El Córdoba CF encuentra oro en el fango ante el Eibar (2-1)

Córdoba/Qué bien sabe ganar cuando ese premio se antoja excesivo. El Córdoba CF sumó ante el Eibar un triunfo que vale su peso en oro, por lo que supone enganchar una dinámica de siete puntos en los últimos tres partidos y por la forma en que llegó. Los blanquiverdes ganaron casi sin quererlo. Más bien, sin merecerlo, porque las ganas no se le pueden negar al equipo de Iván Ania, pero lo cierto es que la clarividencia brilló por su ausencia en el conjunto cordobesista, falto de chispa y quizás acusando el cansancio acumulado en una semana infernal.

Los blanquiverdes no estuvieron nada cómodos ante un rival que mostró muchas virtudes en El Arcángel pero que también concedió en exceso, casi tanto como el Córdoba, en una actuación que quizás explica las siete derrotas consecutivas de los armeros lejos de Ipurua. El caso es que, por una vez, el CCF sumó un triunfo cuando todo parecía abocado al empate o, incluso peor, a la derrota. La fortuna hizo un guiño al equipo, que da un salto de calidad importante en la tabla a la espera de que se complete la penúltima jornada de la primera vuelta.

Consciente de que su equipo necesitaba algo de aire para afrontar la última semana competitiva del 2024, con tres partidos en siete días, Iván Ania apostó por dar a Jacobo el sitio de Adilson Mendes en el once inicial. Calderón recuperó también el suyo en el carril izquierdo y la medular volvió a poblarse con Isma Ruiz como mediocentro y Álex Sala junto a Théo Zidane como volantes. El plan del Córdoba era el habitual en El Arcángel: no especular lo más mínimo y buscar el ataque por bandas desde el primer instante.

Sin embargo, la atinada y asfixiante presión del Eibar, unida a la imprecisión en los pases del CCF, propició que los blanquiverdes se sintieran incómodos desde el primer instante. Un fallo de Martínez en defensa propició un primer disparo de Pascual que Carlos Marín despejó con apuros. Obligado a jugar en largo por la intensidad de su rival, al Córdoba le costó enchufarse al partido y Ania exteriorizó su nerviosismo maldiciendo cada acción en la que su equipo no era capaz de armar el juego como es habitual.

Trató entonces el Córdoba CF de explotar el juego en largo, aunque sin el éxito esperado. Frenado por el rival el plan A y con el B sin dar réditos, el conjunto cordobesista encontró el premio en la primera acción en la que de verdad confió en su idea y tuvo la paciencia necesaria. Una larga jugada la mejoró Théo Zidane con una gran ruptura y un mejor pase que habilitó para el mano a mano a Antonio Casas. El rambleño templó los nervios, quebró a Magunagoitia en su salida y ejecutó un zurdazo que Arambarri no pudo frenar antes de que se colara en la red.

El gol, que debía reforzar a los blanquiverdes, fue sin embargo rápidamente neutralizado por el Eibar. Los de Joseba Etxeberria aprovecharon una acción sin excesivo peligro, en la que hasta por dos veces perdió el CCF duelos individuales en la medular, para llevar el balón a la derecha, desde donde Corpas sacó un centro buenísimo a la segunda línea, habilitando a Nolaskoain, que remató libre de marca y a placer para poner el 1-1. Una nueva concesión de los blanquiverdes, que no fueron capaces de cerrar desde el centro del campo la llegada del mediocentro rival.

Ese gol del Eibar no hizo más que acentuar la falta de confianza del Córdoba, que no encontraba su fútbol, incapaz de batir líneas con pases e impreciso hasta la desesperación. Ni siquiera el recién renovado Carracedo encontró el camino, bien vigilado por Arrillaga y las coberturas de Alkain. Es más, lejos de generar ocasiones de peligro contra el arco del Eibar, el equipo de Iván Ania concedió acciones que le pudieron costar muy caras. El ejemplo más claro fue una pérdida de Álex Sala cuando era el último blanquiverde que Sergio Álvarez no aprovechó en el mano a mano ante Carlos Marín, al intentar una vaselina que el almeriense le adivinó.

Pasada la media hora de juego, el Córdoba respondió aprovechando las concesiones del Eibar, que también las hubo. Théo Zidane recuperó el balón en la medular y habilitó rapidamente a Carracedo, que puso el balón en el punto de penalti sin que Álex Sala pudiera culminar con remate su incorporación desde segunda línea. Fue una ocasión muy clara para un equipo que puso voluntad, pero que no encontró ni el acierto ni el volumen habitual de ataques para incomodar a su rival. Al descanso, el empate se podía dar por bueno, toda vez que Pascual gozó de la última ocasión del primer periodo tras una contra de Alkain.

Aunque cabía esperar un arreón del Córdoba CF en el segundo acto, lo cierto es que el partido siguió por los mismos derroteros. Un cuadro local voluntarioso pero incapaz y un Eibar cada vez más peligroso, creciendo poco a poco y opositando a la victoria. Del atranque constante con el que jugó el CCF solo salió a base de chispazos. Uno de ellos, a balón parado, lo protagonizó Álex Sala, que puso un caramelito a Xavi Sintes para que el central rematase al poste. Theó Zidane, en el rechace, tiró el balón a las nubes con todo a favor.

Esa acción pareció enchufar al Córdoba CF, que acto seguido propició una internada de Carlos Isaac resuelta con un disparo muy flojo. En la siguiente acción, Casas enganchó un disparo en carrera que atajó Magunagoitia. Sin embargo, el Eibar fue capaz de pasar ese mal trago y volvió a hacerse fuerte, ganando los duelos y las segundas jugadas y teniendo así el control del encuentro.

Con el partido en el alambre, el Eibar tuvo una ocasión que pudo cambiar todo. Bautista ganó un balón en el área y cedió para Alkain, que remató incomprensiblemente fuera cuando lo tenía todo a favor. Un fallo flagrante que dio una vida extra al Córdoba. Y Ania lo trató de aprovechar dando entrada a Ander Yoldi, en un cambio que quizás debió llegar antes. El navarro no pudo ser más oportuno, pues en un saque de banda de Carlos Isaac aprovechó un pase de Jacobo para poner un balón tenso al segundo palo que Adilson Mendes remachó a gol.

Casi sin saber cómo, el Córdoba estaba por delante y ya solo había que defender con todo. Ania agotó los cambios con Genaro para meter piernas frescas en el tramo final. Con todo, el Eibar se tiró a la desesperada y forzó una falta lateral en la que Sergio Álvarez cabeceó a bocajarro para que Carlos Marín se vistiera de superhéroe y certificase el triunfo de los suyos.