El Córdoba CF fuera de El Arcángel: una sangría insostenible

Córdoba/El Córdoba CF prosigue con su sainete lejos de El Arcángel. Mientras desde la dirección del club tratan de desviar la atención sobre las carencias del equipo, poniendo el foco en los supuestos errores del VAR en Cádiz, el conjunto entrenado por Iván Ania sigue empeñado en evidenciar que sus problemas se concentran sobre el césped, errores que pueden corregirse pero que el cuadro cordobesista sigue repitiendo jornada tras jornada.

El más evidente, y a la vista está que también el más complicado de subsanar, es la extrema endeblez defensiva del equipo, cuyos números defensivos son insostenibles en cualquier categoría, pero más aún en una Segunda División donde los equipos suelen construir sus objetivos desde la regularidad en casa. Lejos de su estadio, el Córdoba CF multiplica su candidez defensiva y mantiene un promedio escandaloso de dos goles encajados por encuentro. En siete visitas -y con la aplazada de Almería todavía pendiente- son 14 dianas las que ha recibido Carlos Marín.

Un dato ya de por sí preocupante y que explica muchas cosas sobre el nivel del Córdoba CF, pero que cobra mayor dramatismo si se le añade el de goles a favor. Solo tres goles han hecho los blanquiverdes como visitantes. Dos de ellos, además, fueron totalmente intranscendentes, los conseguidos en Elche y Huesca. Solo el gol que Jacobo clavó con un potente disparo en Albacete fue productivo, pues sirvió para rescatar el único punto que tiene en su casillero el equipo, que acumula ya un incalificable balance de 1 punto de 21 posibles a domicilio.

Con esos datos como punto de partida, entrar en aspectos como las decisiones del VAR para justificar los resultados resulta casi cómico, si no fuera porque el asunto tiene más bien poca gracia. El Córdoba CF hace aguas por todos los frentes. Apenas marca y es totalmente incapaz de no encajar. De hecho, no ha sido capaz de mantener su portería a cero en ninguna de sus siete visitas. Ania no se cansa de repetir cada dos semanas que partir de una portería a cero es la base para que el anhelado primer triunfo como visitante esté cerca, pero en Cádiz su equipo volvió a demostrar una incapacidad alarmante para salvaguardar su arco.

En esta ocasión, además, lo hizo ante un Cádiz que pasa por un momento nefasto de resultados, que está ofreciendo una probre imagen en el juego y que, sin embargo, se bastó de un penalti y de una acción a balón parado sin aparetente peligro para hacer dos goles en la primera parte y dedicarse a administrar esa renta sin excesivos apuros en el resto del encuentro.

El Barakaldo, un precedente hace medio siglo

Llegados a este punto, cabe preguntarse dónde está el límite de los tropiezos del Córdoba CF lejos de El Arcángel. Por pura estadística, parece imposible que los blanquiverdes no consigan alinear los astros y ganar un encuentro como visitante esta temporada. Pero, de momento, sus números empiezan ya a entrar en la historia negra del fútbol profesional español.

Tanto es así que, en lo que a Segunda División se refiere, hace 50 años que un equipo no empezaba tan mal una temporada lejos de su estadio. Fue el Barakaldo, en el curso 1973-74, en un dato que rescató el especialista en estadística Álvaro Vega (@LaLigaenNúmeros). El conjunto vasco es el último que completó sus primeros 14 partidos de liga con esa bipolaridad extrema de no perder como local y de no ganar como visitante, exactamente la misma situación que ahora vive el Córdoba CF en primera persona.

Hace medio siglo que un equipo no rendía tan mal en el primer tercio de competición lejos de su estadio, siendo además solvente en su feudo. Como consuelo a ese nefasto récord que igualan los blanquiverdes, hay que resaltar que aquel Barakaldo terminó salvando la categoría en una Segunda División de 20 equipos siendo décimo al término del campeonato. Además, en su octava salida del curso consiguió al fin el primer triunfo como visitante. Dos registros que ahora firmaría el Córdoba CF con los ojos cerrados después de evidenciar que sus problemas no están en una decisión puntual del VAR y sí en las deficiencias enormes de una defensa que hace aguas por todos los frentes.