La Verdad Confecciones: Un negocio hecho a sí mismo que reluce en La Viñuela

Comercios con historia

La tienda fue fundada en 1958 por Francisco Rubio en el Campo de la Verdad, desde donde dio el salto a la zona de Levante con nuevas secciones

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Manuel Rubio presenta a La Verdad Confecciones

Córdoba/A finales de la década de los 50 del pasado siglo, concretamente en 1958, Francisco Rubio estaba trabajando en Zafra Polo, la mítica tienda en la esquina entre las calles Claudio Marcelo y María Cristina. Un buen día, habló con su jefe y le propuso montar un negocio en el Campo de la Verdad. Su superior confió en el proyecto y, de esta forma, escribieron el primer capítulo de un comercio que daría mucho que hablar. Fue así como se gestó La Verdad Confecciones, un negocio hecho a sí mismo que va camino de las siete décadas de dar servicio a los cordobeses.

Al principio, los dos estuvieron un tiempo de socios en ese nuevo local en la zona Sur de la ciudad. Por aquel entonces, lo que se vendían eran tejidos, no había tanta ropa ya confeccionada. “En un barrio humilde, tener un comercio con la calidad de los productos que se vendían en el centro, en Zafra Polo, era algo llamativo”, comenta Manuel Rubio, la tercera generación de este establecimiento que hoy puede hablar en primera persona de lo que significa mantener vivo un negocio familiar.  

Establecimiento originario de La Verdad Confecciones.
Establecimiento originario de La Verdad Confecciones.

Los inicios fueron positivos y, poco a poco, Francisco Rubio se fue quedando con un negocio que empezó a introducir cambios a partir de la década de los 70. Cuenta Manuel Rubio que fue una época de auge para la ropa confeccionada. Hasta ese momento, todo lo que se vendía “era por metros”, incluso en cortinas y sábanas. Pero con la segunda generación de La Verdad llegaron innovaciones al catálogo de productos.

A principios de los 70, Francisco Rubio fallece, lo que deja al cargo del negocio a sus descendientes. Aquí se vuelve a vivir un nuevo cambio, pues abren una nueva tienda en el barrio de La Viñuela, llegando la especialización a cada local: en el Campo la Verdad quedó el hogar, y en La Viñuela hay lugar para las secciones de señora, niño caballero… Incluso, “llegamos a tener un establecimiento especializado en productos de temporada, que se iban rotando: trajes de comunión, de gitana, e incluso juguetes en Reyes”. La Verdad Confecciones se convierte en un comercio recurrente que acompaña al cliente durante diferentes épocas del año. 

Fachada del negocio de La Viñuela en 1981.
Fachada del negocio de La Viñuela en 1981.

Con los años, la forma de comprar evoluciona. Antes, el protocolo era que las familias llegaban al completo a la tienda y hacían la compra de temporada, "donde se vestían el papá, la mamá y los niños". Además, si era invierno, también se compraban la camilla y las cortinas, se hacía la compra de la temporada. Aunque era un mundo sin tarjetas de crédito, tal y como indica Manuel Rubio, el mismo establecimiento facilitaba al cliente un pago cómodo: “Había una libretilla en la que el cliente poco a poco iba a haciendo sus entregas”.

De hecho, esa misma libretilla permitió a mucho clientes seguir consumiendo productos durante la crisis de finales de los 70 y comienzos de los 80, en la Transición. Incluso se llegó a “sacar una tarjeta de crédito nuestra que estaba respaldada por una entidad financiera del barrio y ahí se hacían los pagos", recuerda Rubio. 

Actualmente, para Manuel La Viñuela es un barrio potente. A lo largo de los años se fueron instalando diferentes comercios y La Verdad Confecciones tomó la decisión de centrarse en algunos productos para sacar un mejor resultando, apostando en la actualidad por la confección y la ceremonia

Para este comercio, la cercanía al consumidor y al proveedor es una de sus señas de identidad. Intentan que sus proveedores sean de cercanía, algo que facilita la reposición; y mantener una confianza con el cliente, incluso “de la provincia, que nos ha respondido toda la vida y, afortunadamente, seguimos ofreciéndole productos con mucha calidad y cada vez con más competitividad”. 

Hace cuatro años, la pandemia del Covid supuso un punto y aparte para el negocio, como ocurrió con muchos otros, lo que obligó a hacer ajustes y también terminó de impulsar una nueva forma de consumo, el online, algo que ha llevado a este establecimiento tradicional a acelerar su estrategia en web y redes.

Fachada actual La Verdad Confecciones.
Fachada actual La Verdad Confecciones. / Juan Ayala

Pese a todo, su público es muy familiar, desde señoras que buscan una moda más clásica a familias jóvenes que vienen con sus hijos a buscar las prendas para cada evento. En primavera tiene un cliente que a Manuel Rubio le encanta: los chavales de las graduaciones, porque es la primera vez que se enfrentan a vestir un poco más formal. Además, ellos se sorprenden de que encuentren prendas que le encajan, porque muchas veces piensan que este tipo de comercios trabaja con ropa más clásica: “Conocen un establecimiento de barrio que se sale de la franquicia de siempre y tiene prendas que a ellos les gustan también”. “A través del lenguaje que estamos utilizando en redes sociales, de cómo intentamos atender al cliente cuando viene por primera vez, estamos intentando que nos conozcan y transmitir que no estamos estancados en una moda clásica”, insiste Rubio, que recuerda que en La Verdad se puede encontrar desde la ropa más sport a una más formal. 

Además, Manuel Rubio, como miembro de la directiva del Centro Comercial Abierto de La Viñuela, conoce muy bien el tipo de establecimiento que hay en el barrio. “Tenemos un elemento diferenciador del tipo centro comercial al que tú vas en una ciudad en concreto. Nosotros tenemos la suerte de que la mayoría de establecimientos que estamos en el barrio son autóctonos”. Un factor que provoca, entre muchas cosas, que los comercios den todo de sí mismos. “Generan riqueza a nuestro barrio. Además, si está defiendo lo suyo, le pone normalmente un poquito más de empeño en la atención o cercanía que le tiene que dar al cliente, esa es una riqueza de este barrio”.

Rubio ha crecido en este comercio y señala de forma simpática que "le han salido los dientes en esa trastienda". Con todo ese recorrido, explica el futuro de su comercio. “Nosotros estaremos mientras tú sigas viviendo; mientras el cliente entre en las tiendas de barrio, nosotros debemos de seguir existiendo”, aventura.

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