Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
El parón en el fútbol español se antoja aún largo. Lo que en principio fueron dos semanas de suspensión para examinar el escenario abierto por la crisis del coronavirus, ya ha quedado claro que irá mucho más allá. Las previsiones más optimistas sitúan la vuelta de las competiciones a finales del mes de abril o principios de mayo, por lo que el Córdoba CF, como el resto de equipos, se enfrenta a una situación de lo más delicada.
Y es que, tal y como apuntan los expertos y reconocen los propios futbolistas, la preparación física de los futbolistas se está viendo seriamente alterada por mucho empeño que estén poniendo en ejercitarse en casa. Una solución de emergencia que ni mucho menos es la adecuada para los deportistas de élite, que están viendo mermado su punto de forma con el paso de los días, dadas las limitaciones del entrenamiento en sus hogares.
La situación, en el mejor de los casos, no será además sencilla si finalmente la Federación saca adelante su propuesta de completar la liga sin alteraciones a las diez jornadas que quedan por disputar. En ese supuesto, las fechas se aprietan y, pese a que la suspensión de la Eurocopa puede abrir un poco el margen, a buen seguro se deberían disputar varios partidos entre semana, con el consiguiente esfuerzo extra en lo físico.
Para clarificar un poco ese escenario, el martes 24 de marzo aparece en el calendario como un día importante. Es la fecha de la reunión prevista entre la comisión de seguimiento de la crisis formada por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), LaLiga y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). En ese encuentro, se abordará un protocolo para que los equipos puedan ir retomando poco a poco los entrenamientos colectivos cuando pase el periodo de cuarentena y con todas las precauciones necesarias para que jugadores y técnicos minimicen el riesgo de contagio del virus.
Sin embargo, se trata de una solución complicada porque necesitaría del consenso absoluto entre todas las partes. En el mejor de los casos, los clubes podrían retomar los entrenamientos en grupo en los primeros días del mes de abril, con la esperanza de que la competición estuviera de nuevo en marcha unas dos o tres semanas después.
Ese reseteo al que se están viendo obligados todos los equipos plantea la incertidumbre de quién volverá en mejores condiciones. En el caso del Córdoba CF, desde luego, el parón servirá para recuperar a los lesionados y disponer de todo el plantel, algo que en las últimas citas se demostró como punto clave. Pero también es cierto que la interrupción llegó en un momento muy delicado, justo cuando Juan Sabas asumía el banquillo en sustitución de Raúl Agné.
Al técnico madrileño no le ha dado prácticamente tiempo de trabajar sobre el césped con sus jugadores, más que en un par de entrenamientos que sirvieron como primera toma de contacto. Eso supondrá un hándicap añadido para el conjunto blanquiverde, que tendrá que acortar los plazos en la adaptación de las ideas de su entrenador, porque el margen de error para alcanzar el objetivo del play off es ya prácticamente inexistente.
Será, de hecho, como encarar una nueva pretemporada, pero sin el tiempo necesario para afianzar conceptos tácticos y para que el trabajo físico se haga de manera progresiva. Todo un reto para cualquier equipo, pero especialmente importante para un Córdoba que tendrá que empezar prácticamente desde cero.
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