Sólo con voluntad es imposible llegar (1-0)
laliga 1,2,3| zaragoza-córdoba
El Córdoba vuelve a salir de vacío de un partido en el que lo dejó todo, evidenciando las carencias que debe suplir en el mercado para aspirar a la salvación. Alfaro tuvo la mejor opción para empatar al fallar un penalti

Otro viaje de vuelta con el cuentakilómetros a cero. Otra muestra generosa de desgaste sin premio. Otro capítulo de frustración para quien necesita explosiones de jolgorio de continuo. Otro recetario de incapacidad para evidenciar que los cinco días que quedan de mercado deben ser un hervidero en las oficinas de El Arcángel. Porque con la voluntad, el esfuerzo y el arrojo ya ha quedado claro que no es suficiente para intentar acercarse a un objetivo que, por ahora, se mantiene a siete puntos, a la espera de lo que hagan el resto de rivales entre hoy y mañana. Es así porque el Córdoba cayó por la mínima ante un Zaragoza que reflejó que tampoco va sobrado, pero que supo aprovechar el primer regalo defensivo -uno más y van...- de su oponente para tomar un gol de ventaja que ya fue resolutorio. Tuvo opciones para aumentar su renta, sobre todo un penalti, y también para perderla, en otra pena máxima, pero los errores de Borja Iglesias y Alfaro dejaron la cuenta con un 1-0 que permite a los maños respirar mirando hacia arriba y mantiene en el sótano a los blanquiverdes. Quedan 18 paradas, cada vez menos, y eso convierte la afrenta en un milagro.
Pese al impulso de la última victoria, los movimientos en la plantilla, el regreso de Javi Galán y el estudio previo del rival empujaron a Jorge Romero a agitar su idea. Tres centrales, con Edu Ramos tirado a la izquierda, para dar libertad por fuera a los carrileros; tres medios con Aguado estrenando titularidad para ocupar metros de calidad por dentro, y Jovanovic y Guardiola como armas ofensivas. El plan parecía bueno para frenar a un Zaragoza que acumula gente en posiciones interiores por detrás del punta y abre el campo con la incorporación de sus laterales. Y la salida fue notable, exprimiendo sus virtudes con balón y apretando arriba sin él, aunque en el bagaje ofensivo sólo hubo que destacar un libre directo de Lara y un cabezazo de Vallejo, ambos lejos del arco protegido por Cristian Álvarez.
Sin embargo, en el minuto 12 llegó el primer contratiempo serio para los blanquiverdes cuando en un balón dividido Alberto Benito golpeó con dureza la parte baja de la rodilla derecha de Ramos, que se marchó lesionado. Loureiro adentro y Fernández a la izquierda para recuperar el dibujo de la semana anterior: 4-1-4-1. Para colmo de males, casi sin tiempo para ver cómo evolucionaba la situación, un pase al espacio de Zapater, un agujero entre Caro y Loureiro y la mala salida de Pawel pusieron en bandeja de plata a Pombo el 1-0. Mazazo. Entre otras cosas porque el CCF hasta la fecha había sido incapaz de remontar un marcador adverso y sólo una vez de 15 llegó a igualarlo. No fue esta vez cuando rompió la tendencia.
Tocado por el golpe recibido, dos apariciones en el área de Borja Iglesias fueron la continuación al susto. Porque con el gol, el Zaragoza se acomodó mejor y pasó a controlar la situación con soltura, pese a regalar algún que otro balón en campo propio. Pero al Córdoba le costaba llegar, no estaba nada cómodo a pesar de tener muchas opciones para atacar, sobre todo por fuera. Y así tuvo la primera de verdad clara con un envío de Galán que, tras tocar Cristian, Jovanovic no fue capaz de dirigir a portería con la testa. También por arriba lo intentó sin dirección Caro tras un córner. Poco más.
Esa falta de claridad en las aproximaciones visitantes constrastaba con la que encontraba el cuadro maño, que tras una transición plena de calidad al primer toque se encontró con un penalti por manos de Joao Afonso a disparo de Javi Ros. Pawel, desquitándose de su error en el gol, adivinó la intención al ariete para mantener con vida a su equipo, que acto seguido se encontró a la contra con la mejor ocasión para empatar. Jovanovic pisó área a la carrera, pero con Sergi Guardiola y Aguado esperando el pase para machacar, el serbio se la jugó para toparse con Cristian en dos tiempos. Fue la penúltima de un primer tiempo que murió con otra buena parada de Pawel, abajo, a tiro de Pombo.
Pese a que lo visto durante el primer tiempo no fue fiel al guion previsto, Jorge Romero retrasó los cambios. Y, entre otras cosas, eso hizo que el partido cambiara poco, salvo en la velocidad. Ambos equipos metieron una marcha más, el choque se abrió y el balón empezó a merodear por el balcón de cada área con más asiduidad. Zapater, Febas y Pombo midieron desde la frontal a Pawel; una carrera de Jovanovic que murió en la frontal tras una falta que no vio el árbitro fue la respuesta de un CCF que vio frenadas dos opciones más de Galán y Guardiola por fuera de juego.
El Zaragoza seguía mejor plantado y con las ideas más claras, empujado por su gente y el resultado a favor. Y volvió a tener la sentencia tras una maniobra en tres cuartos de campo de Borja Iglesias que sacó de sitio a Joao Afonso para que Zapater aprovechara un agujero que sólo pudo tapar en última instancia y con el pie Pawel. Ese paradón mantuvo en pie al Córdoba, que se activó de una vez por todas con media hora aún por jugar, pasando a monopolizar el balón ante un rival que dio un paso atrás para salir ya sólo con transiciones a la carrera exprimiendo los espacios dejados por el paso al frente de su oponente.
Pero el equipo necesitaba más punch, más velocidad, ser menos predecible en los metros finales. Algo que Jorge Romero buscó con Markovic desde el minuto 67, pasando a jugar en el doble pivote con Lara y Aguado, y el serbio por detrás de Guardiola. No quedaba otra que arriesgar, si bien al Córdoba le faltaba claridad para tener una oportunidad real de meterse en el partido. Y la tuvo tras una buena maniobra de espaldas de Guardiola en la que Jovanovic sacó un penalti claro a Lasure. Alfaro, tras el fallo una semana antes del pichichi, se la pidió recién entrado, pero se encontró con Cristian Álvarez, que le adivinó bien la intención en un disparo calcado al de Iglesias en el primer periodo.
A pesar del golpe, durísimo para un grupo tan necesitado de alegrías, el CCF siguió intentándolo hasta el final, encerrando en su área a un Zaragoza que defendió como buenamente pudo todos los intentos, ya a la desesperada, del equipo de Romero, al que le faltó temple y finalización para gozar de alguna ocasión clara para igualar. Sólo Markovic, con una frivolidad de tacón en el minuto 94, hizo trabajar a Cristian Álvarez en unos últimos compases que refrendaron que este Córdoba necesitará algo más que voluntad y esfuerzo para conseguir el objetivo. Porque una vez más ha quedado claro que con lo que hay no da para puntuar, para sumar, para ganar, que es lo único que de verdad sirve a estas alturas.
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