 2000 aproximadamente hubo un boom que hace que las cuadrillas estén duplicadas. Ha evolucionado en temas de técnica, de ropa y cuando van entrando cosas nuevas, el secreto es estar atento a lo que llega e ir cogiendo lo bueno y dejar a un lado lo malo, porque también entran modas que no benefician.

-¿Como cuáles?

-Para mí hay una cosa fundamental y es que el protagonista de todo esto es el Cristo y la Virgen, cuando tu hagas algo para quitarle protagonismo en vez de dárselo, te estás equivocando, seas costalero, capataz, hermano mayor o lo que sea.

-¿La devoción viene impuesta al nacer o surge con los años?

-Yo lo viví desde pequeño. Soy de San Bernardo desde el día siguiente de nacer, pero por ejemplo, me metí en la Estrella con 14 años y, aunque fue algo que me vino después, yo no me imagino mi vida sin la Hermandad de Estrella. Yo creo que en el camino te vas encontrando personas, hermandades y devociones y son las que te van modelando. También conozco personas que no tienen vinculo con ninguna cofradía y cuando alcanzan una edad, ellos solos encuentran una devoción que familiarmente no se la ha inculcado nadie.

-¿Qué opina de las hermandades que obligan a los costaleros a hacerse hermanos?

-Estoy en contra de obligar a nadie a nada. Tú tienes que acoger a las personas que lleguen a tu hermandad, sea por un coro, una cuadrilla, o lo que sea. Es importante que lleguen y luego intentar que se queden. El proceso lógico es que lleguen, que conozcan, vean, disfruten y, ya en ese punto, el cuerpo te pide hacerte hermano y ser parte plena de la corporación.

-¿Cree que crecerá el número de las costaleras y las cuadrillas mixtas?

-Como soy de Sevilla, la primera vez que vi costaleras fue en Córdoba, cuando empecé a conocer la Semana Santa de aquí. Creo que es algo lógico que las mujeres quieran ponerse debajo de un paso, como un hombre, es lo mismo. El tema de las cuadrillas mixtas es más difícil de abordar, porque debajo de un paso hay mucha cercanía y es verdad que con una compañera, creo que a lo mejor hay circunstancias que resultan más incomodas. A la hora de igualar también es complicado, porque como pasa con los hombres, no todo el mundo tiene la misma fuerza ni la misma preparación física, ni la misma devoción claro, que es clave en todo esto.

-¿Qué valores se necesitan para ponerse debajo de un paso?

-Humildad, ser uno más de los 60 que van a estar contigo, también hay que tener obediencia al capataz siempre y por supuesto, respeto al compañero. Tienes que estar abierto a mejorar y seguir aprendiendo, yo después de 20 años me enseñaron a hacerme la ropa de otra forma, aunque lleves mucho tiempo no lo sabes todo y tienes que estar dispuesto a ir aprendiendo de los que van entrando.

-¿Qué le falta y le sobra a la Semana Santa de Córdoba?

-No creo que le sobre nada, pero le falta mucho apoyo por parte de la ciudad. Y me refiero a tanto apoyo institucional, como a sectores económicos y a la gente. Podrás ser ateo y no gustarte la Semana Santa, pero hay que respetarlo. Ya no hablo como algo vocacional, también es un pulmón económico para la ciudad.

¿Cuál es el impulso principal que se necesita?

Dejar trabajar, fíjate que sencillo, la gente tiene que saber que para que eso salga hay un trabajo el resto del año que hay que respetar y apoyar.

-¿Sería posible una madrugada en Córdoba?

-Es complicado, pero no imposible. Yo viví la madrugada de la Merced en el 1992. Al principio había un numero importante de nazarenos y costaleros, pero poco a poco se vino abajo, se estaba muriendo. La hermandad iba desangrándose y hubo que replantearlo. La Semana Santa se mueve a base de tradiciones y crear una tradición nueva es difícil. Tienes que meter a hermandades muy potentes, pero ¿quién se arriesga?

-¿Qué espera de este año?

-Espero vivirlo y que se parezca a la Semana Santa que conocíamos antes de este parón, pero también con precaución porque el bichito sigue y no se nos puede ir la cabeza. Hacía muchos años que no tenía tanta ilusión en una Semana Santa.

-¿Cómo define la Semana Mayor de Córdoba?

-Es una puesta en escena que hacen las cofradías en el mejor escenario posible.

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