El parqué
Nicolás López
Tono mixto
Córdoba CF
El Córdoba CF ha entrado este lunes en un nuevo escenario, dentro de la crisis institucional que el sábado 9 de noviembre llevó al Juzgado de Instrucción número 5 de Córdoba a nombrar a Francisco Estepa y Francisco Javier Bernabéu como administradores judiciales de la entidad. Tras los informes emitidos por el letrado y el economista, ahora ha sido el Juzgado de lo Mercantil el que ha dictado un auto para abrir un proceso de venta de la sociedad, con fecha tope del 28 de noviembre para conocer al nuevo propietario.
Este movimiento, que ahora puede ser recurrido por las partes implicadas (Jesús León, Carlos González o Minoritarios), se ha producido tras ser aceptada una primera oferta en firme, bajo la custodia de Infinity Capital, fondo afincado en Bahréin con inversores del Golfo Pérsico. Este grupo ya ha transferido tres millones de euros, junto a un proyecto deportivo y económico, tras el que se abre una subasta que parte de los 3,25. Pero, ¿cuáles son las claves de esta operación?
El primer grupo que se postula para tomar las riendas del Córdoba es un fondo con capital en Bahréin, integrado por inversores del Golfo Pérsico. Este grupo ha encargado la operación a Crowe, prestigiosa firma internacional dedicada a servicios de auditoría, consultoría y asesoramiento en temas financieros y de inversión, radicada en más de 130 países. De cerrarse finalmente, sería el desembarco en España de Infinity Capital, aunque no su primera aventura en el mundo del deporte.
De momento, el fondo prefiere mantener en el anonimato el nombre de sus integrantes, pero sí han trascendido ya las personas que darían forma a su proyecto en la entidad cordobesista. Como principal ejecutivo, sin especificar el cargo, estaría Javier González Calvo, máximo responsable de Crowe en Madrid, que estaría acompañado al menos por cuatro gestores más, tres de ellos cordobeses: el letrado Jesús Coca, el empresario Miguel Gómez Huertas y Antonio Palacios Herruzo, registrador de la propiedad. El cuarto iintegrante sería Adrián Fernández Romero, ex consejero y accionista del Betis.
Infinity ha ofertado tres millones de euros por la Unidad Productiva de la sociedad. Es decir, por hacerse cargo de los bienes y derechos, tangibles (jugadores, empleados) e intangibles (escudo, himno, colores) de la sociedad, que arrancaría de cero. La propuesta del grupo de capital asiático se realizó el pasado viernes ante el Juzgado de lo Mercantil, que ya la ha aceptado para abrir un nuevo proceso que debe culminar, recursos al margen, en el nombramiento de un nuevo propietario... y una nueva SAD, tal vez por una suma de dinero mayor, según las contraofertas que haya.
Porque en el mismo auto se recoge también la apertura, de la mano de la venta, de un nuevo concurso de acreedores voluntario, tras la petición de la administración judicial, que tiene como fin la liquidación de la Sociedad Anónima Deportiva actual. Durante este proceso, y gracias al dinero obtenido de esa subasta, la compañía haría frente al pago de sus diferentes acreedores, con especial prioridad a los salarios de los empleados y la Seguridad Social. Eso sí, la primera medida para llegar a este punto es la liquidación del concurso actual, un abono que asciende a alrededor de 900.000 euros.
La liquidación del Córdoba CF SAD, elemento jurídico del club, no tiene por qué conllevar directamente una refundación de la entidad, aunque algunas fuentes consultadas apuntan directamente a ello. Sí está seguro que la nueva compañía tendría un nombre societario diferente, aunque pueda seguir manteniendo la nomenclatura deportiva (Córdoba CF), el escudo, las equipaciones... y, parece claro, que también el estadio, aunque la cesión de El Arcángel, en precario, esté firmada a la sociedad actual.
El cambio principal, por tanto, se pretende que sea más a nivel jurídico que otra cosa. Y principalmente, y de ahí la celeridad con la que el juez ha conducido este proceso, la vuelta de la seguridad económica al club. El pago a la plantilla evitaría una posible desbandada, pues hay que recordar que el incumplimiento de una tercera mensualidad abriría, pasados diez días (10 de diciembre), la puerta a todos los jugadores que lo solicitasen.
El precio que se obtenga de la puja para hacerse con el club irá destinado de manera íntegra al pago de las deudas que mantiene la sociedad, para que la nueva compañía pueda arrancar de cero su proyecto. Será en función de la cantidad finalmente obtenida -el mínimo garantizado ahora mismo son los tres millones que ya ha depositado en el juzgado Infinity- que se puedan solventar todos los pagos o no que arrastra el CCF.
Lo que sí está definido es que la primera inyección irá destinada a liquidar el concurso de acreedores en curso, y a partir de ahí se abonarán las nóminas atrasadas a todos los empleados y se pagará a la Seguridad Social. Del resto del pasivo, el administrador concursal ya nombrado (Francisco Estepa) tendría que calificar el orden, entre privilegiados, ordinarios y subordinados. Mientras dure el proceso, todos los pleitos que tenga abiertos la entidad quedarán paralizados. Todo lo que no pueda cubrirse, se iría al limbo, salvo otras acciones judiciales contra los anteriores consejos de administración.
La idea que maneja Infinity, al menos de partida, es variar poco o nada la estructura que el Córdoba tiene en la actualidad. Es decir, no llega de la mano de ningún profesional que venga a ocupar el cargo de alguien que ya existe (director deportivo, entrenador...). La puerta sí se abre de cara a reforzar la plantilla en el inminente mercado de invierno, aunque de momento el club tiene ocupadas todas sus licencias. De hecho, el hondureño Luis Garrido está ya ejercitándose con la plantilla a la espera de poder ser inscrito.
La primera oferta recibida para hacerse con la compañía, y la que lógicamente parte con ventaja sobre otras que pudieran llegar, tiene como objeto hacer un proyecto a medio-largo plazo, aunque el primer reto, sobre todo porque sería una inyección económica y moral para todos, es buscar el ascenso al fútbol profesional en el menor periodo de tiempo, si es esta misma temporada, mejor que mejor. Eso sí, aunque el capital es de Bahréin, no aparece la figura de ningún inversor dispuesto a pagar por encima del precio de mercado.
El nuevo proceso abierto en torno al Córdoba tiene una primera fecha clave el próximo lunes (día 25), y por partida doble. Primero porque se cumpliría el plazo de cinco días hábiles para presentar recurso contra el auto dictado por el Juzgado de lo Mercantil; segundo porque, con hora tope de las 14:00, también finaliza el periodo abierto -sin día de gracia, que sí podría haberlo para la reposición- para la presentación de ofertas que mejoren la presentada ya por Infinity.
Las nuevas propuestas para alcanzar la subasta deben partir de un mínimo de 3.250.000 euros y estar presentadas por una SAD, anexando a su vez un proyecto deportivo, que se someterán a estudio por parte del juez antes de ser aceptadas, vistas ya su solvencia, arraigo, proyecto... De haber más ofertantes, el 27 de noviembre serán citados a las 12:00 para, en sobre cerrrado, poder modificar su primera oferta una sola vez -previo pago de otros 100.000 euros-, quedando al día siguiente designado el nuevo propietario.
Las dudas principales se ciernen sobre la validez o no de esta venta de la Unidad Productiva, toda vez que en un club de fútbol esos bienes tangibles e intangibles son su esencia. Por si fuera poco, debe contar con el beneplácito tanto de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) como del Consejo Superior de Deportes (CSD). Ambos organismos deberían pronunciarse sobre si es posible que una entidad siga compitiendo bajo otra Sociedad Anónima Deportiva (SAD) cuando la anterior está en proceso de liquidación, al margen que ver qué pasaría con obligaciones y derechos pasados y futuros referentes a la compañía.
Además, y por ahí pueden ir algunos de los recursos que preparan las partes, para competir en Segunda B no es exigible ser SAD, según determina la Ley del Deporte 10/1990, que sólo obliga a los clubes de Primera o Segunda División, las categorías profesionales. Es más, la posible desbandada de jugadores que obliga a la rapidez con la que se está moviendo todo no invalidaría la Unidad Productiva del Córdoba, que podría seguir compitiendo en categorías más bajas.
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