El descenso, una ruina económica
Córdoba CF
El conjunto blanquiverde tendrá que reducir su presupuesto, como poco, a un tercio del actual
La pérdida de los ingresos por derechos de televisión es el gran lastre a soportar en Segunda B
Si un descenso desde Primera a Segunda División supone un problema económico para los clubes, la caída a la Segunda División B supone una auténtica ruina económica a la que el Córdoba tendrá que enfrentarse a la hora de proyectar la próxima temporada. La drástica reducción del presupuesto –se espera, en el mejor de los casos, que baje más de un 60% respecto al actual– que tendrá que acometer el club pone en riesgo no solo el proyecto deportivo, también la infraestructura del club.
Después de 12 años instalado en el fútbol profesional, la primera tarea para el Córdoba será adaptar su estructura a todos los niveles a la realidad de una categoría mucho más precaria como es la Segunda División B, en la que las pérdidas se dan prácticamente por hechas y en la que los ingresos se reducen al mínimo en muchos aspectos.
Un equipo con aspiraciones de volver pronto a LaLiga 1|2|3 suele moverse entre los cuatro o cinco millones de euros de presupuesto, en el mejor de los casos, que no parece ser el blanquiverde. Para poner en su justa dimensión esos números basta con señalar que este año el Córdoba tenía un presupuesto de 14,7 millones de euros y 3,9 millones como límite salarial deportivo.
En todo caso, esos hipotéticos cuatro o cinco millones de euros de presupuesto suponen una auténtica fortuna para el nivel de la categoría. De hecho, en el presente curso, sólo 20 equipos de Segunda B superan el millón de euros en ese apartado. Los conjuntos con más poderío económico son el Racing de Santander, con 3,5 millones de euros, y la Cultural y Deportiva Leones, con tres millones.
La clave de la escasez presupuestaria en la categoría de bronce es la ausencia de ingresos por los derechos de televisión, el auténtico maná para los equipos de LaLiga. Por tal concepto, el Córdoba recibió el curso pasado (los datos de este año aún no son totalmente definitivos) un total de 6,8 millones de euros, que en Segunda B pasarán a ser cero, o en el mejor de los casos una cifra simbólica, si es que el club alcanzara algún tipo de acuerdo con una televisión local o regional para la transmisión de sus encuentros.
Por ese motivo, la vía de ingresos para un club de Segunda B se reduce a sus patrocinadores, a las instituciones (algunos clubes cuentan con importantes subvenciones públicas) y al dinero generado en sus taquillas, tanto con los abonos como con las entradas durante la temporada.
Con todo, el Córdoba y el resto de equipos que salen este año del fútbol profesional cuentan con una importante ayuda al descenso. Según diversas fuentes, el conjunto blanquiverde debería percibir 1,25 millones de euros en ese concepto, lo que supone una teórica ventaja enorme respecto a la gran mayoría de rivales.
Además, la patronal actualizó hace un par de años la cuota de inscripción que los equipos pagan cuando entran en el fútbol profesional. Esa cantidad pasó de 500.000 euros a dos millones, cantidad que ahora percibirá el cuadro blanquiverde y que no tendría que devolver en caso de fiasco deportivo, pero sí volver a pagar cuando logre regresar a la categoría de plata.
Esos 3,25 millones de euros a percibir deben ser el grueso del presupuesto del Córdoba, lo que no evitará los temidos recortes. Hace semanas, el Día ya avanzó que el plan de cantera pasa por acometer importantes recortes. Pero ahí no quedará la cosa, porque la tijera entrará inevitablemente en todos los departamentos de la entidad.
Además, en el caso del Córdoba, habrá que tener en cuenta la situación financiera de la entidad y qué parte de esos ingresos que tiene que percibir el curso que viene ya están hipotecados para hacer frente a las obligaciones del presente.
El peligro de anclarse en Segunda B
De cualquier modo, lo que parece claro es que el Córdoba partirá como uno de los gallitos en Segunda B, al menos en el apartado económico, aun en el peor de los casos, pues el primer año de vuelta al pozo otorga cierto margen de maniobra a los clubes. Bien distinto sería el escenario si el conjunto blanquiverde se quedara anclado y no lograra un ascenso por la vía rápida. En ese escenario, las ayudas de LaLiga desaparecen y cada club depende de su capacidad propia.
Con todo, la realidad de la Segunda División B es durísima y los números arrojan la ruina económica que supone salir del fútbol profesional para un club que vivía acomodado en él desde hace más de una década. Un duro peaje al que el Córdoba se enfrenta en medio de una situación financiera bastante preocupante a corto y medio plazo.
La situación de la plantilla, un mal menor para el Córdoba
Otro de los grandes quebraderos de cabeza para los equipos que descienden a Segunda División B es el lastre que, en ocasiones, pueden suponer los compromisos adquiridos con algunos jugadores. En el caso del Córdoba, este aspecto parece un mal menor. Apenas 12 jugadores de la actual nómina cordobesista mantienen vinculación más allá del próximo 30 de junio. A buen seguro, alguno de los que cumplen contrato renovarán, pero en unas condiciones económicas muy diferentes. Unas condiciones que también cambian en el caso de algunos jugadores con contrato, que perderán buena parte de sus emolumentos. Con todo, el caso más problemático para el CCF puede ser el de Jaime Romero, con un año más de vínculo y un salario prohibitivo.
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