El Córdoba CF y su gente, binomio perfecto (2-1)

Un binomio perfecto e invencible. Cuando el Córdoba CF y su afición van en una misma dirección, empeñados en conseguir un objetivo, pobre del que se ponga por delante. En el partido más bonito en lo que va de temporada, con un ambiente de Primera División, los blanquiverdes sumaron tres puntos ante el Linares que suponen el primer gran golpe en la mesa. Los azulillos complicaron la vida a un CCF que dio la vuelta al marcador en una segunda parte primorosa, en la que llevado en volandas por un ambiente ensordecedor generado por las más de 18.000 gargantas presentes en El Arcángel, aplastó a su rival.

Fue la aplicación del artículo 34, que citaba el recordado Andrés Montes al jalear los mates de Shaquille O'Neal, el camino escogido por el CCF para incendiar el partido tras el descanso, al que se marchó por detrás en el marcador. Ya saben, aquello del hago lo que quiero, cuando quiero y como me da la gana. 20 minutos de primoroso fútbol de ataque sirvieron a los de Germán Crespo para mostrar que en El Arcángel hay un amo y es el Córdoba CF.

El pulso parejo entre dos equipos de lo mejor de esta Primera Federación se adivinó pronto. El Linares Deportivo se mostró valiente de salida, ahogando con la presión alta los intentos del cuadro local de jugar desde atrás. Los blanquiverdes, por su parte, contrarrestaban esa presión adelantando a sus laterales para salir con rapidez por los costados. Esa fórmula permitió a los de Germán Crespo sacudirse esa presión del cuadro azulillo, aunque los de Alberto González replegaban bien y se mostraban como un bloque sólido.

La intensidad de los duelos también denotaba la importancia del duelo, y ahí el Córdoba arrancó algo por debajo de su rival. Un par de pérdidas de Diarra en el centro del campo, fruto quizás del imponente ambiente, permitieron correr al Linares, por suerte sin consecuencias. Pero fue el Córdoba el que primero dio. Pasado el minuto 10, Simo robó un balón en campo rival y combinó rápidamente con De las Cuevas. El alicantino la entregó a Willy, que habilitó a Carracedo para que se plantase solo ante la meta rival. El extremo golpeó fuerte pero su chut se estrelló contra la cara de Ernestas.

Una primera ocasión que pudo dibujar un choque totalmente distinto. Con todo, el cuadro blanquiverde se dio cuenta que la espalda de los laterales del Linares era el lugar idóneo para percutir. Y en esa labor de volcó Carracedo. El diestro ganó una y otra vez a Alfonso para sacar buenos centros. Uno de ellos en el minuto 25 lo remató Javi Flores con rosca pero sin el suficiente efecto para que cogiera portería.

El Córdoba era mejor que el Linares en ese tramo del partido, aunque los azulillos mostraban una paciencia inquebrantable. De nuevo Carracedo ganó la línea de fondo para poner un centro tenso y fuerte, tanto que Willy no pudo dirigirlo a portería en su cabezazo. Los blanquiverdes se hicieron dueños del balón, aunque el Linares parecía cómodo en ese papel de víctima, esperando su momento para dar el golpe.

Y ese instante llegó ya camino del descanso, en el minuto 38, cuando Sancris ganó un balón en el costado derecho. La tenue presión de Simo le permitió hacer un dos contra uno junto a Callejón a Calderón. El lateral blanquiverde dudó y Sancris sacó un centro perfecto entre los centrales y el portero que Hugo Díaz cabececeó a gol de manera magistral corriendo al espacio y ganando la acción a toda la zaga.

El mazazo hizo que el Córdoba no supiera reaccionar ya antes del descanso. Para los blanquiverdes el golpe fue duro, después de 40 minutos percutiendo el rival se adelantaba en su primera ocasión clara.

Para cambiar la dinámica peligrosa que había cogido el encuentro, el Córdoba optó por salir quemando sus naves en busca del empate. Y el empujón resultó, a la postre, decisivo. Un par de duelos ganados por coraje, un acercamiento al área de Ernestas, y El Arcángel se vino arriba. Ese ambiente imponente lo aprovechó el CCF para atosigar al Linares y encontrar los frutos. Un remate de Willy que acabó en córner propició el empate. En el saque de esquina, el balón acabó llegando a De las Cuevas en la izquierda. El alicantino apuró la línea de fondo y puso el balón en forma de globo para que Diarra la bajase de cabeza perfectamente, dejando a Willy con la única tarea de empujarla a gol.

El tanto fue como echar agua en una sartén de aceite hirviendo. El Córdoba entró en ebullición y aplastó al Linares. La enésima recuperación en campo rival sirvió a Willy para sacar un centro desde la derecha que De las Cuevas estrelló en las piernas de Lolo González. Germán Crespo supo entonces que era el momento de arriesgar y sacó del campo al mediapunta para doblar la apuesta ofensiva con Casas.

Un movimiento que dio réditos solo tres minutos después. Con el Córdoba metido de lleno en campo rival, un centro medido por encima de los defensas rivales de Javi Flores lo cabeceó de manera sutil Casas, alejando el balón de Ernestas y dando la vuelta al marcador. Temblaron los cimientos de El Arcángel en la celebración del tanto del rambleño, cuyo impacto en el partido fue espectacular.

Porque solo unos minutos después, un mano a mano que facilitó Willy con un gran pase lo tuvo que sacar Ernestas con una brillante parada para evitar el doblete del ariete cordobesista, al que los centrales no podían contener. El Córdoba había metido el duelo en una coctelera y le había cambiado la cara de manera radical. Alberto González refrescó a su equipo, que estaba aturdido, sin encontrar excesiva respuesta. Germán Crespo también respondió a ese movimiento recuperando su esquema habitual con un mediapunta, al dar entrada a Kike Márquez por Willy.

En la avalancha que fueron los blanquiverdes en esos minutos, hasta Gudelj tuvo su ocasión. Fue en una acción a balón parado en la que el balón llegó a la frontal del área azulilla. El zaguero le pegó con el alma, pero Lolo González frenó el misil antes de que entrase. También Javi Flores, magistral en todo el partido, quiso probar fortuna y exigió a Ernestas una gran estirada camino del cuarto de hora final.

El Linares, que se veía perdido, buscó mordiente en ataque con Abeledo, que tuvo una buena oportunidad para igualar a la contra. Esa ocasión hizo que el Córdoba, sin perder ambición de salir al contragolpe, diera un paso atrás para manejar su renta protegiéndose. Con todo, el mayor susto llegó en un resbalón de Álex Bernal, que habilitó a Aitor, pero su disparo con todo a favor se marchó alto.

La labor de Adrián Fuentes en los minutos finales, estirando a su equipo y amasando balón dejando que pasaran los minutos, fue fundamental para que el Córdoba no sufriera en exceso, más allá de los nervios por el marcador apretado, para asegurar tres puntos que son oro puro.