Con déficit al ecuador: balance de la primera vuelta del Córdoba CF

Córdoba CF

El Córdoba CF llega metido en la pelea por el 'play off', aunque sin victorias ante sus rivales directos

Los movimientos del mercado invernal deben colocar a los blanquiverdes al nivel de los mejores

Becerra abraza a Owusu, tras la amonestación vista por el ghanés en el Colombino.
Becerra abraza a Owusu, tras la amonestación vista por el ghanés en el Colombino. / Alberto Domínguez

El Córdoba CF ha cerrado la primera vuelta de la competición en el Grupo IV de Segunda B metido en la pelea por el primer objetivo (estar en el play off), pero alejado demasiado del desafío de ser campeón que allanaría el camino del ascenso al fútbol profesional.

Una lectura que, vista así, sería más gris de lo que en verdad debe pintarse, a tenor de los graves problemas que ha atravesado la entidad en los últimos meses y que, al menos por el momento, han pasado a mejor vida tras el desembarco de Infinity. El grupo inversor de Bahréin ha traído tranquilidad a la institución y un plan que pasa por aprovechar el mercado invernal a tope para sumar calidad y equilibrar un equipo que hasta la fecha se ha visto lejos de los mejores.

De partida hay un dato que llama la atención: el CCF ha sido incapaz de ganar a ninguno de los cuatro equipos que ocupan plazas de play offplay off (Cartagena, Yeclano, Marbella y Badajoz), ante los que sumó dos empates, uno en casa y otro fuera, y cedió dos derrotas, también una de local y otra de visitante.

Si a eso se le añade que hasta la octava salida no fue capaz de vencer a domicilio –cuatro puntos de 21 en los primeros siete viajes–, el déficit de cuatro puntos con el cuarto clasificado y de 10 con el líder se explica solo. Y obliga, de paso, a dar un paso más desde ya para reducirlo a la nada. Porque a nadie se le escapa que el margen de mejora de la plantilla, a poco que la dirección deportiva acierte con los refuerzos en esta ventana que ya ha consumido sus primeros días, es evidente. Principalmente en labores ofensivas.

La era Enrique Martín

Para hacer un análisis correcto de lo que va de curso, la primera vuelta del Córdoba hay que dividirla en dos etapas: los primeros nueve partidos en los que estuvo bajo la dirección de Enrique Martín y los diez restantes, ya bajo la vara de mando de Raúl Agné. Eso sí, ambos acumularon un déficit de dos puntos con la zona de play off, lo que convierte en cuatro la desventaja ahora acumulada, si bien las sensaciones, esas que sin resultados pintan bien poco, son bastante diferentes.

Elegido para conducir la nave cordobesista hacia el fútbol profesional tras el descenso de categoría, la aventura de Martín en El Arcángel se redujo a nueve partidos, en los que consiguió 13 puntos, fruto de tres triunfos y cuatro empates, con dos derrotas; el objetivo quedaba marcado en 15 y la primera plaza se veía ya a siete. El revés ante el ya entonces líder destacado, el Cartagena (2-0) a finales de octubre abrió una brecha que terminó con el veterano técnico navarro haciendo las maletas. Hubo un poco de decisión propia y un poco de apertura de puertas, porque nada era lo que aparecía en el guion.

El Córdoba tiene una desventaja de 4 puntos con el cuarto (Badajoz); el líder (Cartagena) tiene 10 más

Porque más allá del reflejo numérico había más historias, unas achacables a Martín y otras, a los dirigentes del CCF. El gran hándicap del preparador de Campanas fue no ver al equipo como un grande. Su plan, excesivamente conservador y timorato en algunos partidos, chocaba con la realidad de un aspirante a todo, fundamentalmente de visitante, ya que en El Arcángel, aunque fuera con dificultad, fueron cayendo todos menos el Badajoz.

Otra cosa es cómo dejó la gestión de Jesús León al club, con un proyecto descabezado y desequilibrado en verano tras un mes sin fichar, lo que provocó que el bloque estuviera muy alejado de las pretensiones iniciales. Luego llegaron los retrasos en el abono de las nóminas que ayudaron a que algunos futbolistas estuvieran lejos de su mejor nivel, con la cabeza de manera imposible de detener fuera del terreno de juego.

La etapa con Raúl Agné

Con todo eso, Raúl Agné aceptó a la segunda –ya lo había intentado en verano– la llamada de Alfonso Serrano y cogió el equipo a finales de octubre. El escenario ya empezaba a ser dantesco y se complicó más de principio, con la denuncia pública del plantel por la delicada situación económica, la mediación de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y, de inmediato, la detención del presidente que abría un escenario de incertidumbre pura. La llegada de los administradores judiciales puso la primera piedra para una calma luego instalada con el desembarco de Infinity y la puesta al día de los profesionales para mirar sólo a lo deportivo.

Owusu y Becerra, con el gol en el punto de mira

Frágil en las áreas durante gran parte de la primera vuelta, el Córdoba tiene en Owusu y Becerra a sus dos máximos exponentes de esos capítulos. En ataque, el ghanés se ha destapado como un hombre clave, dentro de esa anarquía que obliga a atarlo en corto, sobre todo cuando tiene que coger un avión con fecha de vuelta fijada. Suma cinco goles, que serían seis con el que firmó las tablas con el Badajoz con la colaboración de Candelas, que envenenó su centro, y es el único delantero capaz de romper partidos. Por detrás, De las Cuevas ya contabiliza cuatro, por lo que entre ambos suman nueve de los 24 firmados por los blanquiverdes en las primeras 19 jornadas. La media baja en el otro área, donde Becerra se ha erigido en titularísimo, pese al empuje de un Edu Frías que no tuvo suerte en la Copa. El catalán ha encajado 19 tantos, lo que supone uno por actuación, aunque con siete puertas a cero.

Pues con todo eso, que gráficamente definió el aragonés tras el duelo ante el Recre –"las hemos pasado putas", dijo–, el Córdoba ha sabido mantenerse en la pelea para ahora tener la oportunidad de dar el golpe final. De hecho, en los diez partidos que han acabado de cerrar la primera vuelta, el CCF ha sumado 18 puntos más, consecuencia de cinco victorias, tres empates y dos tropiezos, para un total de 31 que lo dejan quinto, que sería el lugar que ocuparía en su liga particular.

El principal cambio de esta etapa es que el cuadro cordobesista ya sabe a qué quiere jugar y cómo plantearlo sobre el verde, aunque de partida los problemas a domicilio se mantuvieron. Definido sobre un 4-2-3-1 con ligeros matices –reforzar la zona ancha, juntar dos puntas, actuar sin nueve puro...– y un estudio exhaustivo del rival para exprimir virtudes y minimizar defectos, el Córdoba empieza a parecer un aspirante, tal y como demostró en la segunda parte en el Colombino, que no en la primera, donde enlazó su tercera salida sumando.

Y todo con una plantilla que estaba confeccionada para jugar de otra manera, lo que ha evidenciado importantes carencias en ataque, por dentro y por fuera, mientras que el overbooking atrás es más que evidente. Toca pensar que cuando Agné tenga elementos más a su estilo, el crecimiento del equipo, ya más liberado de preocupaciones extradeportivas, debe ser notable. De momento, la dirección deportiva trabaja para poder inscribir ya a Luis Garrido y sumar entre tres y cinco refuerzos más, aunque por ahora sólo hay disponibles dos fichas sub 23 que obligan a dar alguna baja.

El mercado es el momento de Infinity

La tranquilidad institucional y la solvencia ante los escollos económicos que ha mostrado Infinity en su primer mes al frente del Córdoba tiene una reválida importante en los próximos días con el mercado de invierno. El grupo inversor de Bahréin se ha mostrado siempre dispuesto a hacer lo que entienda necesario para dotar a la plantilla de mimbres para aspirar con las mayores garantías de éxito al ascenso de categoría. De partida, ha reforzado la estructura deportiva, con la vista puesta en un proyecto a medio-largo plazo, y con los recién llegados y los que ya estaban, toca abrir la ventana para acometer los fichajes que hacen falta. Serán entre cuatro y seis, empezando por el hondureño Luis Garrido.

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