El Escáner | Análisis de la jornada 16
Sumar en casa no basta: el Córdoba CF cae a la zona de descenso
Córdoba CF
Después de decidir su sino de manera triste, con una (auto)eutanasia que para muchos pone fin a un infierno en vida, el Córdoba CF tiene por delante aún dos meses de competición que amenazan con ser eternos, dentro y fuera de los terrenos de juego. El cordobesismo empieza a prepararse para asistir a un responso cruel, con guerras cruzadas que a buen seguro mirarán poco –o nada– por el interés del club y será durísimo para todo el que sienta el más mínimo respeto por un escudo y unos colores que se han visto vilipendiados como pocas veces antes. Pero lo peor de todo vendrá después, cuando haya que hacer frente a la factura por tan indigna despedida. La incertidumbre en torno al futuro de la entidad es máxima y, tal vez, ni siquiera el esperado y obligado paso al frente de algún gestor, con prioridad descendente, pueda frenar el aluvión de mensajes dañinos sobre la misma. Porque quizás sea tarde.
La vergonzosa actuación firmada ante el Lugo, traducida en ese deshonroso 0-4, dejó sin pilas ya la calculadora que los más optimistas seguían utilizando con la inocencia de un niño. Esa derrota sin paliativos ni dignidad ha puesto punto y final a una temporada infame que ni los números, esos que solo interesan de cuando en cuando, ensucian todavía más: 33 semanas de 34 en descenso (todas a excepción de la primera, y eso que no hubo victoria), nueve jornadas de colista, 18 derrotas (más de la mitad de los partidos jugados), 64 goles encajados (1,88 de promedio), el peor local... Récords y más récords para la historia negra de la institución, humillada por un conjunto de profesionales que, desde el primero al último, los que están y los se fueron por uno u otro motivo, también llevarán por siempre esta muesca lamentable en su currículo.
Pero, ¿a partir de ahora qué? En el postpartido, Rafa Navarro y los capitanes, sobre todo el también cordobés José Manuel Fernández, que hasta ahora son los únicos que han tenido agallas para dar la cara, se agarraron a los tópicos de lavar la imagen del club y competir –sí, ese verbo existe, aunque no haya sido conjugado por el equipo en toda la temporada– hasta el final. Pero resulta difícil, por no decir imposible, creer en eso cuando uno analiza, aunque sea de manera somera, el paupérrimo rendimiento ofrecido hasta la fecha.
Solo ante el Reus, y porque no habrá que saltar al campo, está garantizado eso; en las otras siete paradas que restan hasta el final habrá que ver qué actitud muestra el CCF y, sobre todo, qué decisiones toman entre el entrenador y los jefes desde la poltrona sobre determinados futbolistas. Porque con todo perdido, tal vez sea el momento de empezar a mirar al futuro, pero lavando el presente, con quien de verdad esté dispuesto a intentar restañar la identidad de la institución. No parece complicado, pues el mínimo exigible es mostrar orgullo y corazón, y con eso hasta se puede ganar.
Hace una semana, la prestigiosa máquina diabólica de MisterChip apuntó en Onda Cero que el Córdoba se salvaría del descenso, otorgando un porcentaje mayor de probabilidades al Extremadura y el Lugo. Como ya sucediera hace un año, cuando lo dio por desahuciado –luego obró el milagro–, otra vez ha vuelto a fallar en su predicción, porque el descenso ya es un hecho en El Arcángel.
Pero el futuro no solo exige jugar en el verde, sino también fuera de él, en los despachos. A Jesús León y su grupo le toca librar una batalla más importante aún que la futbolística, ya finiquitada. Ahora toca pagar la factura por una gestión pésima que ha provocado este desastre, tirar de autocrítica –sí, también existe en el diccionario la palabra– porque es el primer paso para no repetir los mismos fallos, encajar los golpes que tengan que venir y en gran parte serán merecidos, y levantarse mirando hacia adelante para hacer cuanto antes el cuerpo a la cruda realidad de la Segunda División B.
Pero para llegar hasta allí, hasta ese pozo del Grupo IV, antes habrá que dar luz a multitud de dudas –económicas, de propiedad, de gestión...–, todas las que rodean al cordobesismo horas después de la última vergüenza a la que han tenido que asistir en El Arcángel, en su casa.
El Córdoba no tiene deuda alguna con Hacienda, según informó el club saliendo al paso de las noticias sobre el embargo de sus cuentas. La entidad levantó esa sanción abonando el día 9 una cantidad de 506.593,84 euros, después de que las distintas sociedades que tienen vinculación con ella recibieran cinco días la notificación que declaraba "embargados los créditos" por una deuda de 507.155,40 euros, según adelantó Cordobadeporte. La diferencia sería por los intereses, que no deben ser ejecutados.
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