Grabado a fuego el camino a seguir (2-0)
Copa del Rey | Córdoba-Gimnástic de Tarragona
Con un equipo alternativo al liguero y el mismo dibujo que ante el Alcorcón, el Córdoba vuelve a dejar su portería a cero y ya sabe lo que es ganar este curso
Gran debut de Blati Touré y primer gol de Andrés
Córdoba/Por fin sonríe. El Córdoba logró este miércoles la primera victoria oficial de la temporada. Lo hizo para seguir adelante en la Copa del Rey, superando a un Nàstic de Tarragona poco interesado en la competición y sin ese deber que el jugar en casa te otorga. Pero aunque pueda parecer contrapoducente para un equipo limitado como el blanquiverde avanzar en el torneo, la victoria de ayer sirvió para cambiar las caras de los jugadores y del cuerpo técnico. También de la grada, liberada tras un verano tortuoso y un inicio de temporada para echarse a temblar. Y por si la victoria fuera poco, Sandoval pudo sacar también la lectura de que los teóricos suplentes apretarán por ganarse un puesto. Para empezar, la zaga, totalmente nueva, dejó la portería a cero, algo a lo que también ayudó el buen papel en la medular de Bambock y Blati Touré. También consolidó el técnico de Humanes el 4-1-4-1 con el que ya dispuso a su equipo ante el Alcorcón. Hasta Jaime Romero recuperó sensaciones en un partido que tuvo en Andrés Martín al gran protagonista. Y es que el joven sevillano se estrenó como goleador y dejó muestras de que su aportación al equipo puede ir más allá de cubrir las urgencias de una plantilla corta y con carencias como la que ha podido confeccionar la entidad cordobesista.
Más obligado que el rival por aquello de la localía, el Córdoba salió con ganas y tardó poco en sorprender a un Nàstic que en cuatro minutos dejó constancia de las pocas ganas con las que se iba a tomar el choque. Quezada sacó un buen centro desde la izquierda, Jaime Romero demostró que cuando quiere es diferencial y su potente chut tras driblar a De Nova lo desvió con picardía –y en posición ligeramente avanzada– un Andrés Martín que estrenó así su cuenta goleadora como blanquiverde. El tempranero gol premió las ganas de los de Sandoval y enganchó a la grada. Ahí se vieron los mejores minutos del Córdoba. Blati Touré dio muestras de lo que puede ofrecer: intensidad, solidaridad, buen manejo de balón y llegada. Jaime Romero, muy activo, conectó con De las Cuevas y el remate del alicantino salió alto. Era el minuto diez y sólo se jugaba en campo visitante. Con un dominio total de la situación por parte del CCF, pudo llegar el segundo tanto local tras en un centro a media altura de Quezada que Quim Araujo no alcanzó de milagro.
La zaga blanquiverde apenas tuvo trabajo en la primera media hora de juego, con Luis Muñoz muy seguro y Aythami apareciendo en ataque siempre que su equipo botaba un balón parado. Sólo cuando el ritmo del choque decayó, el Nàstic llegó a la meta de Carlos Abad. Pasado el minuto 30, un balón profundo de Javi Márquez dejó a Abeledo mano a mano con el tinerfeño, pero el portero achicó el espacio y le ganó la partida al rival. Acto seguido, Uche remató de cabeza un córner y Abad no tuvo problemas para atajar. Con un solo equipo sobre el césped, el resultado al descanso no podía ser otro.
Tras una primera parte lamentable, el Nàstic sacó la vergüenza torera y dio otra cara en el inicio de la segunda. Más intensidad en el centro del campo y más ganas en ataque mostraron los granas, algo que les bastó para que Uche gozara de la mejor ocasión de su equipo, tras un envío largo en el que ganó la partida a Luis Muñoz y remató fuera por muy poco. El Córdoba, sin embargo, no se inmutó. Siguieron los de Sandoval con su intención de buscar el juego por bandas, apoyados en un centro del campo bien pertrechado. Aythami, llegando a la hora de juego, cabeceó un saque de esquina de Jaime Romero y volvió a enchufar a su equipo. Unos minutos más tarde, Andrés Martín terminó de ganarse a los casi 7.000 cordobesistas que acudieron al estadio con un control de jugón en el área grande tras un mal rechazo del rival y un disparo que complicó la vida a Isaac Becerra de nuevo.
Antes de que su equipo decayera, Sandoval refrescó la alineación con la entrada de Piovaccari y Sebas Moyano, que completaron el trío de cambios junto a Álvaro Aguado, el primer requerido para dar aire a Blati Touré. Gordillo también movió a su equipo en busca de una reacción tardía. Con tanta variación, el choque entró en los últimos minutos sin ritmo constante, con ambos equipos abusando del envío en largo y poco fútbol vistoso. Aún así, el Córdoba pudo sentenciar con un centro chut de Jaime Romero que se envenenó y cogió portería, hasta estrellarse en el poste derecho de la meta de Isaac Becerra.
El Nàstic respondió con dos apariciones de un bullicioso Luis Suárez, dispuesto a aprovechar los pocos minutos de los que gozó. Aun con lo poco mostrado durante el choque, el cuadro visitante pudo llevar el duelo a la prórroga en el tramo final. Fali ejecutó con maestría un lanzamiento de falta y Carlos Abad sólo pudo mirar como el balón se estrellaba con violencia contra su larguero. Habría sido un premio quizás excesivo para un equipo que tuvo muy claro que no iba a gastar ni un mínimo de fuerzas para seguir adelante en la Copa del Rey y que como castigo recibió un segundo golpe, ya con en el añadido, por cuenta de Piovaccari, que se hizo hueco en el área con su corpachón y culminó una gran combinación con Quim Araujo para sentenciar el choque. Ante un rival indolente, el Córdoba sumó un triunfo que, más allá del progreso en la competición, debe servirle para crecer en las próximas semanas y empezar a enderezar el rumbo en la Liga.
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