El Córdoba CF agrava su crisis en Gijón (2-0)

Córdoba/Otro pasito hacia el abismo. El Córdoba CF encadenó una nueva derrota lejos de El Arcángel, esta vez en El Molinón, donde el Sporting de Gijón aprovechó lo que todos los equipos que reciben a los blanquiverdes, los errores de un equipo que siempre concede y que, para colmo de males, atraviesa un momento de desacierto total en ataque. El resultado de esa concatenación de errores es otro vaparalo para un equipo que se ancla en la zona de descenso y cuyos números asustan al más templado.

Aunque el partido en El Molinón tuvo muchos paralelismos con el de Almería del pasado martes, en esta ocasión los errores ofensivos fueron casi tan trascendentales como las concesiones en el área propia. Porque si bien es cierto que los focos están puestos en la zaga desde el principio de la temporada, en las últimas citas el Córdoba ha perdido todo acierto en ataque y así, claro está, es imposible ser mínimamente optimista. Entre la calidad cortita del plantel y el bajo momento de forma que atraviesan algunos futbolistas, al CCF no le da más que para sumar tropiezos y seguir complicándose la vida.

Con la única novedad de Ander Yoldi, que cogió el sitio de Adilson Mendes en el once inicial, el Córdoba CF se aferró al planteamiento de partido que ya presentó ante el Almería esperanzado en poder hacer un partido de menos a más y apurar sus opciones de sacar algo positivo de El Molinón. Los blanquiverdes volvieron a tirar las líneas algo más atrás de lo habitual y trataron de minimizar riesgos a la hora de construir el juego, algo que se tradujo en un primer acto de poco control para los de Iván Ania.

Con todo, el Córdoba logró que el Sporting no estuviese especialmente cómodo, pues a los asturianos les faltó conexión entre el centro del campo y su ataque. Solo en una transición rápida camino del cuarto de hora pudo el Sporting explotar sus virtudes, pero Carlos Marín atajó el disparo de Dubasin, que aprovechó una pérdida absura de Genaro en la medular.

Pese a la poca fluidez ofensiva de su rival, el Córdoba CF dejó patente en Gijón el estado anímico que atraviesa el equipo, con un miedo atroz al fallo cuando juega como visitante. Esa desconfianza en sus preceptos hizo que el equipo de Iván Ania acumulara errores no forzados, la mayoría sin mucha incidencia en el juego, pero acciones que no ayudaban a reforzar la moral.

Pese a ello, el CCF pudo encontrar petróleo a los 25 minutos haciendo de la necesidad virtud. La presión del Sporting obligó a Xavi Sintes a buscar una salida en largo y el central balear encontró a Casas y Carracedo en superioridad contra Róber Pier. El envío en largo habilitó al rambleño, que inexplicamente estuvo lento y torpe a la hora de definir el mano a mano ante Rubén Yáñez, dejando escapar una ocasión de oro para haber adelantado a los suyos.

El Sporting se repuso de ese susto tratando de ganar metros y aumentando su presencia en el campo del Córdoba, lo que generó un nuevo error de los blanquiverdes que terminó con Olaetxea remantado un balón suelto en el área de Carlos Marín. Por fortuna, el gol del mediocentro del Sporting no subió al marcador por un claro fuera de juego. El conjunto cordobesista salvó esa primera acción comprometida y volvió a explotar las deficiencias de los gijoneses en los espacios entre central y lateral. En esta ocasión fue en banda izquierda, con Yoldi ganando un balón que luego no supo convertir en asistencia a Casas.

Mejor lo hizo el navarro en la siguiente acción, un balón que ganó en el área local entre varios defensores para sacar un pase atrás que habilitó a Carracedo, que ingresó al área con todo a favor para marcar pero pifió el remate por ajustar en exceso en busca del palo. Una ocasión clarísima, de las que en esta categoría te cuestan caras si no las aprovechas.

Y así fue, porque en el tramo final del primer tiempo, el partido viró un poco y el dominio del Sporting se acentuó. Los de Albés, sin estar brillantes, volvieron a encontrar la opción de correr al espacio con una internada de Dani Queipo por la izquierda que Carlos Marín abordó con una atajaba a ras de césped. Poco después, llegó la concesión de cada partido del Córdoba CF. De una pérdida en campo propio nación una acción en la que Isma Ruiz arrolló en el área a Dubasin en su intento de frenar el remate del extremo del Sporting. Un penalti como una catedral que Juan Otero convirtió en el primer gol del encuentro. De nuevo, el buen trabajo de un primer tiempo lejos de El Arcángel esperanzador se fue al traste por un error impropio de futbolistas de esta categoría.

A vuelta de vestuarios, el Córdoba pudo tener algo más el balón por el paso atrás del Sporting, que ya no tenía prisa alguna en buscar la portería de Carlos Marín. Calderón merodeó el área de Yáñez en una de sus pocas internadas en ataque, pero su disparo tras apoyarse en Yoldi fue excesivamente blando. Pese al mayor repliegue del rival, el CCF no logró incomodar en ningún momento, falto de chispa y calidad en los metros finales, limitaciones acrecentadas por ese miedo a ir a tumba abierta a por el empate.

Ania comprendió pronto que así no iba a ningún lado y buscó más protagonismo con el balón dando entrada a Álex Sala y más vértigo en ataque con la presencia de Adilson Mendes. Ni una cosa ni la otra le dieron las permutas al técnico asturiano. Sin pasar apuro alguno, ganando todas las segundas jugadas y teniendo el partido dónde quería, el Sporting se vio a 20 minutos de la victoria y lo cierto es que pudo sentenciar la contienda mucho antes de lo que terminó haciéndolo.

Con el Córdoba ya asumiendo riesgos y adelantando la línea defensiva, Campuzano y Dubasin vieron como le anulaban sendos goles en acciones a espaldas de la zaga blanquiverde. Pese a la necesidad del Córdoba CF, el 2-0 estaba más cerca que el 1-1 y terminó llegando cuando el CCF volvió a conceder. Albarrán hizo un despeje blando que permitió a Gelabert ganar la bola y sacar un disparo que Carlos Marín no terminó de despejar con acierto, dejando en franquía la bola para que Dubasin abrochara el partido. Ahí se acabaron las opciones de un Córdoba limitadísimo que cuando se tapa la cabeza descubre los pies, y viceversa, confirmando un panorama desolador antes de afrontar un último mes de 2024 nada halagüeño desde los puestos de descenso.