La afición del Córdoba CF y su cuenta atrás: una jornada menos para dejar de sufrir
Real Balompédica Linense - Córdoba CF | El otro partido
Tras la derrota en La Línea, los desplazados pidieron explicaciones a unos jugadores incapaces de encontrar respuesta
El Córdoba CF sigue su caída en picado: resultados y clasificación del Grupo I de Primera RFEF
Las notas de los jugadores del Córdoba CF ante la Real Balompédica Linense
Hace semanas que, cuando el objetivo de alcanzar los puestos de promoción de ascenso empezaba a peligrar, ya se adivinaba un final de temporada complicado para el Córdoba CF. Las últimas dos derrotas, en El Arcángel ante el Racing Ferrol y en La Línea ante la Balona, han terminado por confirmar los peores presagios. El conjunto blanquiverde ya está en tierra de nadie, casi sin constantes vitales como colectivo y con tres semanas largas todavía de por medio que dibujan una lenta agonía muy dañina para el futuro social de la entidad.
Cada partido ahora supone una puñalada al alma del cordobesismo y resta un puñado de abonados de cara a la próxima campaña social del club. Una situación compleja que todavía es susceptible de empeorar. Pero lo más doloroso es ver a esos hincas que, semana tras semana, hacen de tripas corazón para volver a acompañar a su equipo, velando porque no se encuentren solos pese a jugar lejos de El Arcángel.
El esfuerzo de los que se niegan a dejar abandonado a su equipo no encuentra premio desde hace diez jornadas. Una situación insostenible que provoca caras de impotencia y desilusión entre los desplazados, algo que volvió a suceder en el Municipal de La Línea de la Concepción.
Al término del encuentro, mientras la mayoría de los futbolistas blanquiverdes enfilaban el camino del vestuario, hubo algunos -entre ellos Calderón y Javi Flores- que tuvieron la decencia de acercarse a dialogar con los aficionados blanquiverdes que les quisieron acompañar en el momento más descorazonador de la temporada. Las caras de unos y de otros hablaban por sí solos. Desde la grada, más que lanzar reproches se suplicaba una explicación convincente de este bucle autodestructivo en el que ha entrado el Córdoba. Desde el césped, los futbolistas apenas acertaban a balbucear alguna explicación en caliente de un nuevo desastre.
Mientras tanto, a cientos de kilómetros, en Córdoba, miles de seguidores apretaban el puño de impotencia, algunos avergonzados por la enésima debacle de su equipo. Otros, desengañados ya y a punto de tirar la toalla. La temporada para los blanquiverdes está siendo decepcionante en lo deportivo, pero en el plano social amenaza con llevarse por delante todo lo conseguido en los últimos años.
Y lo peor de todo es mirar el calendario y comprobar que aún quedan tres jornadas. Tres largas semanas de desgaste emocional en el que nada bueno puede conseguir el club, toda vez que los jugadores hace tiempo que bajaron los brazos.
El mensaje de Mosquera
Ya ni siquiera el técnico, Manuel Mosquera, es capaz de levantar los ánimos con su optimismo visceral. Para comprobarlo basta con atender a sus palabras en rueda de prensa y a su lenguaje no verbal. El coruñés, que llegó hace poco más de un mes como un soplo de aire fresco y con energías renovadas al club, ha terminado por asumir la triste realidad de un Córdoba CF para el que no hay remedio.
Y es que a estas alturas, el único consuelo para el cordobesismo es arrancar hojas del calendario a la espera de un final de pronto temporada que permita desconectar en el largo verano que se espera en El Arcángel. Una vez que el balón deje de rodar, habrá dos meses y medio largos sin fútbol para airear la mente, digerir la frustración y volver a ilusionarse con un nuevo comienzo. A buen seguro que ese momento llegará, aunque ahora cueste verlo. Y más para aquellos que siguen haciendo kilómetros y acumulando decepciones con tal de seguir siendo fieles a su equipo.
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