Análisis
Santiago Carbó
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Córdoba CF
El Córdoba CF vivirá hoy una jornada crucial para el futuro a corto y medio plazo de la entidad. No será en el aspecto deportivo, sino en el social, porque este 31 de julio era el plazo límite que Jesús León tenía para completar el último pago a Carlos González y cerrar de esa forma el proceso de compraventa del paquete mayoritario de acciones de la entidad cordobesista. Un proceso que se abrió hace año y medio y que ha dejado no pocos episodios después del desembarco del montoreño allá por enero de 2018.
Después de rediseñar el calendario de pagos inicialmente previsto, la fecha del 31 de julio quedó marcada como la definitiva en el cierre del trato entre Aglomerados Córdoba –la empresa con la que León accedió al conjunto blanquiverde– y Azaveco, la sociedad mediante la que Carlos González poseía cerca del 98% de las acciones de la entidad.
León debe hacer hoy efectivo un último pago de 4,5 millones de euros para que las acciones de la entidad blanquiverde sean suyas a todos los efectos. Y lo cierto es que, pese a que el montoreño ha insistido por activa y por pasiva en sus últimas apariciones públicas que iba a afrontar con seguridad esa operación, las dudas siguen marcando el trasfondo de la cuestión.
Unas dudas alimentadas también por Carlos González, que desde que se abrió este largo proceso de compra-venta siempre ha estado moviéndose en la sombra, apareciendo en los días previos a cada fecha señalada en el calendario de pago con la intención de agitar el ambiente y forzar a León a adelantar el cierre de la operación. Es por eso que el actual presidente del club tomó la determinación de aguantar hasta el último día recogido en el pacto sellado con González para hacer efectivo el pago.
Trasladadas esas dudas por la capacidad de Jesús León para pagar el último compromiso con González al club, la respuesta desde las oficinas de El Arcángel es de calma y convencimiento en que el plazo se cumplirá sin problemas. El montoreño lleva semanas moviéndose en busca de la liquidez necesaria para hacerse de manera definitiva con el club, aunque lo tormentoso del asunto hace que el entorno muestre sus lógicos recelos mientras aguarda el desenlace final.
En unas horas, para bien o para mal, el Córdoba superará otra fecha clave en su historia, aunque nada tenga que ver con el aspecto deportivo. De su resolución dependerá que la entidad pueda ganar al menos en paz social y evitar una judicialización que pondría en grave riesgo el futuro del club.
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