Vuelo rasante con el cielo despejado (0-1)
Balona - Córdoba CF | La Crónica
El Córdoba enlaza su tercer triunfo con una actuación eficaz y sólida a la que puso firma Imanol
El esfuerzo colectivo y una gran defensa minimizaron el sufrimiento en el segundo periodo
El Córdoba CF ya está aquí, en el lugar que le corresponde, tocando a la puerta de un play off que tiene que ser su hábitat natural y dando unas muestras de crecimiento constantes que aventuran, cuanto menos, un futuro menos sufrido. Para que sea plácido todavía toca esperar, pero las sensaciones de este equipo ahora, con la luz institucional alumbrando el camino a unos profesionales de actuación intachable, tiñen de optimismo el horizonte.
En La Línea de la Concepción, un escenario en el que sólo había ganado el líder Cartagena y ante un rival rocoso al que hacer un gol en casa cuesta una barbaridad, el proceder de los blanquiverdes fue notable: eficaces y sólidos, los pupilos de Raúl Agné supieron sufrir sin la pelota, repitieron puerta a cero lejos de El Arcángel y decidieron con un gol de Imanol García pasada la media hora para encadenar su tercera victoria consecutiva, la segunda de visitante, que deja la tercera plaza (y la cuarta) a tiro de dos puntos. Y esto no ha hecho más que empezar...
La versatilidad y el saber usar los elementos de los que dispone que Agné ya venía enseñando en los desplazamientos más recientes sufrió una vuelta más de tuerca en el Municipal de La Línea. Con la idea de contrarrestar el mayor poderío físico de la Balona, pero sin perder la identidad asentada en el 4-2-3-1 (con matices) que aparece en su libreto, cuatro fueron los cambios en una alineación que devolvió a Xavi Molina al eje de la defensa, dejó a Chus Herrero como stopper y dibujó una banda izquierda con Raúl Cámara de lateral y Jesús Álvaro en la posición de interior. Owusu, tras sus buenos minutos ante el Sanluqueño, se quedó como referencia para la ofensiva.
El planteamiento, que de partida podía dejar algunas dudas, fue poco a poco dando sus frutos con la pelota ya en movimiento. De hecho, Álvaro firmó la primera gran ocasión con una volea que repelió Javi Montoya con apuros para culminar una jugada de banda a banda, con centro final de Fernández. Con todo, ese no fue el escenario en el que se movió el encuentro, ni mucho menos. El músculo que la Balona tiene por dentro minó cualquier intento de combinaciones largas, de juego fluido, dejando lugar a un encuentro excesivamente trabado, de mucho robo y pérdida, de constantes imprecisiones en la zona ancha y escasas visitas a los fondos del terreno de juego.
Una oleada con varios saques de esquina consecutivos, con un último remate de Sergio Rodríguez que obligó a Becerra a estirarse abajo, fue la carta de presentación en ataque de los albinegros, cuyo principal caudal provenía siempre de la capacidad de conexión de Manu Molina, bastante limitada por las circunstancias del choque. Con todo, Tito Camacho tuvo dos buenas opciones, una con el pie clarísima tras ganar la espalda a Xavi Molina que remató sin fuerza ni dirección, y otra con la testa ya camino del intermedio que se marchó ligeramente desviada.
Robo, transición y gol de Imanol
Ya para entonces el Córdoba había conseguido inclinar la balanza de su lado, y hasta había perdido la oportunidad de dejarlo finiquitado. Tras un nuevo remate, esta vez sin hallar portería, de Álvaro y una media vuelta centrada de Javi Flores que atrapó bien Montoya, los blanquiverdes quebraron el equilibrio del marcador poco después de la media hora de partido. Un buen robo de Imanol García, con la ayuda en la presión desde la banda izquierda de Jesús Álvaro, dio lugar a una contra perfectamente conducida por el navarro a la que luego puso rúbrica tras los intentos de Owusu y De las Cuevas resueltos en el suelo por Montoya.
Los minutos posteriores al tanto fueron los mejores del CCF en todo el partido. Más por el efecto del golpe en los linenses que por la voluntad propia de un equipo que mantuvo el orden y el saber estar como su mejor virtud. Y desde ahí, se encontró con un par de transiciones rápidas en las que tuvo la sentencia en su mano. La más clara, una carrera de Miguel de las Cuevas con apoyo corto en Owusu y definición final de un incisivo Jesús Álvaro, otra vez presente en el área rival, apareciendo por el otro costado que en última instancia desvió a córner Sergio Rodríguez.
Camino de los vestuarios, el conjunto de Agné tenía la batalla precisamente donde quería. Pero aún quedaba un mundo. Y el cuestionado Jordi Roger exprimió el receso para meter una marcha más a los suyos, a lo que colaboró poco después la entrada en el verde de Koroma y Bakr, especialmente el primero, vertical partiendo desde el flanco izquierdo para exigir a Fernández en el repliegue. La Balona pasó a jugar prácticamente de continuo en campo contrario, asediando a un rival con cada vez más dificultad para mantener la posesión, para salir y asustar.
En esa fase le tocó asumir protagonismo a la última línea de resistencia, con Becerra como bastión definitivo. El meta catalán resultó providencial para repeler un cabezazo de Koroma tras ganar la espalda a Fernández, atrapando luego el balón tras el esfuerzo de Xavi Molina para taponar el tiro a bocajarro de Musa. Con la intención de frenar el empuje, cada vez más continuo, Agné tiró de José Antonio González para igualar fuerzas en la medular, aunque las complicaciones se mantuvieron con un zapatazo de Bakr que salió a un metro del poste derecho del arco cordobesista.
Trabajo serio sin la pelota
El encuentro estaba en la defensa, pero el Córdoba necesitaba acumular más posesión para minimizar el sufrimiento, aparcar a un lado el recurso, más habitual ante el agobio albinegro, de lanzar en largo a Owusu en su guerra particular y en desventaja con la retaguardia linense. Aún así, con la pareja de centrales formada por Djetei y Molina imperiales por arriba y la labor de los pivotes efectiva al máximo, la cada vez más constante lluvia de balones al área fue repelida con suficiencia, obligando también a un esfuerzo colectivo en la segunda jugada para parar el ritmo ante la incapacidad, cortada con una carrera por el carril de Jesús Álvaro, de mirar al arco local.
Ni siquiera el descuento dibujó alguna oportunidad para el empate de una Balompédica Linense que se topó de frente con la seriedad de un Córdoba que cada día que pasa crece un poquito más, que ya ha aprendido a ganar lejos de El Arcángel y cuyo horizonte se ve más que despejado. De momento ya suma tres triunfos consecutivos, un pleno al 9 que deja la zona de play off a tiro de dos puntos en un tramo final de 2019 perfecto dentro y fuera del verde que tocará refrendar en la Copa del Rey –el miércoles toca visitar al Sanse– y, sobre todo, ante el Marbella. Porque en la liga está el premio gordo.
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