Un golpe de realidad (2-3)

Un revés para empezar. El Córdoba CF se vio superado en su estreno ante el Ibiza en lo que supone un golpe de realidad para un equipo que debe ganarse la condición de candidato al ascenso contra uno que la mostró desde el primer día. Los blanquiverdes, que llevaron el peso del juego durante la mayor parte del encuentro, vieron como el cuadro ibicenco les daba una lección de pragmatismo, aprovechando tres despistes defensivos del equipo de Iván Ania para hacer tres goles, asaltar El Arcángel y mostrar las carencias de un CCF excesivamente frágil.

El conjunto cordobesista encajó bien el primer golpe, pero cuando tenía el partido de cara justo antes del descanso cometió un error fatal que luego pagó en la segunda parte, en la que otra desaplicación defensiva permitió al Ibiza maximizar su beneficio en este arranque liguero que no es más que una muestra lo que hay, porque el Córdoba está por el momento lejos de ser ese aspirante a todo que dice querer ser.

En su primer once inicial, Iván Ania presentó pocas sorpresas a tenor de lo visto en pretemporada, apostando por el dinamismo Diarra y Álex Sala en el centro del campo o Casas en la punta, fruto de su mejor estado de forma respecto a Isma Ruiz, Recio o Alberto Toril. Tampoco sorprendió a nadie el planteamiento del encuentro, con un Córdoba CF propositivo y un Ibiza bien colocado, paciente y presionante, sabedor de que su partido estaba en aprovechar los errores que pudiesen llegar del lado blanquiverde.

Los de Iván Ania mostraron su actitud proactiva en la primera jugada del partido, cuando Simo rompió la línea medular del rival y sirvió un balón a Casas que el rambleño desperdició al no rematar a la primera. Fue la única ocasión en la que el Córdoba sorprendió al Ibiza en el primer cuarto de hora de juego, pues los de Guillermo Fernández Romo se mostraron muy sólidos y bien plantados desde el arranque. Además, con su presión alta dificultaron el juego del conjunto cordobesista, que se vio obligado a dar más pelotazos de los que a su entrenador le hubiese gustado.

El primer punto de quiebre del encuentro llegó al cuarto de hora y fue, como era de esperar, por una desaplicación defensiva del Córdoba. Alain se proyectó en ataque con libertad y encontró con facilidad a Soko, que superó a Calderón y cruzó un trallazo que Carlos Marín no pudo desviar. El tanto fue un golpe duro para el Córdoba, pero los de Ania se levantaron rápido, antes de poder regodearse en su daño. Apenas pasaron dos minutos hasta el empate, que evidenció lo que quiere ser este CCF. Una jugada trazada con paciencia desde atrás se aceleró en el centro del campo gracias al talento de los hombres de la medular blanquiverdes. El esférico llegó a Calderón con el Ibiza descolocado por primera ver en el partido y el de Paradas puso un centro medido a Casas que cabeceó a placer.

De estar tocado los blanquiverdes pasaron a tener el subidón del empate y a punto estuvieron de aprovechar la siguiente jugada para adelantarse, con una nueva internada por la izquierda que finalizó en el costado contrario con un centro de Albarrán que nadie alcanzó a rematar. Fue el último fogonazo antes de que el choque volviera a su planteamiento inicial, con un Córdoba que quería tener el balón y buscar las bandas, pero que se topó repetidas veces con el buen posicionamiento de un Ibiza sin prisa alguna.

El conjunto pitiuso, de hecho, tuvo un par de acciones a balón parado que generaron inquietud en los blanquiverdes. La primera fue una falta lateral botada por Eugeni que cabeceó Olaortua, obligado a Carlos Marín a estirarse. La segunda, un libre directo lejano que Eugeni convirtió en un tiro a portería que casi sorprende al meta cordobesista.

Cuando el primer tiempo parecía agonizar, llegó el segundo punto de agitación. Una nueva intentona del Córdoba por la derecha acabó con un centro de Albarrán que Alain despejó con la mano. Penalti claro que Kike Márquez transformó en el 2-1. Con todo de cara, sin embargo, el Córdoba se empeñó en dar alas a su rival, que aprovechó un saque de banda ya poco antes del pitido arbitral para hacer el 2-2, obra de Soko y responsabilidad de la tibieza de la zaga blanquiverde y la salida poco contundente de Carlos Marín.

El paso por vestuarios no varió el panorama de un partido con el mismo guion, con un Córdoba que quería buscar a su rival, un Ibiza cómodo en ese escenario, consciente de que su oportunidad iba a llegar. El vigor con el que el conjunto blanquiverde actuó en los primeros minutos se fue apagando y el Ibiza agrandó esa sensación de tener el escenario controlado.

El Ibiza lo decanta de su lado

Una circunstancia que quedó patente en la media hora final. El cuadro pitiuso avisó con una acción de Suleiman que Obolskii estrelló en el larguero. El Córdoba fue valiente y trató de responder, pero Diarra no pudo dar fuerza a un buen servicio de Casas. Poco después lo intentó Álex Sala, disparando fuerte tras una jugada de estrategia.

El choque estaba ahí, abierto y en el momento de la verdad. Pero entonces al Córdoba se le vieron las costuras. Porque cuando Guillermo Fernández Romo empezó a mover el banquillo, cada cambio mejoró a su equipo, algo que no pasó del lado local. Para colmo, el recién ingresado Recio perdió una acción aparentemente inocente con Roberto Arroyo tras un saque de banda y el atacante del Ibiza ganó sitio en el área para ceder a Gallar y que éste hiciera el 2-3 a placer.

Un auténtico mazazo del que Ania trató de reponerse pasando a jugar con dos puntas con la entrada de Alberto Toril. Pero ya era tarde, porque el Córdoba se vio devorado por las prisas y los nervios en un final de partido de pura impotencia. Un arranque amargo que, eso sí, puede servir para ver las debilidades del equipo ahora que el mercado de fichajes aún sigue abierto.