La historia de un ascenso (II): El salto a Primera División y el inicio de los años dorados
Córdoba CF
Con el título de campeón de Segunda División, el Córdoba CF llegó en 1962 a la elite para enlazar siete de sus nueve temporadas entre los mejores
La historia de un ascenso (I): El primero, en el ‘estreno’ en El Arcángel y con más de 10.000 socios
El Córdoba CF quiere volver a ser grande, recuperar parte del terreno perdido en los últimos años y lucir de nuevo el sello de equipo que habita en el fútbol profesional. Después de tres temporadas en las nuevas catacumbas del balompié español, ahora en una Primera Federación que tiene el mismo disfraz -e idéntica dificultad para salir de ahí- que la extinta Segunda División B, el conjunto blanquiverde se ha ganado por méritos propios estar en la pelea por un nuevo ascenso de categoría, que sería el décimo en su palmarés.
A falta de nueve partidos, 27 puntos, el CCF es segundo del Grupo 2, a solo un partido de un liderato que ostenta el Castellón y que otorga el billete directo a Segunda División, si bien la vía del play off queda intacta. Una situación pintiparada para recordar los nueve ascensos que adornan el historial del club cordobesista, con parada ahora en el segundo, el primer salto a la elite que dio paso a siete temporadas consecutivas entre los mejores del fútbol español, siete cursos en Primera División. Sin duda, los años dorados de una entidad que este verano celebrará su 70 aniversario, y que pretende hacerlo por todo lo alto.
Tras cinco temporadas de distinto sabor en la categoría de plata, la llegada a la presidencia de José Salinas González y el retorno de Roque Olsen al banquillo mediado el ejercicio anterior, permitieron al Córdoba CF planificar con tiempo un proyecto para pelear con todo por llegar a Primera División en la campaña 61-62. El técnico, que dos cursos antes ya había estado a un paso de la machada -el ascenso directo se escapó en la última jornada y luego volvió a esfumarse en el desempate de una promoción ante la Real Sociedad que se dilucidó en Chamartín-, confeccionó un plantel con apenas seis jugadores cordobeses, si bien de todos ellos, solo Bernardo Palacios tuvo protagonismo en las alineaciones.
Con todo, la apuesta salió perfecta en esta ocasión y terminó en fiesta para el cordobesismo, y por partida doble. Porque al salto a la máxima categoría, con menos de una década de historia, se sumó el título de campeón de toda la división de plata -el único que adorna su palmarés-, que por aquel entonces se dividía en dos grupos (Norte y Sur), para dar más lustre aún a un curso inolvidable.
Eso sí, la competición no fue un paseo, ni mucho menos, pues la pelea con el Málaga duró desde la primera hasta la última jornada; no en vano, el inicio del torneo de los cordobesistas fue una derrota por 1-0 en la capital de la Costa del Sol ante un conjunto que luego ascendería también vía play off. El Córdoba, líder desde la fecha 9 -ya había comandado la tabla también entre la 4 y la 7-, llegó al partido definitivo con una ventaja de dos puntos, pero con el goal average perdido -ambos conjuntos empataron sin goles en El Arcángel ya en la segunda vuelta- con su máximo rival, lo que le obligaba a puntuar en la visita al Recreativo de Huelva que estaba también en la zona alta.
Pero los de Roque Olsen fueron más allá y, gracias al triplete de Miralles y otro tanto de Homar, firmaron una goleada (0-4) en el Municipal de Huelva -luego Colombino- ya histórica ante miles de aficionados que llegaron en tres trenes fletados por Renfe y varios autobuses, para confirmar su supremacía en el Grupo Sur y certificar su primer ascenso a Primera División. Era el 1 de abril de 1962, efeméride que se conmemora el próximo lunes y que es una de las fechas clave de este club.
Un viaje hacia la elite que en el caso del CCF no llegó solo, sino con el aval de ser el mejor equipo de toda la categoría. Porque tal y como estaba fijado en las bases de la competición, los blanquiverdes disputaron a doble partido la final de Segunda División con el Coruña, también ascendido; y con un incontestable 4-0 en El Arcángel voltearon el 3-1 de la ida para alcanzar la máxima categoría por la puerta grande.
Esa final arrancó semanas después, pues los festejos para celebrar el ascenso fueron largos y variados (recepción institucional en el Ayuntamiento, misa en La Trinidad, ofrenda en Capuchinos, partido amistoso y hasta una capea). No era para menos, el equipo había escrito la página más brillante de su historia, lo que les hizo acreedores de una prima de un millón de pesetas, de la época, y empujó al Consistorio a ejecutar una obra de ampliación de El Arcángel, un estadio que durante siete temporadas seguidas recibió a los mejores conjuntos de España. Fue, sin duda, la etapa más gloriosa de una institución que ahora está en camino de recuperar parte de su grandeza.
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