Con harapos en la fiesta del líder (2-0)
Cartagena - Córdoba CF | La Crónica
El Córdoba ofrece su peor imagen ante el rival más sólido del grupo, que resolvió con goles de Elady
Los blanquiverdes, que fueron superados en intensidad y juego, apenas tiraron una vez a puerta
Enrique Martín colocaba al Córdoba CF hace unos días en el abanico de candidatos al ascenso dentro del Grupo IV. El navarro equiparaba a su equipo con los mejores, aunque hasta la fecha no hubiera mostrado su mejor cara. La duda es si hoy sigue pensando lo mismo, después del desastre de Cartagonova, donde los blanquiverdes firmaron su actuación más pobre de la temporada, superados de principio a fin por un teórico igual que ofreció todo lo que debe exigirse en un campo de fútbol: intensidad, saber estar, concentración, ganas, actitud y la dosis necesaria de buen juego. Es decir, todo lo que se echó en falta en su enemigo, que claudicó ante el doblete de Elady sin haber hecho siquiera el más mínimo amago de romper la racha de imbatibilidad de Marc Martínez, que muchos se preguntarán si jugó o no.
Con un dibujo similar, con novedades forzadas en ambos bandos, pero una predisposición muy diferente, el partido no tardó en dibujar la triste realidad del CCF actual cuando es exigido. La mayor agresividad, bien entendida, con pelota y sin ella, del Efesé no tardó en ofrecer las primeras distancias sobre el verde. Con Carrasquilla un punto superior en lo físico y lo técnico sobre el resto, el control de la medular pasó pronto a ser del Cartagena, y desde ahí no tardaron los locales en sumar llegadas. Elady le puso firma a las dos primeras, con remates altos tras los buenos servicios del panameño y el excordobesista Quim Araujo, suelto entre líneas, motivado en la batalla.
Esos dos primeros sustos empezaron a dejar patente que salir con vida del Cartagonova iba a exigir algo más que comparecer. Más que nada en el juego sin balón, preocupación máxima del técnico desde el verano y que no termina de funcionar como debiera. Y eso que ante la superioridad por fuera departamental, la elección para los carriles fueron dos hombres de menos recorrido ofensivo. Sufrieron lo mismo o más, porque estuvieron igual de lejos de su nivel que el resto de sus compañeros. Y eso es tender una alfombra que un candidato a todo como el cuadro cartagenero no iba a desaprovechar.
Un disparo que fue a la grada de Miguel de las Cuevas y un par de intentos de Owusu que acabaron en nada fueron la antesala del primer gol albinegro: Carrasquilla tiró de jerarquía en la frontal y alcanzó la línea de fondo para sacar un centro-chut que Elady empujó en la boca de gol tras ganar la posición a Raúl Cámara. Otra vez. La falta de intensidad del colectivo a la hora de proteger el arco propio, a la hora de esforzarse sin pelota, es más que preocupante a estas alturas ya del curso. Y eso se paga si la idea es ir a pecho descubierto ante iguales, que tampoco es que fuera el caso en el Cartagonova.
Aturdido por el primer mazazo, más importante si cabe si enfrente está un rival infranqueable, el CCF empezó a sufrir mientras los locales se gustaban en la línea de tres cuartos, haciendo correr a los cordobesistas de lado a lado, sin posibilidad siquiera de alcanzar a robar. Y entre efectismo y efectismo, sustos: Elady se quedó en el mano a mano con Becerra tras un buen pase de Carrasquilla, pero el meta salió airoso con una estirada abajo. Y acto seguido fue Forniés, llegando por sorpresa desde el lateral zurdo, el que pisó área, sorteó a tres rivales que casi le saludaron a su paso, y volvió a toparse con el pecho del meta catalán. ¿La respuesta blanquiverde? Ah, sí, el intento de pase interior de Owusu a Novaes que no alcanzó el ariete.
Visto lo visto, lo mejor sin lugar a dudas al descanso era el marcador. Porque habiendo sido infinitamente inferior, el Córdoba CF estaba aún en el partido, aunque fuera sólo por el resultado. Quedaba por ver si habría reacción, o al menos ese lavado de cara que ya se vio en el último desplazamiento a Algeciras. Pero esta vez no tocaba. El tímido arreón de salida, con un centro-chut de Owusu que se envenenó tras tocar en Andújar –el único disparo entre los tres palos visitante– y el posterior rechazo de Forniés quitó del pie izquierdo de Zelu, fue disipado poco a poco por el orden y el saber estar sin pelota de la escuadra departamental.
El Cartagena ya estaba más pendiente de no meter en el partido al Córdoba que de sentenciarlo. Tiró unos metros atrás sus líneas y dejó hacer a un rival plano, sin ideas, incapaz de hilvanar un ataque con cierto sentido. El relevo de Juanto Ortuño por Novaes no cambió nada porque ver de cerca al zamora Marc Martínez se convirtió en poco menos que una quimera. Y entre robo y robo, transición rápida, con Elady percutiendo por un lado y William por el otro; con el primero amenazando más con algún disparo tampoco muy peligroso.
El partido caminaba como si nada pasase hasta que un penalti tan claro como absurdo de Fidel Escobar al dejar que Andújar se anticipase a su despeje –golpeó la pierna del central en lugar de la pelota– acabó por sacar del choque al Córdoba. Elady no perdonó y ese 2-0 ya resultó un golpe mortal para los visitantes. Hacer dos goles en 20 minutos a un rival que lleva dos en el campeonato era poco menos que una misión imposible, más aún si no se tiene capacidad siquiera para pisar el área, para inquietar a los defensas, para amenazar desde fuera o desde dentro... Porque en todo ese tiempo, el CCF no acumuló ni una llegada, lo que refleja la diferencia, sideral, que a día de hoy hay entre dos teóricos aspirantes a pelear por subir. Uno es líder y el otro, octavo.
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